Quinto Día (Novela Siete Días)

5:30 hs La noche había tenido un condimento muy particular. Mientras se lavaba los dientes sonreía. Estuvo a punto de prender la radio para comenzar a escuchar las repercusiones del día anterior. Pero se dio a sí mismo la licencia de demorar unos minutos más el “enchufarse con la realidad” para saborear lo que había pasado.

Al llegar al hotel, había podido estar con sus chicos, tranquilo, jugar al ping pong con su hijo, hacer como que hacía gimnasia con sus hijas en el subsuelo, incluso tirarse a la pileta climatizada con todos luego de cenar. Mientras disfrutaba, había sacado una cuenta mental: hacía más de dos años que no tenía una noche, así, tranquila, sin ningún apuro y sin ningún condicionamiento. Recordó la canción de Silvio Rodriguez que sabía cantar en la guitarra cuando era adolescente: “la ciudad se derrumba y yo cantando…” “… y yo nadando” se rió mientras esperaba a su hija que hiciera toda una pileta entera sin respirar.

Era consciente que esa foto era en sí misma una distorsión. Con su familia viviendo en un hotel ¿Cuánto podrían aguantar? Sabía incluso que ese momento era, tal vez, la calma antes de la tempestad. En estos cuatro días había desatado fuerzas incontrolables que ahora se movían cual tornados por la ciudad buscando confluir para destruir todo. Pero aún con esa conciencia, nadie le iba a sacar ese pasajero, pero vital momento de disfrute.

¿Y mamá? Le preguntó a una de sus hijas. “Dijo que salía a hacer algunas cosas y ya volvía”. La respuesta lo inquietó. Ya eran más de las 10 de la noche. ¿Y si le había pasado algo? ¿Qué podría hacer él si de repente le arrebataran a Alejandra? Un frío le pasó por el cuerpo de sólo pensarlo.

Se puso la bata y pidió a sus hijos que se cuidaran entre ellos. “No salgan de aquí por favor”. En la puerta, le pidió lo mismo a uno de sus guardaespaldas que había quedado afectado toda la noche a cuidarlo. “Por supuesto, Intendente. ¿Pero usted dónde va? Es mi obligación acompañarlo a usted a donde vaya.” “Voy hasta la habitación a ver si está Alejandra que, me dicen, salió y no ha vuelto hasta ahora. Pero prefiero que en este caso cuides a mis hijos. Cualquier novedad serás el primero en saberlo.” “Si le parece bien, quedemos que si usted no vuelve en 20 minutos, subo hasta la habitación a confirmar que todo está bien” pidió el guardaespaldas que tenía un sentido de la responsabilidad en su trabajo de protección del intendente, que a veces sonaba hasta exagerado, pero que -dada su tarea- lo convertía en un profesional confiable. “Quedemos así, ok” confirmó Martín.
Cuando llegó a la habitación intuyó que estaba Alejandra porque algunas de las luces estaban prendidas. “¿Alejandra?” preguntó, pero no hubo respuesta. Esto le generó mayor inquietud todavía. Caminó hasta el baño. Vio que la puerta estaba entreabierta. “¿Alejandra?” Por un segundo intuyó lo peor y hasta imaginó quién podría odiarlo tanto como para hacerle algo malo a su mujer.

Abrió la puerta. Pero allí estaba Alejandra. Su querida Alejandra. Con un peinado muy especial que -se notaba- había sido recién realizado por un peluquero profesional. Con una lencería absolutamente sensual. Y un maquillaje en su cara, sutil, pero perfecto en cuanto a cómo resaltaban sus ojos, sus pómulos y su boca. Tuvo ganas de desahogar sus últimos minutos de nervios, contándole que había pensado lo peor. Pero advirtió que allí había un plan de parte de su mujer. Y que el plan no contemplaba miedos, sino todo lo contrario.

“Sos hermosa, pendeja de mierda” le dijo Martín, como solía decirle en su época de novios. Ella se acercó delicadamente y comenzó a sacarle la ropa con una sensualidad que hacía años no veía en su mujer. El tuvo la intención de acelerar los tiempos, sobre todo porque no se había olvidado que habían quedado sus hijos a cargo del guarda espaldas. Pero ella lo impidió. “No, chiquito. Ahora la que manda soy yo”. Alejandra era realmente hermosa. El paso del tiempo se le notaba en su cuerpo, los hijos, las tensiones vividas, los esfuerzos. Pero mantenía curvas y actitudes que la hacían una mujer muy apetecible para cualquier hombre…

Fue una hora de sexo desenfrenado, donde Alejandra le regaló a Martín todo lo que él hubiera esperado y soñado de una mujer. Y más. Las novedades superaron cualquier límite. Como nunca, pudieron hacerlo una y otra vez. Y otra, sin solución de continuidad. Fue un momento sublime. En el que la carne fue saciada en todos sus aspectos. Pero también el alma. El corazón y cada uno de sus sentimientos.

Lo más gracioso fue el golpe fuerte de la puerta del baño por parte de su guardaespaldas. Al no haber tenido respuesta a los llamados en la puerta principal de la habitación, Jorge -así se llamaba- había corrido por las escaleras hasta la planta baja, reclamando la llave. El pedido había puesto en alerta a todo el hotel. Varios guardias se sumaron en el momento en el que abrieron la puerta de la habitación y fueron hasta el baño para golpear allí la puerta, aunque -a esa altura- ya intuían lo que en realidad había ocurrido.

“Jorge -dijo Martín con una toalla tapándolo levemente mientras hablaba con la puerta del baño apenas entreabierta-. Sé que te estoy pidiendo demasiado. Pero necesito que acuestes a los chicos en la pieza del lado y les digas que Papá y Mamá ya van para allá.” Jorge sonrió como si fuera un amigo de la infancia. El también admiraba a este joven por los “huevos que tiene”, como le había dicho a su propia mujer una vez que había vuelto de su trabajo a su hogar para la cena. “Claro, Intendente. Delo por hecho”.

La noche de sexo se extendió por dos horas más. Se mezclaron momentos de caricias y cosquillas con un buen baño espumoso en conjunto. Y volvieron a besarse como no lo hacían desde que iban a los “reservados” de los boliches de Mendiolaza.

“Mi amor. Has sido como una gata contratada! De dónde has sacado tantas “habilidades” dijo Martín riéndose. “No me voy a dejar ganar por una brasilera -respondió-“. Martín se quedó helado. “Ay nene, nene -dijo con una gran ternura- Acordate que Alejandra sabe todo. Sé de esa tal Joaquihna y lo que te propuso e incluso lo que te hizo, porque vino a hablar conmigo para que yo te convenza de aceptar ese dinero. Me mostró fotos incluso” Martín empezó a ponerse colorado de la vergüenza como si fuera un niño al que le han descubierto que robó caramelos en el kiosco. “Pero ella también me contó tu reacción esa noche, y también hoy con el gobernador. Se que te pegaron. Esa mujer quedó enamorada de vos, al ver tu entereza.”

“Alejandra, no sólo te quiero sino que te admiro, pendeja”. Alejandra sonrió, pero una lágrima le corrió por la mejilla. Que fuera capaz de soportar tanta presión, no quería decir que no sufriera por ello. Mientras él le secaba esa lágrima con su dedo ella agregó, como en chiste: “hasta sé que estás con el colesterol por las nubes, hijo de puta -recriminó con cariño- y que fuiste capaz de pedirle a Carlos que no me contara nada”. Martín estaba desnudo en muchos sentidos frente a Alejandra. La única persona que realmente podía con él. Porque lo conocía más que él a sí mismo.

“Yo te banco, Martín, te banco a muerte. Porque sé lo que has soñado y lo que has luchado para llegar aquí y hacer lo que estás haciendo. No sé cuánto voy a poder soportar las cosas que estamos viviendo. Pero mientras pueda, voy a estar a tu lado, mi amor”

El largo abrazo, el beso con gusto a lágrimas que rodaban por las mejillas de ambos, ese momento era tal vez más sublime que el propio sexo que acaban de tener. Más intenso. Un sentimiento parecido al que se tiene cuando se ve salir al hijo de uno de entre las piernas de su madre.

Volvieron a hacer el amor una vez más, pero esta vez con la lentitud de dos personas que lo hacen para calmar el dolor, la ansiedad. Para expresarse amor puro. El momento máximo esta vez fue con abundantes lágrimas.

Antes de dormirse ambos, abrazados y desnudos, con las energías del alma renovadas y con todos los cables del corazón revisados, Martín le contó un sueño loco que andaba dando vuelta por su cabeza. “Ale: tengo la impresión de que va a ser tanta la presión que recibiré para echar atrás las reformas que estamos haciendo, que tal vez sea bueno pensar en eyectarme en algún momento e irnos a vivir a otro país.” Alejandra lo miró tratando de interpretar cuál era el plan completo, porque así expresado no le cerraba. “En algunos momentos de boludez he pensado incluso en tener preparado una simulación como que alguien me mata, aparecer como oficialmente muerto, y en realidad que eso me sirva para escaparme contigo y los chicos e iniciar una nueva vida completamente distinta.”

Ahora sí, Alejandra tenía en claro lo que pasaba. Luego de tanta descarga, Martín simplemente estaba soñando cosas imposibles y hablando estupideces. Como le ocurría cuando se enojaba a la vuelta de sus largas tertulias políticas y le decía que había tomado la decisión de abandonar la política e irse a vivir al sur con ella. “Vamos a poner un hotelito y listo. Empezamos de nuevo, desconectados de tanta mierda…”

Su cara en el espejo, mientras terminaba de lavarse los dientes, reflejaba que sólo había dormido finalmente tres horas. Pero estaba feliz por haberse vuelto a conectar con su mujer como lo había hecho. No lo sabía hasta esa noche, pero ahora sí estaba seguro que eso era lo que necesitaba. Era como si le hubieran recargado todas las pilas para salir a jugar un segundo tiempo.

Prendió la radio y se divirtió con la opinión que justo estaba dando un especialista en temas políticos. “Este chico que gobierna la Municipalidad es un talibán. Así, sin tapujos, un talibán hecho y derecho. Hemos elegido como intendente a un talibán con todo lo bueno y lo malo que eso tiene. Martín es un católico ferviente que incluso va a misa un día de semana. 

¿Quién en pleno siglo XXI va a misa un día de semana? Sólo un talibán. Y con esa convicción a este tipo nadie lo va a parar. Porque, como son los talibanes, él cree que si muere por esto, Dios lo premiará con un cielo con siete ríos y siete vírgenes. Disfrutemos entonces que tenemos al frente del barco a un loco imparable. Dispuesto a morir con una bomba atada a su pecho. Pero estemos atento porque en cualquier momento, le hace poner el tul negro a las mujeres hasta el momento en que se casen” El analista era famoso por sus análisis sesudos pero a la vez desopilantes y sarcásticos.

Cuando echó un rápido vistazo a los diarios locales y nacionales se sorprendió mucho. Era como si alguien lo hubiera hecho a propósito, pero no cabía -en este caso- pensar en una conspiración. Los diarios locales parecían haberse puesto de acuerdo para atacarlo casi todos. Como si la “luna de miel” se hubiera terminado y alguien hubiera dado la orden de empezar a mostrar las zonas erróneas de su gestión. El principal diario había puesto en su portada la cuestión de la empleada en negro de su Gerente de la Ciudad. La editorial era inusitadamente dura: “Esta gente viene con la espada de la moral y la transparencia a cortar cabezas en la oscura municipalidad. Pero resulta que en su casa también son oscuros y poco transparentes.” Otro diario le otorgaba un largo reportaje al sindicalista Gimenez que se despachaba con una caterva de mentiras para enlodarlo. Un análisis de uno de los diarios más críticos llegaba a decir: “¿Este intendente que le habla a los jóvenes en la pradera ¿quién se cree… el Papa… o el mismo Jesús anunciando las bienaventuranzas?”

En cambio, los diarios nacionales, habían puesto su mirada con curiosidad sobre la gestión de este intendente vecinal desconocido, pero que ya había generado suficiente ruido como para que los ecos de sus políticas golpearan las puertas de Buenos Aires. Los principales diarios de capital traían artículos completos, reflejando la “revolución” que estaba produciendo este joven intendente. “Desde Córdoba, llegan nuevos aires de lo que -en verdad- todos los argentinos estamos esperando de sus políticos.” Eran algunos de los comentarios favorables que se expresaban en esos artículos.

Un sms de su gerente, cortó con sus preparativos del baño y lo apuró a vestirse. “Martín, no quiero afectarte a vos ni a tu imagen con mis cuestiones. Así que estoy dejando mi renuncia sobre tu escritorio. Gracias por confiar en mi”. Lo llamó por teléfono: “no renuncies -le dijo- esta cuestión es una boludez y lo vamos a superar” Pero la cuestión no era tan sencilla. “Gimenez me pidió un café ayer y me mostró una carpeta dónde tiene fotos de un momento en el que le fui infiel a mi esposa. Y no está preparado mi matrimonio para semejante golpe. Así que doy un paso al costado Martín”.

6:00 hs Martín viaja hacia la municipalidad nuevamente en un auto oficial -su auto había quedado destruido y moverse en taxi por todos lados iba a resultar imposible-. En el camino llama a su secretario de confianza: “¿Te acordás de esas fotos que nos mostraron de Gimenez en una fiesta en el sindicato con varias mujeres, incluso una muy adolescente? Trasladá esas fotos a la prensa y a las redes sociales. Con eso van a tener para divertirse” Su secretario intentó discutir la jugada, pero Martín cerró esa posibilidad. “Es una orden.”

Recibe un llamado a su celular de un director de medios que se queja porque uno de sus hombres le ha dicho: “si comenzás a pegarnos como has hecho hoy olvidate de la pauta”. “Nunca falta el que por querer arreglarla, la termina de joder” pensó. 

Otro medio lo llama por teléfono y al aire le pregunta si podía anticipar qué medidas tomaría hoy. El periodista -en sorna- le dice: “Intendente. En el quinto día estamos leyendo aquí que Dios creó los seres vivos que habitan los mares y las aves que vuelan en el cielo…. En su caso ¿Qué hará en este quinto día?” preguntó el reportero. “En mi caso voy a hacer desaparecer a todos los periodistas de la faz de la tierra.” El chiste fue celebrado por el periodista y los que lo acompañaban en la conducción del programa. No había sido usual en estos primeros días ver al intendente descontracturado. Probablemente la noche de amor vivida había tenido que ver en su buen talante de la mañana.

“Fuera de broma, puedo decirles lo siguiente -anunció Martín-. Realizadas las acciones para ordenar la administración municipal, asegurar los principales servicios (transporte, limpieza) y la seguridad, durante el 5to día vamos a anticipar las medidas que adoptaremos para alentar el desarrollo de oportunidades económicas para todos los cordobeses, teniendo como principal propuesta convertir a Córdoba en un polo turístico de proyección internacional y en la Ciudad del Conocimiento. Somos conscientes que ninguna transformación política como la que estamos haciendo es realmente útil, sino logramos que rápidamente repercuta en el bienestar económico de nuestra gente.”

7.00 hs. El salón central de la Municipalidad estaba repleto de personalidades, muchas de ellas que habían sido invitadas y otras que se habían acercado espontáneamente a escuchar los anuncios. Era bastante raro lograr semejante cantidad y calidad de concurrencia a un horario tan temprano de la mañana. Pero el “vendaval Martín” -como había titulado un artículo un periodista de análisis- estaba generando tendencia y eso incluía levantarse muy temprano y estar dispuesto a estar parado en una reunión a las 7 de la mañana.

Martín tomó la palabra. “Amigos, gracias por estar acompañándonos tan de mañanita. Primero que nada debo contarles a ustedes y a los periodistas presentes que el Gerente de la ciudad me ha presentado su renuncia, afectado por las noticias difundidas hoy. Es una pena grande porque se que hubiera sido un gran gerente de la transformación que pensamos producir en la Municipalidad y en la ciudad. Pero entiendo que no esté acostumbrado ni dispuesto a este nivel de manoseo de su vida privada, por provenir del mundo empresario. A lo largo del día vamos a designar un nuevo gerente, porque seguimos entendiendo que la idea es buena. Una empresa tan compleja como es la municipalidad requiere un gerenciamiento del primer nivel.” Más de uno no había alcanzado a leer el diario antes de llegar al evento por lo que hubo sorpresa y murmullos en el salón.

“Quiero decirle a la gente que seguramente no será el último funcionario que perdamos en el camino. Y esto porque, cuando uno despliega una estrategia como la que nosotros estamos llevando delante de dar un shock a la estructura municipal y a la ciudad toda, con un paquete de medidas muy profundas, muchos intereses contrarios se despiertan. Y lo primero que buscan es encontrarle el error en su vida pasada o presente al funcionario (y también al intendente) para poder neutralizarlo en su impulso reformador. Y seguro encontrarán cosas. Porque ni yo ni ninguno de mis colaboradores somos seres santos venidos de otro planeta. Somos gente de carne y hueso que más de una vez hemos cometido faltas menores y mayores. Por lo que les pido que no se sorprendan. Así es la política y sobre todo en países como los nuestros. Y aunque no nos guste, hay que trabajar con la realidad, no con el deber ser”

Martín estaba intentando esmerilar a todo su cuerpo de colaboradores para que otra carpeta de fotos comprometidas no le tumbara a uno de ellos.

Martín continuó hablando tranquilo. De alguna manera, el discurso de la tarde anterior en la Universidad Católica lo había despegado del rol de ejecutivo que había adoptado en los primeros días y lo había proyectado más hacia un rol de estadista. De hombre con una visión.

“Estoy muy contento que en estos días ciertos anuncios estén comenzando a echar raíces. Veo que ya hay gente trabajando en las elecciones para constituyentes de reforma de la Carta Orgánica y para elegir a los directores de los CPC. Veo también que hay instituciones que se están preparando para salir a conquistar gente que le derive el 5% de sus impuestos como contribución. Advierto como hay un trabajo más fino sobre los números y los errores de la municipalidad ahora que todo es transparente y publicado en la web. Incluso veo que la cámara que filma 24 hs de la oficina del intendente se ha convertido en un programa de televisión con bastante rating. Por lo que en cualquier momento hacemos una novela.” Todo el auditorio festejó el chiste. “Habrá que ver si Gimenez está dispuesto a darse un beso conmigo en cámara” remató con mucho humor el intendente, con el aplauso y la risa de todos los presentes.

“Ahora, en este acto, nos toca lanzar un ambicioso plan Turístico de la Ciudad de Córdoba 2015-2020 con la creación de la Oficina Autárquica de Turismo. Y digo ambicioso porque el objetivo que nos hemos planteado es triplicar cada año la cantidad de personas que visitan nuestra ciudad, la cantidad de noches que los visitantes duermen en Córdoba, la cantidad de personas que comen en nuestra oferta gastronómica y la cantidad de personas que compran en nuestros comercios, tiendas y shoppings. Si lo logramos, el turismo se convertirá en la segunda fuente mayor de ingreso de esta ciudad.” 

“Para ello, a continuación de mi presentación, el Secretario de Servicios va a pasar revista al calendario de actividades anuales que hemos establecido y que buscarán los 6 públicos objetivos que nos hemos fijado como segmentos a conquistar: el turismo religioso de Semana Santa, el turismo deportivo, las vacaciones de Julio, el turismo musical, el turismo estudiantil, el turismo gastronómico, tours de compras y convenciones nacionales e internacionales.”

“Para el corto plazo, como primera fase, estamos lanzando el operativo verano, para que la ciudad durante Enero convoque a la mayor cantidad de turistas de las sierras a sus negocios y espectáculos de verano. No podemos seguir, como ciudad, descansando, cuando justo hay 6 millones de turistas visitando la zona.”         

“La Oficina Autárquica de Turismo tendrá una gestión tercerizada y será monitoreada por funcionarios públicos y representantes de los sectores turísticos privados. Tiene como función instrumentar el plan estratégico que incluye el fortalecimiento del sistema educativo de la ciudad de Córdoba, vinculado al turismo (desde el primario hasta carreras terciarias), fomento con becas al estudio de idiomas en los empleados que interactúan con turistas, acuerdos con líneas aéreas internacionales para incorporar a Córdoba en sus circuitos, etc.”           

“En unos minutos más, el Secretario también les mostrará la primera Campaña publicitaria masiva con el slogan “Visite Córdoba” que se difundirá a nivel nacional y en una primera etapa en los países vecinos de Sudamérica.”        

“Vamos a trabajar desde la Oficina Autárquica de Turismo y la Municipalidad para potenciar algunos proyectos Turísticos relevantes como son el Tren de las Sierras y otros proyectos con potencial turístico como la explotación turística de la ex Cárcel de Guemes (que debe ser cedida por el Gobierno Provincial), el circuito de los Museos, etc.”    

“El Secretario de Servicios visitará durante el día al Responsable provincial de la Ciudad de las Artes para integrar este complejo de edificios al proyecto turístico de la ciudad y darle la máxima explotación.”           

“La Guardia Municipal que anunciamos ayer será responsable de garantizar -junto con la policía provincial- la prevención de delitos en las áreas turísticas, garantizando la máxima seguridad de los visitantes y además la preservación de los edificios históricos de pintadas y otros vandalismos.”   

“La presencia en este lanzamiento, del Secretario de Turismo de la Provincia de Córdoba así como del Secretario de Turismo de la Nación, habla a las claras de la posibilidad concreta de que este tema lo trabajemos en conjunto, como debe ser, así como lo propiciaré en la primera reunión de intendentes del Gran Córdoba, para tratar la propuesta planteada de un organismo supramunicipal que nos rija y nos planifique en conjunto.”

“Termino respondiendo a la pregunta que en estos días muchos me han hecho: ¿Para qué quieren ahorrar tanta plata y hacer tantos recortes y ajustes? Ayer y hoy hemos empezado a ver la respuesta. Para dar seguridad, para fomentar el desarrollo económico y para hacer obras que la ciudad necesita.”

El Secretario de servicios tomó la palabra y comenzó a explicar los detalles del ambicioso plan. Hubiera sido correcto que el intendente se quedara en el lugar acompañando estas explicaciones. Pero se había acordado una entrevista televisiva en el programa de mayor audiencia de la mañana y se habían trasladado las cámaras y una escenografía especial en la oficina del intendente.

8:00 hs Cuando Martín ingresó a su oficina, el periodista conductor lo encaró con una pregunta que lo obligó a decidirse rápido, incómodo, y por detrás una cámara que registraba en vivo la respuesta del intendente. “Rubén Gimenez quiere debatir con usted en vivo y en directo, desde esta escenografía montada en su oficina”. Martín estaba convencido que -en un mano a mano- él podría salir bien parado y que incluso podría dejar en evidencia las contradicciones que tenía este líder sindical. Pero si lo hacía, llevaría al primer plano a este hombre acostumbrado a ser la contra estrella por lo que respondió en seco: “Gimenez es un líder muy desgastado. A esta altura, creo que sólo debería debatir con nuestro Secretario de Asuntos Generales. Pero yo como intendente -elegido por más del 50% de los votos- no tengo nada para discutir con él, que simplemente es un referente de los que trabajan en la municipalidad.” Apenas terminó de decir esto, tuvo que sufrir los embates del propio Gimenez que -cubierto por la cámara en vivo- gritoneaba desde otro sector “no te animás, Martincito a discutir conmigo. No te animás….” Pero prefirió atenerse a lo que había dicho, porque en términos fríos era lo que realmente tenía que hacer.

Una vez sentado ante las cámaras el periodista volvió a ponerlo incómodo con otra pregunta difícil: “Intendente, antes que nada, me gustaría preguntarle sobre su gerente de la ciudad que sólo duró tres días en su cargo y debió renunciar por mantener personal en negro en su casa. Usted recién habló de que era posible aparecieran otros escándalos como éste entre su equipo e incluso con usted mismo porque -argumentó- son humanos, gente de carne y hueso. De alguna manera ¿está levantando la guardia porque ya sabe que se viene algún otro escándalo en puerta o es simplemente como prevención a futuras develaciones?”

Martín respondió con firmeza: “El escándalo aquí es que en esta municipalidad haya gente que cobre lo que cobra y no trabaje. Que haya papeles que van rápido porque tienen coima por detrás y otros que mueren en un cajón porque no están apalancados políticamente. El escándalo es que haya boliches, bares, estaciones de servicio, emprendimientos inmobiliarios y fábricas funcionando con aprobaciones que no resistirían el más mínimo análisis objetivo. El escándalo es que los barrios de Córdoba estén tomados por narcotraficantes y azolados por ladrones de toda estirpe. Yo voy poner sobre la mesa todos esos escándalos. Y si algunos de los afectados me devuelve las “gentilezas” con alguna foto o alguna factura sin pagar, es parte de los riesgos que uno corre. Ladran Sancho”

“¿Es suficiente -preguntó el periodista- con un Plan de Desarrollo turístico como el que acaba de anunciar para reactivar la ciudad y que haya trabajo para todos como prometió en su momento?”

“Por supuesto que no. Este es sólo el primer paso de un planteo más general. Le anticipo cuál es la visión que tenemos y que queremos encargar a un organismo descentralizado que hoy existe pero que no sirve para nada como es la Agencia para el Desarrollo Económico de Córdoba (ADEC). El objetivo sería que esta agencia se convierta en el centro de planificación, consenso e instrumentación de políticas para promover inversiones en los 10 enclaves estratégicos del futuro de la ciudad. Estos 10 grandes enclaves son:

Primero Desarrollo el Turismo internacional y de alto nivel. Segundo, convertir a Córdoba en un Polo Logístico del Mercosur. Esto es que todas las Terminales logísticas de la región se instalen aquí para abastecer al Mercosur y corredor bioceánico, Ha llegado el momento de que nuestro Aeropuerto avance para ser el principal “puerto seco” de la Argentina. Tenemos todas las condiciones para serlo, pero falta la infraestructura. Tercero: apoyo al desarrollo de la medicina de alta complejidad para lograr una trascendencia regional e internacional.”

“¿El cuarto?” Preguntó el periodista, consciente de que el intendente estaba usando su programa para hacer un nuevo anuncio, tratando de apurarlo en sus definiciones
“El cuarto es el Desarrollo agroalimentario” -respondió rápido de reflejos el intendente. “En los campos que circundan nuestra ciudad -y que están por toda la provincia- está la materia prima. Pero pretendemos que en Córdoba estén la mayor cantidad de las fábricas que conviertan esta materia en valor agregado y sobre todo los directorios de estas empresas, para que luego vuelquen sus excelentes sueldos en consumo e inversión. Quiero tener dentro del ejido municipal a las principales empresas internacionales vinculadas a los productos derivados de la soja, el mariz, el trigo, el maní, la leche, y la carne de vaca, de cerdo, de pollo y de conejo.”

“¿Quinto? Darle un nuevo impulso a nuestra tradicional Industria Metalmecánica que tanta mano de obra genera desde la década del 60 y hasta hoy. Además tenemos que repensar nuestro sector aeronáutico y espacial, orgullo de Córdoba en otra época, pero hoy un área desperdiciada, parasitaria de subsidios y prebendas nacionales pero no pensada para competir a nivel mundial. Otro tanto con los clusters tecnológicos que ya existen en nuestra ciudad, algunos instalados y otros en vías de, pero cuyo crecimiento y consolidación no marcha al ritmo adecuado.

“¿No será mucho intendente para tener sólo cuatro años por delante? ¿O usted está pensando ya en que si o si se queda 8 años?” Martín siguió como si esta última pregunta no hubiera existido.

“Una novedad que seguramente sorprenderá a muchos es que pretendemos ser Sedes de los organismos supranacionales del Mercosur. Esto lo deberemos pelear fuerte, pero pensamos que es mejor pelear algo como esto, que trabajar por algo puntual como ser Sedes de un olímpico o cosas que se han y luego se terminan. En cambio en este tipo de logros, incorporamos un elemento movilizador de nuestra ciudad, en forma permanente.”

“Veo que es un tanto ambicioso su proyecto -cortó el periodista- Incluso alguno podría decir que es utópico” “No es un utópico y sí es ambicioso -retrucó Martín- Y no tiene que ser la ambición de un gobierno. Sino  la ambición de todos los cordobeses, si es que queremos garantizar para nosotros y para nuestros hijos que haya puestos de trabajo suficiente, con buenas remuneraciones y en blanco.”

“En este sentido nuestras universidades cumplen un rol estratégico. Y por ese motivo fue que una de mis primeras actividades de gobierno fue visitar al Rector de la Universidad Nacional de Córdoba. Si Córdoba ha sido y es “la docta”, la tarea que pueda realizar yo desde la municipalidad es tan importante como la que debe llevar adelante el rector en la principal institución de nuestra ciudad.”

“¿Alguna cosita más en la ciudad ideal que se imagina Sr intendente?” Preguntó con una dosis alta de ironía el periodista. “Sí”, dijo Martín como si no advirtiera esa ironía, aunque por supuesto la conocía: “El décimo punto de nuestro plan estratégico es intentar convertir a Córdoba en un Centro financiero de la Pampa Húmeda. Las transacciones de compra y venta de toda esta materia prima se está realizando en Capital Federal y en Rosario, pero nosotros tenemos todas las condiciones para posicionar nuestra ciudad como Capital Financiera del interior.”

“Para qué quiere traer al mundo financiero, a nuestras calles? Todos sabemos que los usureros y los especuladores no generan trabajo para otros sino sólo ganancias rápidas para sí mismos. Y ante la primera circunstancias adversas toman todo el dinero y se van para otro lado.” Disparó el periodista.

“Se equivoca. Si el dinero está cerca, cerca está la posibilidad de créditos, de personas dispuestas a financiar el nacimiento de nuevas empresas, de posibles accionistas para empresas de Córdoba que quieran cotizar en bolsa, además de los puestos de trabajo que puede generar directo e indirecto el mercado financiero…”

En el momento en que Martín terminaba de decir estas palabras, el periodista se tomó el oído escuchando lo que le decían desde producción e inmediatamente anunció al aire: “tenemos una novedad de último momento. En un barrio de Córdoba dos bandas de delincuentes se han enfrentado. Aparentemente hay un muerto y hay una familia de vecinos que han sido tomados de rehenes. Nuestra cámara está en el lugar porque los delincuentes que tienen cautiva a esta familia han pedido que los medios vayan para hacer una declaración. Un momento Sr. Intendente le pido por favor para escucharlos…”

“Si, por supuesto”, respondió el intendente.
Inmediatamente aparecieron en pantalla tres encapuchados que tenían del cabello a una señora mayor y la amenazaban con una pistola en la cabeza. Se les acercó el micrófono y cámara y empezaron a hablar: “en este barrio vamos a terminar a lo balazo y vamo a matar a todo si no viene alguien con poder y arregla la cuestión. Ta jodido el asunto y necesitamos que venga alguien ya mismo. Sino vamos a matar la señora. Nosotros concretamente queremos que venga el intendente de Córdoba, porque vemos que es un hombre serio y confiable. Queremos que venga él en persona y hable con nosotros y nos asegure que no nos van a hace caga lo policía”

Martín se exaltó y el corazón empezó a latirle fuerte, aunque intentó por todos los medios no exteriorizar su estado de ánimo. Todo parecía demasiado armado. ¿Quién estaría por detrás de esta jugada?

“¿Qué responde usted, señor intendente? ¿Está dispuesto a ir en persona a realizar esta negociación?” Su secretario de prensa irrumpió en vivo en ese momento y advirtió al periodista: “esta entrevista se ha salido completamente de su cauce y es mi responsabilidad darla por terminada.” Sin embargo Martín, rechazó terminar y dijo con firmeza: “voy para allá”. Apareció en cámara el jefe de su seguridad y de sus guardaespaldas y le recriminó: “de ninguna manera intendente. Usted no puede ir allá. Dejemos que el tema lo resuelva la policía provincial. No tiene ningún sentido que usted asuma este riesgo innecesario” “Le agradezco Capitán -respondió Martín- pero esa señora me necesita y voy para allá.” Se paró, se desenganchó el micrófono corbatero de la corbata y partió mientras el periodista relataba lo que iba ocurriendo. “Allí va el intendente convertido en el sheriff de la ciudad!” Otra vez había ironía en sus calificativos. Pero esta vez no sonaban para nada irónicos.

Mientras iba en el auto hacia el lugar, recibió el llamado de su mujer “No te voy a convencer que no vayas porque ya se que has tomado una decisión. Pero te pido que no te arriesgues de más sin sentido. Pensá en tus hijos, Martín”

9:00 hs Algo no le cerraba en todo esto. Pero estaba dispuesto a averiguarlo en persona. Cuando llegó hasta la valla policial, nuevamente habían comenzado a tirotearse desde una esquina hasta la otra, las dos bandas que se enfrentaban. Todos tuvieron que tirarse al suelo detrás de los autos de policía incluido el propio intendente. El cura de la zona -Martín lo había llamado mientras iba hacia el lugar- lo esperaba para darle algunas indicaciones de en qué contexto se había producido la pelea. Ambos tirados en el suelo conversaron un minuto: “yo se cuando hay pelea real y cuando está armado. Esto me suena a que está armado. Yo que vos no entraría allí, porque alguien está montando una escena para hacerte algo muy malo” señaló el sacerdote.

El líder de la banda que tenía atrapada a la mujer y sus hijos, volvió a salir en cámara con la mujer agarrada de los pelos y dijo: “va a venir el intendente o no va a venir? Si no se presenta en los próximos 5 minutos, le metemos un balazo en la pierna a la señora y si tarda diez minuto la hacemo boleta”

Jorge, el guardaespaldas de confianza de Martín, que la noche anterior hacía dormir a sus hijos, lo agarró del hombro y le pidió que no lo hiciera. “Es una locura, Martín”. Pero Martín, cruzó el vallado policial y avanzó hacia la casita donde estaban los secuestradores. Desde la otra casa contraria de la esquina tiraron varios tiros, aunque al aire, pero todos volvieron a tirarse al piso por precaución. Martín, sin embargo, no se inmutó y siguió avanzando, aunque en sus adentros estaba nervioso y sin saber con certeza si estaba tomando la decisión correcta al haberse involucrado tanto.

A esta altura las cámaras de los tres canales y también del país, estaban transmitiendo en vivo y en directo. La caminata del intendente parecía el momento más tensionante de una película de ficción y el rating de los canales estaba al rojo vivo. Martín ingresó a la casita e inmediatamente un hombre corpulento lo tomó por la espalda y por el cuello: “no te haga el vivo, Martín. Sino a vos también te vamo a hace boleta.”

Martín se sentó en la precaria silla del living de ese rancho con piso de tierra y habló: “antes de que hablemos de nada, quiero que larguen a toda esta familia. Ya me tienen a mi así que se dejan de joder.”

“Eh! Culiau. A vos no te vamos a poder matar porque nos cocinan vivo pero a cualquiera de estos lo hacemos boleta, si no nos dejan salir de la zona.”
“Por lo menos que se vayan todos los chicos y que quede la señora”

“Dale Luis, hacele caso a Martín, no sea culiau. Además no vamos a poder escaparno con tanta gente encima.” “ta bien. Largá los chicos que corran pa donde está la policía. Avisales a los de la otra casa”

Los chicos salieron corriendo por la puerta hacia la valla policial, mientras la madre lloraba desconsolada. Los medios cambiaron sus títulos de las imágenes en vivo “Intendente, negociando la salida de los rehenes”. Pero la última frase del delincuente lo puso en alerta a Martín. Evidentemente entre estas dos casas no estaban peleando, sino que habían montado una escena. ¿Quién estaba detrás de todo esto?

De repente, desde su espalda, apareció uno de los agentes de seguridad que lo había golpeado en la oficina contigua al gobernador. “la verdad que usted tiene una huevos del tamaño de una casa.” Le dijo. “¿Qué hace usted acá?” le preguntó en seco el intendente. 
“Este quilombito que armamos es sólo para mostrarte que no te podés hacer el gallito con lo que el gobernador te pide. Así como armamos este quilombo, podemos tirarte un muerto en la municipalidad o matar un miembro de tu familia. Estás cagando muy arriba del culo por estos días, pendejo. Y hay mucha gente que se está embolando con tus tocadas de culo. No sólo el gobernador. Hay varios que están pidiendo que te paremos, porque estás enquilombando los negocios de muchos. Ayer te pegué dos trompadas en la panza para que recapacitaras. Y ahora tuvimos que armar este quilombo, aunque nunca pensé que serías tan loco de llegar hasta acá. Como no ibas a venir, te íbamos a tirar un muerto. La señora ésta. E ibas a quedar como un cagón que por no venir habías dejado que muriera. Ahora te llevás una foto nacional de arriba. Vos si que tenés culo, pendejo. Pero te insisto. Pensá bien antes de decirle que no de nuevo al gobernador.” La señora rehén al escuchar que el plan era matarla entró en un ataque de nervios y gritaba descontrolada. El guardia le pegó un cachetazo fuerte.

Martín tiritaba de la indignación, pero se contuvo. Todos los miembros de la “banda” estaban completamente en otra, mientras se producía esta conversación y se habían ido a la otra pieza. Habían quedado la señora, atada de manos, el agente y el intendente. El enojo era tal que Martín en ese momento estaba dispuesto a matarlo a este interlocutor que tenía al frente.

El agente se paró y caminó frente a Martín con paso lento mientras siguió hablando: “el tema ese de…” Pero Martín ya había tomado una decisión. “¡No te muevas hijo de puta o te meto 6 balas en la cabeza!” Era Martín empuñando un arma que había sacado de un bolsillo de su saco. La tenía en el fondo del cajón del escritorio de la intendencia “por si acaso” -se la había dado Jorge- y la había traído. “ Ay Martín, Martín! ¿Qué vas a hacer? Me vas a matar pendejo” dijo el agente riéndose.

Martín no había disparado nunca en su vida, salvo con un aire comprimido cuando era chico. Pero bajo el arma hacia las piernas del agente y le pegó un disparo certero. “Ay, hijo de mil puta qué hacés loco de mierda!!” el agente cayó al suelo con la pierna mal herida y sangrando abundantemente.

En ese momento ingresaron los otros tres maleantes encapuchados desde la otra pieza con el arma en la mano, pero se encontraron al intendente con su revólver calibre 38 apuntándole directamente a la cabeza del que los había organizado en esta jugada “supuestamente de parte del gobernador”.

“Qué hacemo loco, que hacemo!” Dijo muy nervioso uno de ellos que lo apuntaba directamente al intendente. “Salgan corriendo ya para la otra casa y váyanse a la mierda antes de que venga la policía. Yo me quedo con este hijo de puta que los estaba por mandar en cana gratis a todos ustedes. O pensaban que iban a salir bien de esta jugada?” dijo Martín con mucho nerviosismo, pero sin alejar el arma de la cabeza del agente.

“Tiene razón Martín. Vamono a la bosta! Dijo uno, bajó el arma, abrió la puerta de chapa y salió corriendo para la calle, hacia la otra casa de la esquina. Por detrás salieron los otros dos.

“Hijo de mil puta, me estoy desangrando” dijo el agente. “Esto te va a costar muy Ale pendejo de mierda” Pero en ese momento se escuchó la voz de “alto” en la calle, un par de disparos y de golpe ingresó un contingente de 12 agentes del comando del eter por la puerta del rancho y por una de las ventanas precarias. Habían decidido actuar luego de escuchar el disparo. La escena que vieron parecía surrealista. El intendente con un arma, y un hombre en el suelo con la pierna mal herida, sangre mezclada con la tierra, y la señora llorando y gritando completamente descontrolada. Once de los policías no sabían que el apuntado era un agente de seguridad. Pero su jefe sí. No supo qué hacer en ese momento. ¿A quién tenía que defender?

“Suelte el arma intendente” gritó ese jefe. “Ya está todo bajo control” “No voy a soltar el arma un carajo” dijo Martín completamente sacado de sus cabales. “Ustedes también son amigos de este culeado o no?” “Calmese intendente!, por favor. Y suelte el arma” Las cámaras habían saltado el vallado y estaban muy cerca de la humilde casita. El intendente tomó al agente de seguridad por el cuello de la camisa y sin dejar de apuntarle a la cabeza, lo arrastró hasta afuera. Los agentes del éter repitieron una y otra vez su voz de “alto intendente” pero Martín no hizo caso y ninguno se atrevió a interceptarlo.

Se paró frente a las cámaras, aunque a una distancia de unos 30 metros, con el agente mal herido arrodillado y el arma en su mano apuntándole y gritó: “este hijo de puta que ven aquí es un agente de seguridad que trabaja para el gobernador. El armó todo esto para perjudicarme. Pensaba que no vendría y estaban dispuestos a matar a esta señora, para que esa muerta pesara sobre mi y el proyecto de reforma. Pero eso no es todo: en realidad este señor me pegó dos trompadas en la sala contigua a la oficina del gobernador ayer. ¿Y sabén por qué? Porque el gobernador desde hace tres días está intentando presionarme de una y mil maneras de que autorice la llegada del juego de apuestas a Córdoba, un negocio millonario que pretende establecer George Soros en nuestra ciudad. Como ayer le dije que no, que no lo haría, me hizo golpear por esta lacra. No dije nada porque no quería romper la relación entre la ciudad y la provincia, como ha pasado con todas las últimas intendencias. Pero hoy se les pasó la mano con esto. Aquí, ante todas las cámaras, ratifico que durante mi gestión no habrá autorización de ningún tipo para que se instalen casinos o casas de apuestas.”

“Intendente por favor. Libere a ese hombre y baje el arma” gritó el jefe del equipo del éter, como marcando que ya la paciencia se le estaba acabando. Martín hizo lo que le ordenaban. Tiró el arma. Liberó al agente y caminó hacia el vallado. El cuerpo lo tenía todo transpirado. Varias partes del traje, la camisa y de la corbata se habían manchado con la sangre del agente. La cara la tenía sucia en un momento en que se había pasado la mano del arma por la cara para acomodarse el pelo que le molestaba. Realmente la imagen del intendente era poco reconocible en ese momento.

Comenzaron a salir vecinos de todas las casitas precarias y ranchos y a aplaudirlo, gritándole frases de apoyo como si estuvieran en una cancha. Detrás del vallado mucha gente que se había acercado hasta el lugar, aplaudió también.

Había sido un momento breve entre que el intendente ingreso y ahora. Tal vez sólo hayan pasado unos 15 minutos. Pero las imágenes que había generado el momento ya estaban circulando a nivel mundial.

Algunos medios sobre todo nacionales e internacionales, no habían terminado de entender la grave denuncia que había formulado el intendente, de que todo esto había sido montado por orden del gobernador y su agente de seguridad. Y se quedaban con la foto impresionante del intendente resolviendo la situación en persona con un arma en su mano y el “malhechor herido” agarrado por su cuello por el funcionario.

Pero los medios locales, habían entendido perfectamente lo que había dicho Martín y habían quedado atónitos ante la gravedad de lo que estaba diciendo. “¿Un intendente golpeado a trompadas en la oficina contigua al gobernador para que apruebe la instalación del juego?” Todos los medios partieron a montar guardia en el Centro Cívico esperando la respuesta del gobernador.

El final de esta historia de película, se condecía con todo lo anterior. Cuando el intendente se estaba retirando, llegaba su esposa traída por su amigo Marcos, en su propio auto particular. Antes de que frenara, Alejandra ya se había abalanzado por la calle corriendo los 50 metros que lo distanciaban de su marido -pasando entre móviles y autos- y se le había tirado en sus brazos besándolo y acariciándolo como si lo hubiera dado por muerto en algún momento y ahora estuviera sabiendo que en realidad no era así. En general Alejandra era una mujer muy moderada en todas sus acciones y más cuando las hacía en público, pero en este caso estaba claro que no estaba teniendo ningún tipo de filtro o protocolo.

Lo peor es que Martín le dijo al oído: “Alejandra, me siento mal. Me duele el pecho raro. Temo que me esté pasando algo en el corazón”. Por lo que de inmediato Alejandra había gritado: “un médico, un médico, por favor” Una ambulancia había estado en el lugar desde el principio del conflicto, pero se lo había llevado al agente malherido custodiado por la policía. Por lo que no había otra ambulancia en ese momento. Jorge -el guardaespaldas- lo tomó del brazo al intendente y a su esposa y en forma rápida y certera los subió a un patrullero. Le dio una breve indicación al policía que manejaba y subiéndose en el asiento del acompañante, salieron con las sirenas prendidas a toda velocidad con destino al Cardiológico.

Mientras iban, Martín se sintió verdaderamente mal. Se puso pálido y reclinó la cabeza hacia atrás como desvaneciéndose. Alejandra, a su lado, no sabía qué hacer y pedía a los gritos que se apurara al policía. El celular de Martín suena dentro de su saco. Alejandra lo saca y lo mirá. Hace un gesto de fastidio y atiende: “Martín, Martín. Me has declarado la guerra” Era la voz del gobernador. Alejandra no titubeó: “Escucheme hijo de mil puta. Estoy llevando a mi marido al hospital. Quiero advertirle que si se me llega a morir, voy a cagarlo a trompadas hasta que me pida clemencia” Alejandra cortó enardecida y tiró el celular por la ventana del auto. El camión que venía por el costado lo pisó, sin quererlo y sin incluso darse cuenta, y el aparato quedó destruido.

 A los pocos minutos, cuando el auto ya estaba ingresando al Hospital, Martín se había recompuesto y había recuperado el color. “No me lleven al hospital -indicó- llévenme al hotel que quiero cambiarme e ir a Buenos Aires tal como habíamos previsto para hoy.” Todos los que lo acompañaban no daban crédito a lo que estaban escuchando.

“Martín, no seas loco y pelotudo” le dijo Alejandra. “Cortá por un día y te hagamos los estudios que hay que hacerte” respondió nerviosa Alejandra, intuyendo que su marido estaba hablando en serio y que no habría forma de meterlo dentro de ese hospital. “Ale, ya me siento bien. Fue la adrenalina de toda esta situación. Pero ya estoy. Si me meto a un hospital, voy a cortar con el envión de todos los anuncios. Te pido que me dejes cumplir con lo planificado en estos primeros siete días y luego me hago todos los análisis que quieras.”
Alejandra estaba enojada. Sabía que su marido no estaba actuando con sensatez. Pero lo amaba. Y amaba esa locura que tenía. Lo amaba y lo admiraba. “Señores, al hotel que el jovencito prefiere ponerse lindo a ponerse sano” Martín sonrió. Ya se sentía bien. Hasta metió un chiste: “Ale: suma el celular mío a la lista de cosas destruidas de nuestra familia en las últimas 48 horas. ¡Y envíale la factura al gobernador!” El policía que había hecho de chofer en este viaje y el guardaespaldas se rieron a carcajadas, tal vez como una forma de descargar -ellos también- un poco de tensión ante todo lo que se había vivido en la última hora. Pero cuando bajaron en el hotel, se acabó la gracia. “Jorge -le señaló el intendente a su guardaespaldas de confianza- Sólo en vos confío en este momento. Ese hombre al que disparé hoy es la mano derecha del gobernador en su seguridad personal. Fue el hombre que me golpeó. Esto va a tener consecuencias graves. Necesito que refuerces la vigilancia sobre mi familia y que te encargues personalmente de la cuestión. Quiénes son los que estarán alrededor de ellos. No puede haber margen de error. Hoy estuvieron a punto de tirarme un muerto en la puerta. Esto no es joda.”

11:30 hs Martín partía con rumbo a Buenos Aires del Aeropuerto de Córdoba. Había decidido pasar por la puerta VIP para no generar mayor estrépito del que ya había surgido durante las últimas horas. Pero no podía con su genio y había sacado un pasaje común en clase económica. Por lo que -cuando ingresó al avión- una nueva ola de aplausos que se prolongaron durante varios minutos lo acompañaron durante todo su tránsito hasta el lugar donde finalmente se sentó, junto a su secretario. Mucha gente se paró a saludarlo, a darle ánimo, a pedirle cosas.

Cuando la situación volvió a la normalidad por el despegue de la aeronave, Martín cerró los ojos y durmió profundamente. Incluso roncó. Los que lo rodeaban se reían al verlo pero comprendía el cansancio y lo justificaban.

Córdoba había quedado atrás hirviendo de comentarios y reflexiones en torno a lo que había acontecido, la denuncia de Martín, y todo lo que venía pasando en los últimos cuatro días. No había forma de que nadie quedara indiferente por una u otra cuestión o muchas a la vez. De lo único que se hablaba era de Martín y lo que estaba haciendo, para bien o para mal.

Curiosamente todas las críticas que habían surgido con los diarios de la mañana, incluida la denuncia que había forzado la dimisión de su gerente, habían quedado archivadas por el arrojo de Martín ante la última situación. Ahora sí, el intendente había llegado a un punto de popularidad y de apoyo de la gente, donde ninguna crítica ni observación podría hacerle mella. Había ingresado en la categoría de los líderes míticos, con una página en la historia aunque sea por su voluntad inquebrantable de intentarlo. Hasta sus opositores habían tenido que saludarlo por redes sociales valorando lo que había hecho a regañadientes. Sólo un candidato -el que había competido con Martín, aliado al gobernador- salió a intentar desarrollar una versión distinta de los hechos, diciendo que en realidad todo el armado de esa situación había surgido del propio Martín. Pero el relato no tenía fundamentos y nadie le prestó atención.

¿Para qué iba Martín a Buenos Aires? Estaba planeado desde el comienzo que varias de las medidas de desarrollo económico de la ciudad las presentaría en Capital para lograr el respaldo de empresas importantes. Ahora su visita tendría un condimento especial, puesto que -además de la mirada atenta que ya habían puesto los diarios nacionales sobre él- ahora se sumaba esta hora en vivo y en directo con él, resolviendo en persona una situación de inseguridad, que tanto preocupaba a los porteños y habitantes del Gran Buenos Aires. Por lo que su figura, en pocas horas, se había hecho famosa y todos los canales, radios y programas de la mañana habían estado comentando sobre este joven independiente, de “centro-derecha” que estaba haciendo cosas impensadas para la política del momento. También comentaban su ambicioso plan de cambiar la ciudad de Córdoba “en 7 días”.

Su único problema era que, en la planificación inicial sólo estaba un par de horas en Buenos Aires y luego su agenda seguía en Córdoba con eventos programados varios días antes y que no podría levantar. Y varios de los programas de televisión más importantes lo habían invitado a la noche, así como una cena de la Asociación de Empresarios Argentinos que lo habían invitado a un plenario de todas las empresas al enterarse que estaba en Buenos Aires. Por lo tanto tendría que ir y volver dos veces a Buenos Aires antes de que terminara el día.

En ese momento, mientras él dormía, muchas personas pensaban en la salud del intendente: su esposa, su secretaría que veía su agenda y no imaginaba cómo podría hacer para cumplir con todo, su guardaespaldas, su médico, su mejor amigo Marcos, sus hijos que se habían enterado de los problemas de salud de su padre por la televisión, sus compañeros políticos, varios periodistas que habían hecho de la salud del intendente su columna central,..

Martín soñó con el momento que había vivido dentro de esa casucha y se despertó sobresaltado. Tardó un momento en darse cuenta, dónde estaba y por qué estaba allí, en ese avión. Ya estaban aterrizando en Aeroparque.
Su secretario lo madrugó con una muy mala noticia: “la UTA y la FETAP en conjunto están -en este momento- anunciando un paro total de colectivos en repudio a las medidas anunciadas de que les sacarás los subsidios y demás. Se han sumado los recolectores de basura y los empleados municipales en pleno. Mañana Córdoba será un caos en serio.”
“Vamos de a poco, paso a paso” reflexionó Martín todavía abombado por la mañana vivida y el corto, pero profundo sueño, que acababa de tener, tan real.
13:00 hs En el aeropuerto ya lo esperaban los movileros de todos los canales de televisión y de radio de Buenos Aires. El era, sin dudas, la noticia del día. “Gracias por venir -los saludó el intendente-. Vengo a Buenos Aires porque Dios está en todo lados, pero atiende aquí” agregó en tono de breve broma. “Hoy estamos anunciando las medidas con las que intentamos producir un shock económico en nuestra ciudad de Córdoba. En un rato estaré presentando en un evento especial al “embajador de la ciudad” que es ni más ni menos que el famoso arquitecto Cesar Tulli, quien ha construido rascacielos y grandes superficies en todo el mundo. Esta personalidad de tan destacada trayectoria de Córdoba ha aceptado convertirse en nuestro “embajador” y se concentrará en afianzar nuestras relaciones estratégicas con las ciudades de la Región (Santiago de Chile, Montevideo, Sao Pablo,) y con ciudades Europeas y Americanas (Barcelona, Los Angeles, Toronto, etc). Queremos linkear lo más rápido posible a Córdoba con las grandes ciudades que lideran procesos de transformación asombrosa en Sudamérica y en todo el planeta. En una segunda etapa iremos por desafíos más complejos como vincularnos con las ciudades estrellas de Asia como Shangai o las ciudades de Singapur.”
“Luego de ello, presentaremos ante el gobierno nacional, nuestro Proyecto estratégico por el cual estamos pidiendo nos transfieran los campos militares que hoy existen entre Córdoba y Carlos Pa y que representan un 30% del ejido urbano.”           
“Es trascendental para el futuro de la ciudad asegurarnos el traspaso de esos terrenos militares para desarrollar allí un conjunto de obras paradigmáticas que se convertirán en la ventana de Córdoba y de Argentina al mundo.”
“El proyecto contempla desarrollar allí un emprendimiento único que se convierta en la referencia de Córdoba de cara al Siglo 21, atracción del turismo internacional y sede de una ciudad empresaria con la que intentaremos seducir a las grandes empresas internacionales para que radiquen allí sus directorios cuando piensen en abordar no sólo Argentina sino Sudamérica.”
“La creación del Proyecto, su construcción y su administración serán objeto de una Licitación Internacional. Gracias a Dios, todavía no se ha hecho nada con esas tierras. Y por eso los cordobeses queremos tener la oportunidad de decidir -con visión estratégica- qué hacer con ellas pues hoy se encuentran en el corazón del área más desarrollada del Gran Córdoba.”
“Como contracara, si no planificamos qué se hará allí, corremos el riesgo de que sea utilizado para cualquier cosa, y en 20 o 30 años nos arrepintamos de no haber exigido el traspaso de eso que en realidad nos pertenece a los cordobeses.”
“Quiero aclarar que si logramos la transferencia, en la decisión de qué hacer no participará sólo la Municipalidad de Córdoba sino que es mi intención que definamos lo que hay que hacer en conjunto con todos los municipios del Gran Córdoba a quiénes hace tres días he invitado a formalizar un organismo supramunicipal al que le deleguemos ciertas competencias de planificación que exceden a cada ciudad.”
Los periodistas esperaron pacientemente que Martín presentara lo que él tenía para decir aunque mucho este tipo de anuncios formales no le interesaban. Pero inmediatamente que terminó lo ametrallaron a preguntas respecto al disparo que le había dado esta mañana a un delincuente, así como otros detalles más escandalosos de sus primeros 5 días de gobierno. La verdad es que las anécdotas positivas y también negativas (depende desde el punto de vista con las que se mirara) eran tantas que la conferencia de prensa podría haberse prolongado por todo el día.
Entre todas las preguntas, una lo dejó pensando. Era el periodista del diario La Nación que había hablado bien de él en la versión impresa de la mañana. “Un político como usted, joven, independiente, que ha dado muestras de querer luchar contra la corrupción, contra las corporaciones, y hoy contra la delincuencia, empuñando en su propia mano un revolver, es un político que está llamado a llegar hasta la presidencia del país. Usted ¿quiere ser presidente de los argentinos?”
Martín siempre había sido ambicioso en sus proyecciones políticas cuando empezó con su partido vecinal. Pero la verdad es que no se había imaginado más allá de la intendencia de Córdoba. ¿Podría ser él presidente de los argentinos?” Sin embargo no lo dudó al responder: “si logro terminar la gestión en la municipalidad de Córdoba, con la transformación que pretendemos hacer, intentaré llevar ese mismo proceso en la provincia de Córdoba. Y si allí funciona, no tengo problema en ofrecerme para hacerlo a nivel nacional, Pero tendrán que esperarme unos 12 años” señaló en tono de broma. El periodista lo retrucó con mucha seriedad: “no creo que sean 12 años. Yo creo que en pocos meses la escena nacional te requerirá con urgencia.”
Mientras viajaba en el auto con su secretario, todos los medios desglosaban la vida, la personalidad y los gestos que había tenido este intendente en sus primeros 5 días de gestión cuál si fuera un personaje mítico. “Como si fueras el papa” se rió el secretario mientras escuchaba junto a Martín lo que decían las distintas radios de él. De repente, en una de las radios se escuchó la voz de Alejandra. “Poné más fuerte” ordenó.
Alejandra fue la encargada de contar, en forma serena pero detallada, todos los sufrimientos que vive un hombre cómo él y su familia cuando quiere llevar adelante transformaciones de esta escala. Comentó lo que había sucedido con su oficina, con su auto, con su casa, su salud llevada al extremo por falta de tiempo para cuidarse, las presiones para aprobar el juego en la ciudad. Y no tuvo empacho en nombrar dentro de la lista de cosas malas, al gobernador y su acción sobre su marido. Hacia el final, le contó a toda la audiencia, cómo -mientras Martín se sentía mal y lo estaban llevando al hospital- había sido la responsable de tirar por la ventana el celular, indignada por el mensaje que estaba escuchando del gobernador”
“Ay Alejandra, Alejandra, cuántos huevos que tenés” suspiró. Le hubiera gustado estar más cómodo para moverse en Buenos Aires. Pero el paro conjunto de los empleados municipales, los choferes y los basureros lo tenía muy preocupado.
El mismo periodista que un día antes lo había entrevistado en Cadena 100 lo llamó para ponerlo al aire: “Intendente. Los cordobeses hemos quedado estupefactos por lo que ha ocurrido esta mañana. Y por su denuncia de que ha sido el gobernador el que le ha organizado esa situación con su hombre de seguridad. Ha quedado confirmado que, en efecto, ese hombre es el brazo de confianza del gobernador y hasta ahora el mandatario no ha querido dar declaraciones. También vimos cómo se descompensó en los brazos de su mujer y tuvo que salir de urgencia para el hospital. Pero a la hora ya lo vimos de pie frente a todos los medios de Buenos Aires anticipando que va a buscar inversiones. ¿No será mucho, intendente? ¿No debería parar un poco? ¿No se ha aferrado demasiado extremamente a la idea de cambiar la ciudad en 7 días? Ahora todos los gremios fuertes de la ciudad han anunciado un paro en conjunto para mañana. Y todo vaticina que la ciudad sufrirá la embestida de estos manifestantes que están verdaderamente enojados con usted y las reformas que les ha tirado por la cara en 5 días, sin posibilidad ni siquiera de que respiren hondo… Gimenez lo ha acusado hace un rato a usted de ser el responsable de que se hayan conocido esas fotos con la fiestita privada en el sindicato. Está enardecido este dirigente. Y a otro medio ha llegado a decir que está dispuesto a quemar la municipalidad antes que avalar sus políticas neoliberales que está metiendo de prepo.”
“Mario: le agradezco su preocupación -comenzó a hablar Martín-. Estoy bien. La adrenalina del momento me hizo sentir mal físicamente. Pero a los pocos minutos ya estaba recuperado. Lo que tuve que hacer y lo que tuve que decir respecto de quién es el responsable ya lo dije. Ahora que hablen los que tienen que hablar. Pero ahora me gustaría aprovechar estos minutos para hablarle a los dirigentes sindicales, ya no en nombre mío, sino en nombre de todos los cordobeses.” Martín nombró uno por uno, con nombre y apellido a todos los líderes sindicales, con tono pausado, como si estuviera meditando en profundidad lo que estaba por decirle a cada uno y agregó: “hace 30 años que ustedes están robando en sus sindicatos, robándole a las personas a las que supuestamente representan. Tienen negocios paralelos y viven una vida que nada tiene que ver con la de un trabajador. Eso es un escándalo. Una vergüenza. Además de eso, se han pasado la vida presionando a los vecinos, que siempre han estado indefensos. Lo han hecho como matones, sin importarles nada. Y se han quedado con todo el presupuesto municipal que es la plata de la gente a base de presiones, de aprietes, de amenazas como “si no nos dan lo que queremos, quemamos la municipalidad, llenamos de basura la ciudad, paramos la ciudad para que nadie pueda ir a trabajar.” Son una lacra de nuestra sociedad, unos verdaderos hijos de mil puta, que han jugado con nosotros todos estos años. Pero se acabó. Se acabó ahora. No lo van a hacer más. Conmigo no. Con nosotros no.”
Martín volvió a nombrarlos uno por uno con nombre y apellido y continuó: “Se que nada de lo que diga ahora, los hará cambiar de opinión sobre lo que han pensado para mañana. Su plan para detener esta transformación que se ha iniciado. Pero ahora les quiero hablar a los trabajadores municipales, a los basureros y a los choferes: ustedes no tienen por qué ser cómplices de estos ladrones, de estos presionadores que juegan con la gente. Ustedes son vecinos, son nuestros familiares, nuestros amigos, gente con la que compartimos la vida diaria. Ustedes no pueden ser llevados como ovejas a hacerle un paro a un intendente que acaba de asumir ¡hace 5 días! Y que representa a más del 50% de los cordobeses. No lo hagan, porque en lugar de beneficiarse ustedes, están beneficiando a los sindicalistas. Y a los políticos que quieren verme caer como un pajarito y conmigo a todo el proyecto.“
“¿Qué debería hacer yo frente a las presiones? ¿Ofrecerles dinero bajo la mesa a estos señores como han hecho otros intendentes? ¿Ofrecerles que nombren a sus familiares y a amigos en la municipalidad? ¿Garantizarles que nadie los molestará en los negocios que hacen por detrás con los expedientes de la municipalidad, con los subsidios del transporte o con la basura? No lo haré. Porque confío en que ustedes, que -antes que nada- son habitantes de esta ciudad, mañana le darán la espalda a estos impostores. Los dejarán al desnudo. Les harán un paro a ellos, no a mi. Defenderán a los cordobeses y harán fracasar ese paro sin sentido. Los estoy convocando formalmente a no hacer el paro.”
El mensaje era demoledor de cualquier puente que pudiera existir entre estos sectores sindicales y el intendente. Martín había dado un paso hacia el vacío, a tan sólo 5 días de haber asumido, del que no podría volver jamás.
El rebote no se hizo esperar. “Señor intendente: antes de cortar lo tenemos en línea a Gimenez. Si le parece bien lo escuchamos al aire lo que él tiene para decir” El secretario de Martín le hizo gestos fuertes con el dedo de que no aceptara este contrapunto. Pero Martín accedió. “Yo no voy a entrar a debatir con el intendente por este medio -dijo Gimenez apenas lo pusieron al aire-. Sólo quiero que sepa que en respuesta a sus calumnias e injurias hacia los dirigentes sindicales, que acabamos de escuchar todos aquí, mientras estamos reunidos, hemos decidido que el paro no sea sólo de 24 horas sino por tiempo indeterminado. Nada más”.
La guerra estaba declarada. Y todo indicaba que iba a ser a todo o nada. Al igual que la guerra que había declarado al gobernador con sus declaraciones de la mañana. Como para rematarlo Martín terminó la intervención en la radio con una reflexión destemplada: “No me extrañaría que el propio gobernador esté fogoneando esta reacción de los sindicalistas. Pero ni él ni estos señores van a detener a la voluntad de los vecinos de Córdoba expresada en las urnas.”
Cuando cortó el teléfono le temblaba la pera. Estaba enojado. Y preocupado. Aún con todo el apoyo del mundo, era difícil luchar contra tanto poder, al mismo tiempo.  
14.00 hs. El intendente se encuentra con su Secretario de Economía y su Secretario de Servicios en la vereda, que lo saludan efusivamente. No habían tenido oportunidad de verlo, luego del suceso de la mañana. “Córdoba está que arde con todo lo que ha ocurrido y con tu última entrevista por la radio. ¿Cómo sigue esto Martín?” la preguntó uno de ellos. Ingresaron los tres a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires donde lo esperaba la Comisión Directiva. Había más de 60 periodistas y movileros que lo seguían como moscas al personaje del día. El aplauso cuando ingresó fue tan largo como el que tuvo aquel primer día de encuentro con empresarios en el Hotel Sheraton de Córdoba.
“He venido personalmente desde Córdoba hasta esta prestigiosa institución empresaria, para anunciar nuestro Plan de Radicación de Sedes Empresarias en el ámbito de nuestra ciudad.”
El plan era revolucionario y ambicioso. Martín ya no estaba buscando que se radiquen simplemente empresas tipo fábricas, sino que pretendía seducir a las gerencias y directorios de las empresas de Buenos Aires, nacionales e Internacionales para que radiquen sus oficinas en la ciudad de Córdoba. “Si queremos ser “la docta” necesitamos que nuestros mejores cerebros universitarios consigan puestos de alta calidad, bien pagos, en las más altas jerarquías de las empresas” sostenía.     

Mientras mostraba un render de lo que sería la “Ciudad empresaria” que se parecía en algún sentido a La Defense de París continuó explicando: “La Municipalidad alentará en una parte de los terrenos militares que se cedan, la construcción de paradigmáticos edificios de oficinas con servicios especiales, seguridad y aliento a la contratación de profesionales universitarios y terciarios por parte de estas empresas.
A continuación elevó la voz y concentró la mirada de todos: “quiero decirles aquí y ahora, que Córdoba está dispuesta a pelear por mejorar cualquier oferta, en los términos que nos permita le ley, para lograr que las empresas nos elijan como su sede. Somos una ciudad más segura que Buenos Aires, con las sierras a media hora de camino, con lagos, con universidades y centros de investigación, con un aeropuerto que no está colapsado, a una hora de vuelo de Santiago de Chile, de Sao Pablo, y otras capitales de país, a igual distancia del atlántico y del pacífico. Y con un estilo que no es el de aquí de Buenos Aires, con todo lo bueno y todo lo malo que ese estilo tiene”
Sin quererlo -o queriéndolo tal vez- Martín estaba abriendo otro frente de batalla, al abrir la llaga siempre sangrante de las diferencias entre porteños y el interior. El hecho de venir al corazón de Buenos Aires a decirle a los empresarios “vayan a Córdoba que los esperamos con los brazos abiertos” no pasaría inadvertido para aquellos que prefieren que todo esté concentrado en la capital.        

Martín continuó hablando: “Desde esta noche, podrán ver la campaña que lanzamos en todos los medios nacionales y también a través de medios especializados que llegan al target de directivos de empresas. Con esta campaña “Invierta en la Ciudad de Córdoba y radique allí su empresa” queremos acompañar esta búsqueda de empresas que quieran mejorar la calidad de vida de sus directivos al llevarlos a vivir a Córdoba así como la performance de sus recursos humanos.”
El planteo tenía cierta dosis alta de impertinencia. Pero en el fisic du rol de Martín cayó bien a los presentes y también a la prensa. Algún notero, luego de cubrir en vivo y en directo las palabras del intendente y mientras la cámara paneaba el aplauso de los asistentes lanzó una reflexión irónica: “agárrense fuerte a la silla porque este cordobés viene a llevarse la capital de la Argentina a Córdoba”.
Al volver a la mesa, Martín recibió un llamado de unos de sus hombres de confianza, que le pasó su secretario. “Martín: vas a tener que volver. La tensión en Córdoba por todo lo ocurrido es insoportable. Y corrés el riesgo de quedar desfasado allá haciendo esos anuncios estratégicos mientras acá parece que se acaba el mundo. El gobernador acaba de salir con un discurso por la cadena oficial de radio y televisión, diciendo que sos un mentiroso peligroso que vas a hacer que todo el sistema político e institucional de Córdoba choque en pocos días. Dijo que te llevará a la Justicia y que quiere verte tras las rejas por mentiroso y fabulador. Unos cien empleados municipales, junto con choferes y basureros han puesto una carpa frente a la Municipalidad y dice que vivirán allí hasta que vos te vayas del gobierno. Un grupo grande de vecinos fue a increparlos y se armó una de puñetes que mejor no te cuento. La última encuesta que terminamos hace media hora te da un 90% de apoyo de la gente. Pero mi consejo es que bajes un cambio, porque vamos a chocar…”
Era cierto. No podría continuar en Buenos Aires mientras Córdoba se convulsionaba. “Llamá a los empresarios con los que nos íbamos a reunir esta noche y deciles que lamentablemente no podré. Que será en la próxima visita. Deciles lo mismo a los programas de televisión que nos habían invitado.
Cuando salía de la Bolsa de Comercio, había un verdadero mundo de gente en la vereda. Periodistas, curiosos que habían escuchado durante todo el día lo que estaba haciendo este joven y que se habían acercado a aplaudirlo, efectivos de la policía federal que habían aparecido para darle cobertura (por pedido de su guardaespaldas de Córdoba). Entre la gente una monjita le tomó el brazo y le puso un rosario en su mano. “Tome joven. La virgen sabrá darle fortaleza si le reza”. Aunque Martín no conocía a esa religiosa y la frase no era particularmente incisiva, se quedó inmóvil viendo el rosario en su mano y luego mirando los ojos de esta buena mujer. Y le dio un abrazo profundo y largo que sorprendió a todos los que estaban allí. “Rece usted por mi por favor porque lo necesito” Martín, que era un hombre religioso, se había dado cuenta que en las últimas 48 horas había estado operando como si estuviera sólo. Por algún motivo, se había olvidado de su condición de “simple instrumento de la voluntad de Dios” y había empezado a creer que todo dependía de él. Tal vez por eso había estado tan inestable en sus sentimientos. Tal vez lo que necesitaba era un poco de silencio y un poco de oración…
La escena de Martín entre toda esa gente abrazando a la monjita inmediatamente se convirtió en la foto del día.
Yendo para el aeropuerto, llamo uno de los empresarios más importantes de la argentina, miembro de la Asociación con la que no podría reunirse esa noche. “Martín, sabemos que estas con urgencias que te hacen volver a Córdoba. Pero no queremos que te vayas sin expresarte públicamente nuestro apoyo. Estamos dispuestos a reunirnos de inmediato si pasás por la oficina corporativa de B&B. Allí frente a los periodistas expresaremos que todas nuestras empresas instalarán oficinas corporativas en Córdoba en respuesta a tu propuesta que lanzaste hoy. “Con todo gusto” respondió Martín, sorprendido por la receptividad pero cauto, pensando en qué petición podría venir por detrás de tanta buena onda.
Mientras le estaba contando al secretario que debería organizar todo para poder pasar e inmediatamente tomar un vuelo a Córdoba, llamó uno de los programas de televisión más vistos en Buenos Aires. “Queremos entrevistarlo hoy si o  si. Estamos dispuestos a armar un set de televisión en el aeropuerto para hacerle una entrevista exclusiva antes de que parta con su avión.”
16:00 hs La foto era importante. Martín en una mesa de directorio de B&B acompañado de los presidentes de las 20 empresas más grandes del país. El directivo de Sholl tomó el micrófono ante los periodistas. “Hemos escuchado la propuesta de este joven intendente que está haciendo lo que hace 30 años no hace la política en Argentina. Es un modelo y un ejemplo a seguir por parte de todos los gobernantes de este país de todos los niveles.” Martín era consciente que tantos aplausos y elogios del sector empresario, no eran tan buenos en un país acostumbrado a desconfiar de dónde sale la plata de la gente que tiene plata.
El directivo continuó: “Y estas 20 empresas que estamos aquí presentes, hemos decidido responder afirmativamente a esa propuesta. A lo largo del año, abriremos oficinas y trasladaremos nuestros directorios a la muy querida ciudad de Córdoba, con la confianza de que allí hay gobernantes capaces de conjugar la justicia social con el Estado de Derecho. Durante la próxima semana viajaremos personalmente a visitar al intendente a Córdoba para discutir los detalles. Pero la decisión está tomada”
El cierre del directivo fue más allá de lo que cualquiera hubiera previsto de este tipo de personalidades siempre proclives a no generar estrépito con sus palabras. Pero alimentaba la construcción del mito en torno a Martín. “Si este joven es capaz de enfrentar en persona a un delincuente y en el mismo día salir a buscar inversiones, entonces yo espero que este joven, en un tiempo no lejano, termine gobernando la Argentina entera.”
En el minuto y medio en el que se retiraron a una oficina contigua ya sin periodistas, otro empresario de unos 80 años, lo tomó de la mano, calló al resto y le dijo: “Martín. Queremos que tomes a bien este ofrecimiento que te vamos a hacer” Martín tragó saliva, pensando que aquí llegaba el momento en el que todo lo que había sido bueno, comenzaba a ser malo. “No se trata de nada raro, porque no te lo da una sola empresa y bajo la mesa. Sino que te lo damos todas juntas y lo hacemos en forma frontal y transparente, sin pedirte absolutamente nada a cambio.” “¿De qué se trata?” preguntó Martín.
“Hemos reunido entre todos un fondo de unos 10 millones de pesos que queremos donártelo para que vos dispongas de ese dinero para hacer política, para seguir creciendo como dirigente, para montar un centro de estudios, para lo que vos dispongas que es importante para tu proyecto. Sabemos que no lo vas a usar para nada malo y tenemos plena confianza que los usarás para algo que mejore el bien común. No te niegues por cuestiones éticas, porque en este caso no hay nada raro. Es porque realmente estamos impresionados con tus ideas, con tu empuje y con lo que estás haciendo en Córdoba. Y queremos que tengas fondos suficientes para poder avanzar más rápido en tu carrera política. Estarán disponibles en una cuenta bancaria desde hoy, de la que sólo vos tenés libre disponibilidad. Nadie tiene que saber que esto existe, y como no es dinero tuyo no tienes por qué declararlo ni nada que se le parezca. Es nuestro dinero puesto a tu disposición.”
Martín dudó un momento. Nunca nada es gratis, ni desinteresado. Pero realmente ese dinero le vendría bien durante los próximos años. Y el hecho de que se lo dieran empresas tan grandes y todas juntas, le generaba cierta garantía de que no vendría luego un pedido espurio. “Lo acepto y lo agradezco. Realmente necesito fondos y la gestión me impedirá buscarlos.”
El viejo empresario lo abrazó como si fuera a su propio hijo y remató la charla: “si ves que estos fondos te resultan insuficientes, cuando se te terminen, no dejes de llamarnos. Ya veremos de qué forma seguimos alimentando tu proyecto político, dentro de este criterio de que la plata que recibas no significa un condicionamiento hacia tu libertad.”
Se saludó con todos estos viejos empresarios como si lo estuvieran despidiendo antes de ir al desembarco de Normandía.
17:00 hs. Llegó al aeropuerto y fue directamente al set de televisión que se había preparado. Tenía sólo media hora o perdería el avión. La entrevista fue realizada en persona por los dos periodistas conductores que repasaron con fotos y videos todos los anuncios, uno por uno, que había hecho durante estos 5 días. Había entrevistas a personalidades de Córdoba que analizaban estas medidas a favor y en contra. Pero el tape terminaba con lo sucedido en las últimas horas, la denuncia de que el gobernador estaba detrás de todo y la respuesta del gobernador, la reacción de los sindicalistas y hasta había una parte del reportaje que se había escuchado al mediodía de su esposa diciendo que había tirado por la ventana el celular. Fue una entrevista de una hora, a fondo, sin concesiones, que sin embargo Martín agradeció porque le permitió repasar todo el plan que estaba desarrollando, interrelacionando cada uno de los anuncios con los criterios rectores.
Perdió el avión. Pero la entrevista había valido la pena y el intendente estaba conforme. Allí se dio cuenta de que en todo el día no había ido al baño. Desde las 5 de la mañana cuando se afeitaba y recordaba la noche fogosa con su esposa hasta ahora, no había tenido tiempo de ir. Se separó un momento de su equipo y partió sólo para el baño del aeropuerto.
Mientras estaba frente al migitorio recordó por un momento a Joaquhina y el “ataque” sexual junto a su amiga.
“Disculpe Señor Intendente -escuchó una voz sobre su espalda, lo que lo obligó a terminar más rápido de lo que esperaba- Dejeme presentarme” Un hombre de un aspecto tremendamente negativo le estaba hablando, allí en el baño. ¿Quién era? Su semblante anunciaba que no era una buena persona. Mirada gélida, una nariz enormemente grande, desproporcionada, un poco de pelo canoso peinado para cualquier lado. Flaco al extremo pero con una panza impresionante que lo convertía en un personaje parecido al guasón de Batman. Martín advirtió que nada bueno vendría de sus palabras y lo cruzó en seco: “¿Quién es usted y que quiere?”
“No hay tiempo para sutilezas porque lo vendrá a buscar su gente si se demora. Yo soy Gullio Andreotti y soy el responsable de manejar el narcotráfico en todo el interior del país. Pertenezco a la hermandad de la 'Ndrangheta italiana y hace 10 años me radiqué en Argentina para consolidar el negocio de las drogas desde aquí. Lo he venido siguiendo y aunque -como persona- apoyo sus acciones, como empresario de este tipo de negocios ilegales no puedo darme el lujo de que un personaje como usted crezca y haga lo que dice que va a hacer. He escuchado que va a lanzar una policía municipal en la Ciudad de Córdoba que es uno de los centros neurálgicos de nuestra red regional, donde procesamos y fraccionamos la droga que viene desde distintos puntos del continente. También he sabido que ha recibido de un puntero, un listado de narcotraficantes de una zona que me responde a mi en forma directa. Voy a ser claro señor Intendente: si usted jode mi negocio de alguna manera, por más mínima que sea, yo mataré a su esposa o alguno de sus hijos. No es mi estilo hablar al pedo ni tampoco demostrar que somos capaces de hacer lo que decimos. Pero aquí le traigo un sobre con las fotos de los lugares donde ha estado su mujer y sus hijos en las últimas dos horas, adentro y afuera del Hotel donde están viviendo en estos dos días.” En efecto, las fotos eran reales. A Martín le corrió un frío por la espalda al ratificar que su familia no estaba segura en ningún lugar.
“He escuchado que a usted no le entran balas -continuó el interlocutor- ni sobornos y ha llegado a mis oídos todo lo que le ofreció la representante de Soros. Pero que sin embargo, usted no aceptó. En mi caso no hay ofrecimiento sino que directamente le estoy haciendo una advertencia: Usted molesta en algo mi negocio de las drogas en Córdoba y yo haré matar a un miembro de su familia. ¿Está claro?”
Luego de decir estas últimas palabras el hombre se dio la vuelta, terminó de secarse las manos con un papel que lo hizo una bolita y lo tiró al basurero y se retiró caminando despacio. Si Martín hubiera conservado el arma de esta mañana, no hubiera dudado en dispararle a este hombre en el medio de los ojos. Pero en este caso lo había tomado con la guardia baja y cansado por lo que no atinó a reaccionar ni a decir nada. Había entendido perfectamente que este mafioso no estaba amenazando en vano. Volvió a sentir la misma indignación y la misma adrenalina que había sentido cuando tomó al hombre de seguridad del gobernador y le apuntó con su pistola. Repasando por un segundo lo que le acaba de decir este gran hijo de puta, le dieron ganas de perseguirlo corriendo y cagarlo a trompadas. Pero no hizo nada. Estaba realmente cansado. Había sido un día muy largo. Y habían sido demasiados frentes de batalla abiertos. Cuando llegara la oportunidad lo enfrentaría. “Hijo de mil puta”. Salió del baño y volvió a unirse a su equipo, sin decir una palabra de lo que había sucedido.
20:00 hs La reunión que estaba prevista para las 19 hs debió suspenderse al perder el avión. Pero el intendente insistió y dio la orden de que simplemente se retrasara una hora pero que -bajo ningún aspecto- se suspendiera. Llegó desde el aeropuerto -durante el vuelo se había repetido la “ceremonia” de aplausos prolongados en el momento en el que ingresó y hasta que se sentó- y pasó directamente al Salón de Actos del Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria, donde lo esperaban los rectores de las 6 universidades de Córdoba, acompañados por los directivos de los Centros de Educación Técnica y Terciaria. Allí se lanzaría una iniciativa de Martín que había tenido buena receptividad entre todas las autoridades universitarias, salvo en el rector de la universidad nacional que, sin embargo, había decidido acoplarse al resto para no volver a vivir una situación incómoda como la que había pasado unos días atrás.
“Estamos aquí reunidos -dijo Martín a todo el auditorio congregado- para lanzar un ambicioso plan para convertir a Córdoba en “capital del conocimiento”. Se trata de un proyecto estratégico para posicionar a nuestra ciudad como Centro de Investigación y Conocimiento del Cono Sur, en el marco de su tradición histórica como “Córdoba, la docta” sede de una de las primeras universidades de América que hoy nos está recibiendo con sus salones abiertos en forma generosa.” Martín sabía de la oposición al proyecto del rector de la nacional, pero de alguna manera aprovechaba su silencio y su presencia para forzarlo a que no pudiera dar marcha atrás en la primera esquina.
“Como habrán escuchado hoy, hemos tenido una buena cosecha en nuestra primera incursión por Buenos Aires buscando empresas que radiquen sus directorios en nuestra ciudad. Las 20 empresas más importantes del país, expresaron públicamente su compromiso de trasladarse con sus principales directivos a Córdoba. Se abre por tanto una enorme oportunidad y se aceleran los tiempos respecto de este otro proyecto. Ha llegado la hora de que nuestras universidades no sólo mejoren en su tarea de egresar gente capacitada, sino que además tenemos que fortalecer el perfil científico e investigador de cada una de esta instituciones.”
“En ese marco, desde la Municipalidad de Córdoba, y con el dinero de todos los vecinos, sabiendo que esta cuestión es clave para nuestro futuro estratégico, se lanza el “Plan de Becas a Graduados Sobresalientes” que becará a 300 graduados terciarios y universitarios por año para que realicen sus especializaciones en el exterior, con la promesa de radicarse en Córdoba, a su regreso por el término de 5 años bajo amenaza de tener que devolver el monto de la beca. Estos becarios asesorarán en forma gratuita a la Municipalidad a su regreso y a las diversas entidades creadas (Ente de Turismo, Foro de Concertación de Políticas Municipales, Ente Recaudador, Organo Metropolitano Supramunicipal, ADEC, CPCs, etc). Estamos hablando de 3.000 especialistas formados en el exterior en 10 años, para proyectar a nuestra ciudad a la vanguardia del conocimiento.”
“En el mismo marco, aprovechamos esta oportunidad para anunciar el lanzamiento de los “premios del Desarrollo Ciudad de Córdoba” que serán cuatro: premio al emprendedor del año, premio al investigador del año, premio al exportador del año y premio a la Empresa que más trabajadores tomó durante el año.”
“Estos premios serán muy importantes en términos económicos, para lograr que generen expectativa y fomenten la movilidad empresaria en torno a estos temas. Constarán de dinero y beneficios fiscales importantes para el año siguiente a las empresas premiadas. El jurado estará integrado por personalidades de la ciudad, representativas de todos los sectores.”
El auditorio no aplaudía con la misma energía con la que lo hacían los empresarios, pero hasta los más opositores al intendente eran conscientes que las medidas que estaba anunciando eran estratégicas para la ciudad. Y estaban de acuerdo.
El intendente cerró su breve exposición. “Por último, quiero anunciar que en la próxima semana visitaré al Ministro de la Producción de la Provincia de Córdoba, para proponerle el desarrollo conjunto de una “marca paraguas” que se convierta en un sello de calidad de productos elaborados en la ciudad y en la Provincia, y que permita elevar la rentabilidad para las empresas de la región.

Para las empresas que se ubiquen dentro de este paraguas, desde la Municipalidad -y también propondremos desde el Banco de la Provincia de Córdoba- se alentarán los procesos vinculados a normas de calidad “ISO” etc, transformación tecnológica y administrativa, responsabilidad social empresaria, formulación de proyectos para financiamiento local e internacional, etc. Sólo las empresas que cumplan con estas condiciones de excelencia podrán llevar nuestra marca “made in Córdoba”. Si el gobierno provincial no acepta la propuesta de cooperación, la Municipalidad lo lanzará por su cuenta con un alcance más restringido.”         
“Un comentario final -agregó el intendente-. Que nadie crea que este intento por atraer grandes inversiones excluye que nos ocupemos también de las pymes y de los comerciantes de nuestra ciudad que son parte esencial del proyecto de ciudad. Desde la próxima semana iniciaré contactos quincenales con comerciantes de cada una de las diversas zonas comerciales de la Ciudad de Córdoba, para escuchar sus reclamos, sugerencias y trabajar con ellos para que logren escala y se conviertan en pequeños y grandes “shoppings a cielo abierto”, con promociones comunes, tarjetas de descuentos zonales y generales, etc. Estamos dispuestos a invertir desde la Municipalidad para que este tipo de acción comercial mancomunada se desarrolle y tenga promoción suficiente.”    

“La próxima semana también lanzaremos una convocatoria para darle vida a todas las plazas y parques de Córdoba que incluye concesiones para ubicar nuevos negocios gastronómicos y actividades de entretenimiento y recreación en estos espacios donde todavía no se ha desarrollado nada  como son el Parque de la Vida, el Parque de las Naciones, y Plazas que son estratégicas pero que hacia la tarde dejan de tener vida ciudadana y pasan a ser antros para drogadictos y para malvivientes. Creo que el Parque Sarmiento es en este sentido un ejemplo exitoso de un parque que tiene vida tanto de día como de noche.”
“El ideal, pero vamos a ver si logramos el interés de los señalados, es que ciertos espacios sean dados en protección a la colectividad a la que representa o al patrono o Santo (ej. Plaza Italia a la comunidad italiana)”
Martín no había dejado nada por anunciar y por decir. Había cumplido con lo planificado para lanzar el día quinto, a pesar de todo y de todos. Sus medidas de activación económica, de seguro, no habían tenido el impacto buscado por el contraste con lo que había ocurrido en la mañana y que había absorbido todos los noticieros de la tarde y de la noche. Pero la foto de las 20 grandes empresas apoyando en forma explícita y directa este programa de inversiones lanzado por el intendente, también tenía su peso.
Cuando se subió al auto, su secretaria lo estaba esperando adentro. Martín se compadeció de la lealtad de esta mujer que siendo las 21:30 hs de la noche seguía allí, para darle un mensaje, habiendo empezado su jornada a las 7 de la mañana y sin haber cortado ni un minuto. “Intendente: habló el secretario del gobernador. Pidió que se reúna con él en el Centro Cívico inmediatamente después de que termine esta reunión.” Martín lo pensó un minuto. Recordó de nuevo a esa monja que le había dado el rosario. Lo busco en su bolsillo y lo tomó con la mano, aunque sin sacarlo. Se acordó de la frase que su madre sabía aconsejarle dijera antes de los exámenes: “Espíritu Santo, ilumíname y dame sabiduría para decidir…”.
“Digale al Secretario del gobernador que no tengo ningún motivo para ir a verlo. Y menos con lo hecho hoy. Que si tiene algo para decirme, que venga a verme a mi oficina mañana.” La secretaria se sorprendió por el mensaje que debería transmitir, pero no lo discutió. “Si, Martín. Así será”.
22:00 hs Ingresó al hall del hotel esperando encontrarse con su mujer y con sus hijos. Los había extrañado durante todo el día. Y no se había olvidado de esas fotos que le había mostrado el narco en el baño del aeropuerto. Pero en lugar de eso, estaba la plana mayor de su partido político. Sus hombres de confianza que lo esperaban en el lobby tomando un café. “Martín: sabemos que ha sido un día difícil para vos y que estarás muy cansado. Pero mañana es un día clave que puede llevarte hasta las cumbres o tumbar tu flamante gobierno. Queremos intercambiar algunas ideas con vos, para que las tengas en cuenta.” La seriedad de las palabras que había utilizado, el que en otro tiempo fuera además de su compañero político, uno de sus mejores amigos, le advirtió que este grupo de personas que lo habían ayudado a llegar hasta allí, necesitaba un poco de contención. “Dame unos minutos que llego, saludo a los míos y bajo a conversar”.
Cuando subió, los chicos ya estaban dormidos, preparados para ir al otro día a hacer actividades físicas. Esto le hizo doler. Había partido a la mañana sin poder verlos despiertos y ahora tampoco podía conversar aunque sea brevemente con ellos. Su mujer si estaba despierta, aunque en su cara se veía el cansancio de un día tan extenuante como el que había tenido él. Se sacó el saco y lo dejó sobre la cama, y mientras se lavaba la cara y los dientes (y usaba el baño por segunda vez en el día) repasaba temas hogareños -si es que se podía llamar hogar a la estadía en un hotel-. Alejandra le contó la angustia que habían vivido los chicos al verlo con esa arma en televisión.”No vuelvas a hacer eso, Martín” le indicó con cariño pero con firmeza. Pero de golpe comenzó a llorar desconsoladamente como si alguien le hubiera clavado un puñal en el corazón.
Martín salió desconcertado a ver qué pasaba. Y se encontró con Alejandra y las fotos que le había dado el narco en su mano, que las había sacado del bolsillo interno de su saco, en su intención de acomodarlo en el ropero. “Martín: ¿quién es el hijo de puta que te ha dado estas fotos nuestras? Quien sea, se que no lo ha hecho por nada bueno” Siguió llorando desconsolada. “¿Cuánto vamos a poder aguantar esta presión, Martín, cuánto?” Alejandra, no podía dejar de llorar. Hacía muchos años que Martín no la veía en ese estado de nervios. Pero no era para menos.
“Anda, Martín, andá. Se que están los muchachos abajo y que quieren hablar con vos” dijo sin parar de llorar. Martín se sintió incómodo. El debería aplazar cualquier reunión y quedarse con Alejandra. Pero accedió a bajar.
La reunión se extendió por dos horas. Cada uno le fue dando sus impresiones sobre lo que debía y no debía hacer. Martín los escuchó con paciencia, pero sin mayor entusiasmo. De alguna manera ese equipo a medida que habían pasado los días había quedado como congelado en el tiempo, sin haber arrancado todavía, cuando él ya corría a cien kilómetros por hora.

Cuando terminó y por fin pudo partir hacia su habitación, su secretario le dio una buena noticia: la embestida que Martín había hecho por la radio había tenido su efecto en las asambleas de cada uno de los sindicatos. Y después de horas de debate habían decidido posponer los paros por 48 hs hasta el lunes. “Tenemos 48 horas más de vida” bromeó aliviado el intendente. Cuando llegó a su habitación, su guardaespaldas de confianza cuidaba su puerta y la de sus hijos. “Te lo agradezco de verdad” le dijo Martín. Cuando entró Alejandra ya estaba dormida, pero las lagrimas se le habían secado entre su cara y su cabello.