La riqueza desparramada

No ha habido hombre de Estado o de gobierno, en ninguna época ni país del mundo, que no haya reconocido que la riqueza es el poder y la libertad, porque ella es el equivalente de todo lo que hace vivir, gozar, conservarse al hombre.

Todos ellos supieron que no se organiza nada en materia de gobierno de Estado, cuando no se dan los intereses económicos como bases y fundamentos del edificio del Estado, como en la formación de la familia, se empieza por constituir previamente la dote y caudal de que ha de vivir y se acaba por organizar su propiedad y bienes (...)

Donde no fueron libres los ciudadanos por no estar diseminada la riqueza, es decir, el poder, lo fueron los gobiernos porque monopolizaron la riqueza en que el poder soberano consiste.

Juan Bautista Alberdi
Estudios Económicos