Para poder conversar con tu hijo adolescente y prevenirlo sobre los riesgos del consumo de alcohol, primero tenés que saber cuál es la realidad en la que está inmerso en este momento. Por ello, en este primer taller virtual, propongo que nos adentremos en el último estudio cualitativo que hiciéramos desde la Secretaría, y que estuvo a cargo de la Lic. Marìa Ignacia Olcese, con 6 grupos-foco:
• Grupo 1: Jóvenes de 13 y 14 años de nivel alto;
• Grupo 2: Jóvenes de 15 a 17 años de nivel alto;
• Grupo 3: Jóvenes de 13 y 14 años de nivel medio;
• Grupo 4: Jóvenes de 15 a 17 años de nivel medio;
• Grupo 5: Jóvenes de 13 y 14 años de nivel bajo;
• Grupo 6: Jóvenes de 15 a 17 años de nivel bajo.
En este primer Capítulo se describen los Hábitos de Consumo de Alcohol de los adolescentes
y jóvenes de la ciudad de Córdoba, intentando
responder a los siguientes interrogantes:
• ¿Quiénes toman alcohol?,
• ¿Qué toman?,
• ¿Cuánto toman?,
• ¿Cómo consiguen el alcohol que toman?,
• ¿Desde cuándo toman?,
• ¿Con quién toman?,
• ¿Dónde toman?,
• ¿Qué y cómo son las Previas?,
• ¿Qué ocurre cuando toman?,
• ¿Qué riesgos corren cuando toman?,
• ¿Cómo se cuidan cuando toman?,
• ¿Porqué toman?.
¿QUIÉNES TOMAN ALCOHOL?
No todos los adolescentes y jóvenes entrevistados
toman alcohol. Si bien el consumo de
alcohol ha aumentado significativamente en los
últimos años, no todos toman. De hecho, en cada
uno de los grupos hubo una gradación de consumidores,
desde los que se consideran “grandes
consumidores” hasta los que, por una razón
u otra, no toman.
Sin embargo, y con independencia de los
hábitos de consumo, la problemática del
alcohol está fuertemente instalada en este
tramo etáreo. El tema les atañe a todos, sin
distinción de edad ni de nivel socioeconómico:
todos lo han pensado, y lo han conversado con
sus pares, todos han participado de reuniones
donde se toma, todos han “estado cerca”, todos
consideran que no hay diferencias significativas
entre los que toman y los que no toman alcohol,
todos tienen mucho para decir al respecto (en
contraposición con lo que dijeron algunos padres
cuando sus hijos fueron invitados a participar
en los grupos: “es muy chico, no creo que tenga
una opinión”, o “no va a poder aportar nada”).
Este nivel de proximidad con el alcohol pudo
observarse en todos los entrevistados.
La frontera entre los que toman y los que no,
es sumamente lábil y circunstancial, incluso
desde la perspectiva de los mismos entrevistados:
“capaz que me chupo tanto en la fiesta de
egresados que no vuelvo a tomar nunca más…”,
“una mina muy chupada es horrible, pero no
puedo decir que a mí no me va a pasar…”,
“el Fernet, me pareció asqueroso y no quise
tomar más, pero ahora voy a probar el vodka,
me dijeron que está bueno con Sprite …”,
“cuando era más chico tomaba mucho, ahora
no…”, “no sé cuando voy a dejar de tomar,
en la Facu, quizás…”.
Cuando se les pregunta concretamente si hay
diferencias entre los que toman y los que no
toman, no encuentran respuestas sólidas y
definitivas:”capaz que en mi curso las que toman
son las más rebeldes”, “si te ponés a pensar, las
más queridas toman menos, las más rechazadas
toman más, yo no tomo…”, “los que más toman
son los que quieren hacerse los chetos”, “los más
ñoñitos no toman hasta 4° o 5° año”, “no son
diferentes los que toman y los que no: podés tener
una familia buena que no quiere que tomés, y una
mala junta…, o al revés…, cualquiera se manda
cagadas”.
LOS QUE NO TOMAN
En los grupos pudieron observarse 3 perfiles
de “no tomadores”:
• Los que aún no empezaron: entre los más
chicos (13 y 14 años), los pocos que aún no han
consumido alcohol, saben, con una mezcla
de deseo y temor, que en cualquier momento van
a comenzar a tomar. Casi con vergüenza, hacen
hincapié en que no toman por una cuestión
circunstancial: “no sé…, no se dió…”, “todavía
no probé”, “compramos una petaca de Fernet
entre todos y justo me vinieron a buscar”;
• Los “reprimidos” por sus padres o por otros
adultos significativos. Aquello que los detiene en
el consumo de alcohol es un mensaje amenazador,
pero no terminan de hacer propia la decisión
de no tomar: “si mis viejos me ven chupada me
recagan a pedos”, “mi papá me maaata si se
entera que tomo”, “mis viejos están obsesionados…,
cuando vuelvo a mi casa me preguntan:
¿y?, ¿tomaste algo?, ¿había bebidas?, ¿vos
probaste?”, “si sospechan que puede haber
alcohol en una fiesta, no me dejan ir a dormir
a la casa de una amiga, me exigen que vuelva
a mi casa para comprobar que no tomé…”;
CAPÍTULO 1:
HÁBITOS DE CONSUMO DE ALCOHOL EN LOS JÓVENES
• Los que decidieron no tomar: en los 3 grupos
de jóvenes más grandes (de 15 a 17 años), hubo
algunos que han tomado la decisión, momentánea
o definitiva, de no consumir alcohol, ya sea
porque no les gusta el sabor: “¿para qué voy a
tomar si no me gusta?”, “ya probé y no me gustó,
y no tomo más…”, “antes no tomaba pero quería
probar, quería saber cómo era tomar, y probé, y
ya está, no me gustó el Fernet, me pareció un
gusto asqueroso, prefiero tomar una gaseosa y
comer un chocolate”, “no tomo, no me gusta,
prefiero las gaseosas, el vino me parece horrible”;
o bien porque no les gustan los efectos que el
alcohol produce: “una vez me agarré un pedo
espantoso en la fiesta de 15 de mi hermana, y
después me sentí re-mal, le arruiné su fiesta, fue
horrible…, cuando vi los videos, dije nunca
más…”, “para mí está re-bueno llegar a mi
casa y decir me acuerdo de todo, desde que
salí, hasta que llegué, y no tener que pasar por
la resaca que es horrible!”, “el año pasado, un
amigo que se daba con droga y alcohol, chocó
con la moto y se salvó de pedo, casi se mata, y
nos sirvió a todos para reaccionar, prometimos no
tomar más, yo aflojé, pero hay pibes que no
tomaron más…”.
Todo el resto de los entrevistados, en mayor o
menor medida, toman alcohol.
¿QUÉ TOMAN?
Algunos adolescentes comienzan consumiendo
bebidas energizantes, como Speed, Red Bull, o
Vitaliza, que “no tienen alcohol”, según reiteran
una y otra vez en los grupos, pero que producen
algunos efectos que “te hacen bien”: “cuando
salimos nos compramos una latita de Speed en el
kiosko, no tienen alcohol, pero igual te hacen
bien”, “yo tomo energizantes para tener más
pilas para la noche”, “tomo Speed o Red Bull
para no dormirme”, “no tienen alcohol, pero te
sacan el sueño, si no, te dormís”, “los viernes
estoy re-cansada, si no me tomo una Speed, no
salgo”, “tomo Vitaliza que es más rico que el
Speed”.
Otros se inician con cerveza o con “la petaquita de
Fernet”, que resulta fácil de llevar y ocultar, a la
que mezclan con Coca Cola. Según dijeron en los
grupos, las mezclas de una bebida no alcohólica
con otra que sí lo es, les permite a los más jóvenes,
que necesitan “hacerse los chetos” o “hacerse
los grandes”, y que se sienten presionados por
el entorno, simular que toman más de lo que
realmente toman: “yo me hago el que tomo para
que no me jodan, pero le pongo apenas de
Fernet”, “pongo mucha Pritty y poco vino”, “tomo
un traguito de la lata de Speed, y la vuelvo a llenar
con un chorrito de vodka, y con eso tiro toda la
noche”.
Muy rápidamente pasan a consumir “lo que
venga”, “lo que deciden comprar los chicos”, “lo
que ´haiga´, lo que están tomando”. En los grupos
se mencionaron fundamentalmente la cerveza y
mezclas que, más allá del sabor, tienen la ventaja
de que los tragos se pueden armar “a medida”, al
gusto de cada uno, como: “Fernet con Coca”, “Dr.
Lemon con vodka”, “Speed con vodka”, “Sprite
con Gancia”, “Baggio con Granadina y Gancia”,
“Pritty con vino tinto”. Las bebidas puras, salvo la
cerveza, son menos consumidas: el vino puro sólo
fue mencionado en los grupos de nivel bajo:
“juntamos un poco de plata y compramos un
tetra”.
En general, el sabor del alcohol que consumen,
no parece ser demasiado importante, más aún,
según dijeron en los grupos, muchas veces el
sabor les resulta desagradable: “los vinos me
parecen horribles”, ”el Fernet es re-amargo”,
“cuando probé el Fernet, me pareció asqueroso”,
“la cerveza no me gusta, y si está caliente, puajjjj”,
“la primera vez que tomé vodka le sentí un gusto
espantoso, y eso que estaba bien diluído”, “hay
que hacer un esfuerzo para que te guste”, “te lleva
un tiempo, pero te acostumbrás”. El atractivo
reside, obviamente, en los efectos que produce.
¿CUÁNTO TOMAN?
Como se señaló anteriormente, en cada uno de
los grupos hubo una gradación de consumidores,
desde los que no toman, hasta los que “se toman
todo, hasta la colonia de su mamá”.
Si bien los jóvenes hablaron con toda naturalidad
en los grupos sobre el alcohol, sin avergonzarse,
sin inhibirse, sin “suavizar” los datos, sin retacear
información, el abordaje de la cantidad de alcohol
que consumen no resultó fácil, posiblemente
porque ellos mismos no saben cuanto alcohol
consumen en total en una noche. Esto se debe,
por un lado a que consumen “mezclas”, en proporciones
no muy claras: “y… no sé…, un chorrito de
Fernet en cada Coca”, “más Sprite que Gancia”,
“un poquito de vodka en el Speed”, “apenas
de Fernet”, etc.; por otro lado, no saben cuánto
consume cada uno porque consumen colectivamente:
“y…, la botella baja, pero nunca se sabe
cuánto toma cada uno…”; y por último porque
muchos llegan a “perder la cuenta”, “cuando
empezás, te das cuenta de lo que tomás,
después ya no…”.
Más allá de las diferencias individuales, y sin
pretender establecer un promedio, varios entrevistados
dieron cifras altas y muy altas de su consumo
habitual: “5 o 6 Gancias con Sprite cuando
salimos”, “unos 5 tragos por noche”, “un Fernet
entre 5”, “serán 8 vasos de Fernet, pero suavecito”,
“una botella de vodka entre 3”, “muchíiiisimo
más de lo que se imaginan nuestros viejos…”.
Entre los 5 y los 8 tragos, y sin especificar de qué,
todavía consideran que “está todo bien”; más allá
de ellos, ”se pierde la cuenta”, “te perdés”, “ya no
sabés más nada”, “un amigo que tiene 13 se
tomó el sábado 6 cervezas y 6 Fernet, se
pasó…, lo tuve que llevar en un taxi a su
casa…”.
¿CÓMO CONSIGUEN EL ALCOHOL QUE TOMAN?
En todos los grupos, dijeron que no tienen dificultades
para conseguir alcohol. Incluso los de 13 y
14 años dijeron que lo compran en los kioscos, en
el super, en el almacén, en mayoristas, en vinerías,
“en cualquier lado”; “está muy al alcance”,
“no es un problema conseguirlo”.
Algunos toman ciertos recaudos “como pedirle a
un adulto que te compre”, “uno de los hermanos
más grandes o los padres te compran”, o bien “se
manda al que tiene más cara de grande para que
compre”. Sin embargo, estos recaudos están
fundados más en un temor de los adolescentes
que en limitaciones reales para acceder al alcohol.
De hecho, cuando se preguntó en los grupos si
alguna vez habían tenido dificultades para conseguirlo,
sólo uno de ellos recordó: “ah, sí, en una
fiesta de 15 no me quisieron dar”.
Pareciera que los adultos incluso se divierten al
asumir una actitud cómplice. Un adolescente de
13 años comentó: “el del kiosco siempre me
pregunta cuantos años tengo, y yo le digo 18…, él
se ríe, capaz que se da cuenta…”, “si en el super
me preguntan, yo le digo que es para mi papá…,
la cajera se caga de la risa…”, “si el vendedor te
empieza a mirar con cara de desconfianza,
siempre hay alguien piola en la cola que lo
compra por vos”.
¿DESDE CUÁNDO TOMAN?
Pareciera que la edad de inicio de la ingesta de
alcohol depende de 2 factores: la familia y “las
juntas”.
Hay familias en las que resulta natural darles
alcohol a los chicos: Varios entrevistados dijeron
que habían comenzado a tomar desde muy
chicos: “mi papá hacía sangría y nos convidaba,
desde que yo me acuerdo: a los 6, 7…”, “el
alcohol siempre me gustó, a los 8 más o menos
empecé a tomar alcohol, en mi casa me dejaban
tomar la cerveza que quedaba en los vasos”, “a
los 8, 9, me tomaba el vino que sobraba en los
asados…, un traguito, pero me fui acostumbrando…”,
“a los 11, mi abuela me dio un vaso grande
de Fernet para que probara”, “cuando yo era
chico, mi viejo me servía un traguito de cerveza
en un vaso para mí…, ¡me encantaba…!”.
“Las juntas”, los amigos o amigas, generalmente
del colegio, también influyen en la edad de
comienzo. En los grupos hicieron algunas generalizaciones
sobre los colegios para explicar cuándo
comienzan a tomar y cuánto toman en los distintos
grupos: “el colegio tiene mucho que ver:
cuando me cambiaron de colegio me puse más
rebelde, en el colegio al que voy ahora las chicas
chupan muchísimo, y también fuman a la salida
del cole”, “hay grupos que sí y grupos que no…”,
“en mi colegio están más controladas, pero unas
de tercer año se llevan la petaca de Fernet al
cole”, “las chicas chupan mucho… a veces llegan
tan mal a clases que el colegio llama a los padres
para que las vengan a buscar”, “en mi colegio son
unos ñoños, los más ñoñitos no toman hasta 4° o
5° año , antes no salen, prefieren quedarse con
los primitos a jugar a la play”, “se hacen las
santitas pero son las peores, ¡se chupan todo…!”.
En cuanto a “los primeros pedos”, los varones los
ubican en los 12 ó 13 años: “a los 12, 13, en la
calle, con amigos…, te comprás un tetra y lo
mezclás con Pritty, un asco…, hoy no tomaría esa
porquería, pero queríamos probar cómo era…”, “el
mío fue a los 12, creo, fue un pedo melancólico,
me puse a llorar…, ¡fue horrible!”, “en el cumpleaños
de un amigo más grande, caímos nosotros
que teníamos 13 años y nos chuparon a todos”,
“mi primera borrachera fue agresiva, me agarré a
trompadas con todos mis amigos, todavía no
entiendo porqué…, tenía 13 años…”. Las mujeres
ubican sus primeras borracheras un poco más
tarde: a los 14, 15, e incluso a los 16 años.
¿CON QUIÉN TOMAN?
Ninguno de los entrevistados toma solo. El
consumo de alcohol entre los jóvenes es un
hecho social: “no se me ocurre sentarme en mi
casa a tomar un vaso de vino, como los viejos…”,
“qué aburrido chupar solo, si se me pinta
chupar me voy a buscar algún pibe del barrio”,
“cuando estoy con amigos, tomo, solo jamás”.
Si bien todos toman con amigos, en los
grupos pudo encontrarse dos modalidades de
consumo de alcohol:
• Los que toman más cuando se sienten en
confianza y contenidos por sus amigos: ”yo
tomo en el grupo de amigos, estás más en
confianza”, “te sentís más seguro entre amigos”,
“tomo con mis amigas, para reírme un rato cuando
estás en confianza”, ”voy con mis amigos a las
fiestas de los colegios y ahí tomo”, “en un baile no
tomo mucho, me siento más insegura”, “el primer
día que vas a un boliche que no conocés, no
tomás, la segunda vez, si…”;
• Los que, por el contrario, toman más cuando
están entre desconocidos, por presiones o
para desinhibirse: “cuando no conocés a los
chicos y querés hacerte la canchera”, “para no
quedar mal con los chicos desconocidos: si decís
que no, quedás como una cagona, te dicen puta!”,
“tomás cuando te querés levantar una mujer que
no conocés…”.
¿CUÁNDO TOMAN?
Los más chicos, toman cuando y donde
pueden. Lo importante es probar, experimentar, y
para eso cualquier oportunidad es buena: “te
hacés la chupina con amigos y ahí todos toman, y
si no, te dicen que sos un cagón…, también
compramos puchos sueltos y fumamos”, “a la
salida de gimnasia, le decimos a mi vieja que nos
tenemos que quedar y compramos una petaca de
Fernet”, “cuando nos juntamos en una casa a
estudiar y no están los padres…”.
La mayoría toma básicamente los viernes y
sábados por la noche, o una de las dos
noches: “si tomé el viernes no tomo el sábado”,
“no me banco tomar las dos noches seguidas”.
Pero en los grupos pudo encontrarse toda la
gradación: algunos que toman también por la
tarde: “una cerveza por ahí cuando hace mucho
calor”, “una cerveza para festejar cuando salimos
de jugar al fútbol”, “puede ser a la tardecita,
cuando hace calor, te juntás con los amigos a
tomar una birra”, y también referencias a otros
que toman “las 24 horas” y durante varios días
seguidos: “unos amigos se fueron a Carlos Paz en
Semana Santa, eran 12, se compraron 8 botellas
de tequila, y tomaron las 24 horas, se pusieron
muy mal, tuvo que venir un padre a buscar algunos
chicos, y otros se quedararon un día más
para poder recuperarse”, “hay negros que empiezan
chupando en la previa de los viernes, de ahí
se van al baile y se remaman, el sábado van a
otro baile y el domingo a otro…”.
Por otro lado, es necesario destacar que
muchos jóvenes toman cuando y cuanto
quieren tomar: deciden y planifican sus consumos,
manejan las cantidades: “estoy esperando
terminar de rendir para remamarme, este sábado
no, el que viene, me voy a remamar”, “los viernes
no tomo porque los sábados a la mañana tengo
francés”, “cuando jugamos al fútbol no tomamos”,
“si el partido es a la tarde, podés tomar hasta
quedar enfiestado, más no porque después, en el
partido, no podés ni pensar “, etc. Otros en
cambio, toman “lo que te va pintando”.
¿DÓNDE TOMAN?
Los adolescentes de 13 y 14 se juntan en espacios
donde no se vende alcohol, al menos formalmente,
pero de un modo u otro se las ingenian
para conseguirlo. En estos espacios el consumo
de alcohol tiene todo el atractivo de lo prohibido,
de la transgresión, y las presiones de los pares
son muy marcadas: “si no tomás te dicen que sos
un inmaduro”, “te tratan de ñoño”, “te dicen
cagón”, incluso “te dicen puta!”.
En los grupos, se mencionaron algunos espacios
de encuentro donde consumen alcohol:
• Las fiestas de los colegios o de los clubes:
“vamos a las fiestas de los colegios, que hacen
los chicos más grandes para juntar plata para el
viaje de estudios”. Allí no se vende alcohol, pero sí
se consume: “te ponés de acuerdo y cada uno
lleva una petaquita de Fernet, y se lo vas
agregando a la Coca que comprás”, “en una
fiesta del colegio, se acabó el Fernet que habían
llevado, y uno de los chicos lo llamó por el celu a
su viejo para que le llevara más y el padre fue en
el auto y le llevó una botella grande de Fernet para
que todos tomaran…!, acabaron todos chupados,
pero después de eso no se hicieron más fiestas
en el colegio…”, “en las fiestas del club hay
padres por todos lados y muchas madres que te
pescan enseguida si tenés olor a algo…”, en el
club son más descuidados, no se dan cuenta si
tomamos, o capaz que se hacen los tontos…”.
• Los cumpleaños: en algunos cumpleaños de 13
y 14 no hay alcohol, aunque algunos llevan o “se
roban cualquier cosa que encuentran en la casa”,
en otros cumpleaños sí hay: “te comés los mocos
si no tenés qué chupar…!”. Los cumpleaños
”algunas veces funcionan como las previas
porque después nos vamos a bailar, pero la del
cumple pone la comida y la bebida”. También los
cumpleaños se diferencian de las previas grandes
porque “no va cualquiera, vos sabés quien va a tu
casa”, “vos invitás al que querés”, “siempre hay
alguno que se quiere colar, pero si vos no querés,
no lo dejás entrar”.
• Las “juntadas”: son reuniones que se hacen
entre las 10, 10.30 y las 2, 2.30, también entre
conocidos, “en la casa de uno y con padres”,
los padres hacen hamburguesas o lomitos, o bien
“ponemos 10$ y compramos pizzas y cocas”. En
las juntadas hay música, algunos tocan la guitarra,
“por ahí bailamos en ronda, por ahí cuartetos más
en parejas”, “algunos se quedan sentados, jugamos
al metegol, al pingpong”, “van como unas 20
ó 30 personas, todos conocidos, a lo mejor un
amigo lleva a la hermana, pero todos la conocemos”.
También en estas juntadas el alcohol circula
a escondidas de los padres, o “como a las 12, 1,
cuando los padres se van a dormir”.
• Las fiestas con disc-jockey: son fiestas más
grandes, en las que “pueden llegar a juntarse
como 100 personas”, organizadas por los mismos
chicos, que contratan y juntan la plata para los
disc-jockey (unos $300), “la casa queda hecha
pelota, el pasto destruido, siempre se rompen
cosas, unas sillas, algo…”, se suelen hacer en
circunstancias especiales, como el fin de curso, y
tienen un aire más festivo, y allí, “seguro que
alcohol hay…”.
• Los clubes donde no son controlados: “nos
juntamos como 40, 50, en el quincho del Club,
juntamos como $500 y compramos muuucho
Fernet con Coca y nos quedamos, charlando y
chupando…”.
• Los boliches: la mayoría de los entrevistados
de 13 y 14 años de nivel medio y alto, dijeron que
aún no van a boliches, los de nivel bajo, sí. Si bien
el ingreso a boliches es más difícil que el acceso
al alcohol, tampoco es “tan grave”. Según dijeron
en los grupos: “a los boliches de 16, van los de
13, a los de 18 los de 16, a los de 21, los de 18”.
Los entrevistados dijeron que eligen los boliches
“por la gente que va”, “por la música que ponen”:
“si hay marcha no voy, no me gusta”, “vamos a
algún boliche del Abasto porque nos gusta el rock
pesado, la onda dark”, “me gusta un boliche del
Chateau, hay mucha droga, música electrónica,
reggaetón, cumbia…”. Pero también eligen
básicamente “porque sabés que te dejan entrar”,
“voy a tal boliche porque no te piden documentos”,
“en dos boliches que conozco me dejan entrar, no
joden con la edad”, “en los de Nueva Córdoba
entramos 5 ó 6 chicas con el documento de una
hermana más grande”. En el nivel alto dijeron que
van a alguno de los boliches del Chateau, y que
entran a cualquiera con documentos falsos: “hay
programas en la compu para hacer carnets
con la fecha de nacimiento falsa…”, “los
documentos falsos se compran, eso no es
problema…”.
• Las fiestas de 15 parecen constituir la última
barrera de los que no han tomado aún alcohol, y
una oportunidad en la que muchos tienen su
primera gran borrachera.
• Los bailes de ...: los bailes de... en Sargento o
en Forja constituyen el lugar de mayor atractivo en
los grupos de nivel bajo, tanto para los de 13, 14
como para los de 15 a 17. A algunos de los más
chicos no los dejan ir, pero hacen todo para ir
igual: “al baile de... no me dejan ir porque es más
peligroso, pero igual me escapo, les digo que voy
a lo de un amigo y voy...”, “los viejos te psicologean
para que no vayás al baile, yo lavo el auto,
corto el pasto y al final me dejan, para que no les
hinche más las bolas…”, “no me dejan ir, pero
hago de todo para que me lleven mis hermanas
más grandes”, “nos juntamos todos para ir a…, si
ven que somos muchos, no te hacen nada…”,
“vamos juntos y adentro nos quedamos juntos…
todos ponemos la guita que tengamos y compramos
o unas cervezas o unos vinos…”, “en el baile
se vende todo grande… el vino en litro, la cerveza
grande, la botella de Fernet”. Además de las
prohibiciones de los padres, los jóvenes deben
superar los controles policiales, pero esta barrera
resulta más fácil aún de sortear. Un joven de 17
dijo: “vos ves en la cola de los bailes de... a nenes
de 12 ó 13 que no los dejan entrar porque son
menores y no está con los padres, pero no se
hacen drama, se dan vuelta y seguro que el
primero que sigue en la cola lo hace entrar…”.
• Y también los jóvenes de todas las edades
y de todos los niveles socioeconómicos,
consumen alcohol en las previas.