Córdoba corrupta: ¿vamos a reconocerlo?


Tenemos una geografía privilegiada y la población suficiente, universidades que nos prestigian, una armonía interreligiosa que sorprende, una historia que nos enorgullece. Tenemos algunas de las más grandes empresas del país y mucho para ofrecer al mundo…

Ahora también tenemos un presidente que expresa su gratitud, enviando abundantes fondos para obras largamente esperadas. Y una rara “amistad política” entre los tres niveles de gobierno que hace que todo fluya.

Pero sufrimos un gravísimo flagelo que, si no lo enfrentamos, nos mantendrá estancados. Nuestro problema es que somos una provincia con tanta corrupción como las peores del país. Y lo más grave es que no estamos dispuestos a reconocerlo.