Esta mañana me reuní informalmente con Alejandro Groppo, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y discutimos con toda corrección sobre mis recientes afirmaciones de presión ideológica sobre ingresantes que incluyeron en un segundo orden a la Universidad Católica de Córdoba. No lo conocía personalmente pero advertí que es un hombre que actúa de buena fe.
Tal cual quedé con él y viendo un video donde se expide en contra del proyecto de reeleción en forma pública, dejo constancia de esta opinión de su parte.
Me parece interesante abrir al debate, sin embargo, los comentarios que le hiciera a él en persona.
1. Bajo mi punto de vista y el de otras muchas personas que sin embargo no tienen vocación como yo de hacer públicas sus opiniones, la Universidad Católica de Córdoba y la Facultad de Ciencias Políticas, en cabeza de su decano ayudan, tal vez sin proponerselo, al peligroso avance sobre las instituciones que está realizando el proyecto de corte totalitario del Kirchnerismo.
El "coqueteo" a nivel de opinión pública con las teorías que fundamentan el populismo, sus justificaciones sobre acciones temerarias del gobierno nacional adjudicandolo sólo a un ejercicio astuto del realismo político, y su supuesta "neutralidad" en el análisis de los tremendos excesos y distorsiones a las que está apelando el proyecto k en su "ir por todo" no hacen otra cosa que servir al Kirchnerismo sacandolo del ámbito de lo "extraordinario" por lo grave que es para la república, el federalismo y la verdadera democracia y darle un tinte de "ordinario", es decir una opción más con sus virtudes y defectos.
La pregunta que yo le hacía a Alejandro hoy es si esta es la misión que debe tener una universidad como la católica y especialmente su facultad de ciencias políticas. No le pido a él que se convierta en una unidad militante pues caeríamos en lo mismo que pretendemos superar. Pero sí que no peque de "teórico" analizando de buena fe el devenir del accionar kirhcnerista sin contemplar que con sus comentarios contemplativos ayuda al avance de ese proyecto (pues obtiene el aval ni más ni menos que del decano de la católica).
2. Yendo específicamente a lo comentado en mi blog, los comentarios de los alumnos ingresantes los tuve respecto a la incomodidad por las bajadas de línea, hablandole sobre las supuestas bonanzas del modelo populista y sus fundamentos neomarxistas.
Pero más allá de eso que ya dije, aquí quiero dejar sentado lo que le comenté a Alejandro: por algún motivo que él debe estudiar (yo lo vinculo a esta manipulación -consciente o inconsciente- hacia marcos que no son los propios de una facultad de la universidad católica), los estudiantes de las carreras de esa facultad, lejos de recibir druante su cursado el "fuego sagrado de la doctrina social de la Iglesia, sus principios y valores" para intentar meterse en política desde sus diversos ámbitos y producir un cambio de fondo, egresan sin ánimo para participar activamente, con una visión excesivamente "realista" de cómo es la política sin mayores entusiasmos sobre cómo debe ser para pelear por ese ideal, tal vez intoxicados por las visiones de esos marcos y con un tinte de individualismo.
Como profesionales son excelentes, de primer nivel y en consultorías y cuestiones técnicas probablemente se destacan. Pero en lo que se refiere a formar hombres de "ciencia, conciencia y compromiso" los últimos dos desafíos todavía no muestran resultados claros..
Entiendo que esto pueda enojar a los estudiantes y a los egresados de esa facultad así como sus autoridades. Pero sería un error. Porque las críticas, si son de buena fe, como las mías, sirven para revisar que se está haciendo bien y qué se está haciendo mal.
3. La última pregunta es: ¿y a mi qué me importa?¿Por qué me meto con la universidad católica de Córdoba y esa facultad donde no cursé? Además de haber trabajado allí, mi respuesta es simple pero clara: me interesa porque es una instsitución más de la iglesia de Córdoba que se forjó con donaciones de cordobeses que querían un institución que fuera faro aquí.
Llevada a estos días dificiles para las instituciones está llamada a echar luz -con apertura, pensamiento crítico y diálogo- sobre el momento extraordinario que vive el país. La paradoja de una Argentina que estuvo entre los primeros puestos del mundo, capaz de incluir a miles de personas y el fracaso de los modelos populistas que hemos venido viviendo, con la particular desviación de este último gobierno cuyo nivel de corrupción y de atropello es inconmensurable y exige reacciones extraordinarias de las instituciones que saben a donde nos lleva un camino como éste.
Quería compartir estas reflexiones
Y abro al debate
Sebastián García Díaz