Tengamos presente que el ciclo del peronismo gobernando Córdoba lleva 22 años. Todo lo bueno que uno pueda ver y todo lo malo o lo pendiente no tiene otro responsable que ellos.
Schiaretti asume un nuevo gobierno. Y la duda -que siempre se da cuando un gobernante se perpetúa en el poder- es si podrá ser capaz de generar un cambio profundo desde su propia "estabilidad" como grupo de poder, con la conciencia de que Córdoba sigue a mitad de camino. Y que la provincia todavía tiene muchas "asignaturas pendientes".
"¿Para qué cambiar si nos siguen eligiendo?" podría ser el consejo de cualquier gurú de marketing político. Esa es la alternativa que diferencia a un político de un estadista. En efecto la tentación de mantener el "status quo" para evitar sorpresas es comprensible. Pero a los cordobeses no nos conviene. Necesitamos gente capaz, renovada, que lleve la competitividad de esta provincia hacia el umbral requerido.
El nuevo gabinete del gobernador ha dilucidado la cuestión. Todo indica que se decidió por la conservación del poder. No tomar riesgos. Hacer mínimos cambios para que nada cambie.