Introducción del Libro "Favelización de Córdoba. Droga, poder y burocracia"


“Las campañas contras los narcóticos en México y Colombia desplazaron las actividades de los traficantes hacia la Argentina”. No es una opinión personal. Lo afirma el último documento sobre “Estrategia para el Control Internacional de Narcóticos” del Departamento de Estado de los Estados Unidos. “Argentina -agrega- siguió siendo durante 2009 una importante ruta para el tránsito de la cocaína producida en los Andres. Mientras la mayor parte del tráfico se dirigió a Europa, hubo efedrina destinada al contrabando en México y Estados Unidos.” En otro párrafo consigna: “El año pasado también entró a la Argentina marihuana en cantidades significativas, en su mayor parte para consumo interno, y se originaron precursores químicos que fueron enviados a países vecinos para la producción de cocaína”.

Argentina es “el país perfecto" para la actividad de estas organizaciones criminales y especialmente para la más aguerrida, sangrienta y potente de todas, la 'Ndrangheta, que es hoy la mafia más importante del mundo. Así lo confirman magistrados italianos, que viven "blindados" porque la mafia calabresa está decidida a eliminar a estos valientes hombres de justicia.

Córdoba, en este contexto, se ha convertido en una plaza estratégica en el Tráfico de Drogas, producción y comercialización, así como en su consumo. La “isla” que a veces creemos que somos los cordobeses, en este caso está siendo utilizada por grandes redes internacionales de narcotráfico para enviar droga a distintos puntos del país y del mundo.

El poder de estas redes es tal que pueden comprar empresas, emprendimientos inmobiliarios, clubes deportivos, medios de comunicación, referentes de opinión y corromper instituciones políticas, civiles, judiciales y de seguridad.

Para tener una real dimensión de su poder, tengamos en cuenta que el mercado ilegal de estupefacientes moviliza a nivel mundial aproximadamente unos 50.000 millones de dólares al año. En Argentina la cifra no es menos impactante: unos 2.000 millones de dólares anuales. Si Córdoba representa el 10 % en todos los mercados nacionales, hablamos de unos 200 millones de dólares al año, lo que nos da una idea de los recursos que maneja el Narcotráfico en nuestra provincia. Es demasiado poder económico, como para que tengamos una mirada ingenua sobre el desafío que supone enfrentarlo.

En la otra cara de la moneda, miles de adolescentes y jóvenes se lanzan en Córdoba, en forma creciente, a experiencias cada vez más intensas de consumo de alcohol y de otras drogas. Las encuestas y estudios realizados en la Provincia indican que la edad de inicio es cada vez menor y la cantidad que se consume es cada vez mayor. Las consecuencias en términos de muertes, accidentes, violencia y embarazos no planificados están a la vista, con gran dolor y preocupación para las familias que se ven involucradas en esta problemática.

Hay una oportunidad de revertir esta tendencia, antes de que lleguemos al punto en el que se encuentran hoy países como México, Colombia o Brasil. En la cuestión del alcohol, estamos viviendo ya un verdadero genocidio humano, con más de 3.000 jóvenes que mueren al año en Argentina por circunstancias vinculadas al consumo de esta sustancia de alto riesgo. Son 30.000 jóvenes muertos en una década.

En este sentido, hay que tener en cuenta que las adicciones, son un fenómeno social particular, ya que tenemos al frente un sujeto activo desplegando todo tipo de estrategias para lograr que aumente el consumo. La violencia familiar también es un fenómeno social, por ejemplo, pero no hay gente que la promocione en forma directa y activa. En cambio en el caso de las drogas, hay miles de personas en toda la provincia, que se levantan todas las mañanas pensando cómo venderles más sustancias a nuestros hijos.

Lo mismo ocurre con el alcohol, así como en el caso del tabaco. Lo más triste -hay que decirlo- es que en el caso de una adicción tan dolorosa para las familias afectadas como es la ludopatía -la adicción al juego y las apuestas- sea el propio Estado Provincial el que la promueva a través de la autorización indiscriminada de casinos y slots en zonas en las que no tienen ninguna razón de ser.

En el caso de las drogas ilegales, es muy importante tener conciencia que los verdaderos cabecillas de las redes de narcos, no son los personajes que usualmente escuchamos hacen de dealers o incluso de caudillos en los barrios marginales. Ellos son un eslabón más en la cadena. Probablemente los jefes del narcotráfico en Córdoba no vivan en Colonia Lola, Villa Paez o Bella Vista sino en las mejores casas de los mejores barrios cerrados. De hecho son personas con contactos en los más altos niveles sociales donde buscan la cobertura estructural para sus negocios.

Nadie envía un camión con 2.000 kilos de cocaína (tengamos en cuenta que cada kilo puede valer USD 5.000 en nuestro país y hasta USD 40.000 en España) a transitar por las rutas argentinas para llegar al puerto de Buenos Aires o al Aeropuerto de Ezeiza y embarcar hacia España o Italia, sin tener garantías de impunidad en el más alto nivel. Los narcos no toman semejante riesgo sin una cobertura estructural del poder.

Lo que hay que hacer, por tanto, es mucho y es complejo: organizar la prevención en la Provincia, proyectar un plan para asistir a los adictos -en este terreno, Córdoba está muy atrasada- y coordinar los esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico, poniendo el foco en los grandes narcos y no sólo en la venta al menudeo. Con el mismo grado de importancia, organizar el control de la oferta de alcohol en la noche de Córdoba, asumiendo que el alcohol es –hoy por hoy- la droga más peligrosa.

No es un dato menor que los jóvenes nos manifiesten en una encuesta que el 50 % de las veces que le han ofrecido drogas ha sido en los mismos boliches donde usualmente van a bailar, lo que muestra que en el mismo ámbito se están consumiendo alcohol y drogas sin ningún control.

No hace falta que subraye la complejidad de toda esta problemática. Estamos hablando nada más ni nada menos que de uno de los aspectos más oscuros de la naturaleza humana como son las adicciones, la necesidad de consumir sustancias para sentirnos de otra forma de la que en verdad somos y la intención por parte de otros de explotar estas debilidades humanas con fines comerciales. En este terreno nadie tiene la receta mágica y la experiencia mundial está repleta de políticas erradas.

Con esta impronta y también con estas precauciones, asumí el cargo de Secretario de Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico, invitado como independiente al gobierno de Schiaretti. La tarea encomendada fue fundar el organismo creado por la Ley 9.600, votada por unanimidad en la Legislatura, la semana anterior a mi asunción.

Sin embargo, a días de cumplir un año en la gestión, debí renunciar en el medio de una fuerte confrontación con el gobierno y las instituciones involucradas. Este libro es un resumen de esa experiencia. En las páginas que siguen intento dejar sentado todo lo que vi, lo que me ocurrió como funcionario, y lo que tendrá que cambiar en algún momento en Córdoba para que las drogas no terminen poniendo en jaque a nuestra Provincia.

Algunos diálogos y racontos los he resumido al sólo efecto de mantener el relato de lo que verdaderamente aconteció. En esencia este escrito es un testimonio. Alguien que viniendo de afuera, cuenta a sus conciudadanos lo que ocurre adentro. Puedo adelantar que la ventana que abro a la intimidad del poder es indignante por momentos. Para algunos tal vez no agregue nada nuevo, porque uno se imagina que es así. Pero una cosa es imaginarlo y otra vivirlo. Vale la pena compartirlo.

Creo que este libro cierra, a su vez, una instancia que se abrió con el anterior -“Cómo salvar a la política” Se trata de nuestros hijos- editado en el año 2005, donde ponía en orden todas las ideas de fondo, que ahora han sido contrastadas con la experiencia concreta del gobierno.

Recuerdo la frase que me acercó al oído uno de mis colaboradores cuando salimos de una reunión con el Ministro Carlos Caserio, en la que todas nuestras iniciativas eran sistemáticamente rechazadas: “Esto va a ser más difícil de lo pensábamos, Sebastián”, me dijo. Y estaba en lo cierto. No me arrepiento de lo hecho. Ahora sabemos perfectamente cuáles y quiénes son los obstáculos para que la situación cambie. Y estamos preparados para enfrentarlos. Pero los cambios no se pueden hacer con poder prestado.

Un agradecimiento especial a todos los técnicos, funcionarios y responsables que me ayudaron a tener una perspectiva completa de las falencias estructurales pendientes y las soluciones posibles. También a los miembros del partido que presido, Primero la Gente, y al equipo que se sumó a la gestión y empujaron junto conmigo -todo lo que pudimos- para cambiar esta realidad. Por supuesto, una mención especial a mi mujer, Carmen, que me ha apoyado en todo este proceso en forma incondicional y a mis pequeños hijos.

Espero que el material sea un humilde aporte a todos los que -como nosotros- están buscando la forma de transformar la política de nuestros convulsionados países en desarrollo. Aunque a primera vista nos produzca dolor y escepticismo, en realidad estas páginas son un mensaje de esperanza. La esperanza que vence al miedo.

                                                           Sebastián García Díaz
                                                           Córdoba, 2 de Abril de 2010.-