Algunos párrafos del libro "FAVELIZACION DE CORDOBA. Droga, poder y burocracia"

PRESENTACION


“Nadie envía un camión con 2.000 kilos de cocaína (tengamos en cuenta que cada kilo puede valer U$D 5.000 en nuestro país y hasta U$D 40.000 en España) a transitar por las rutas argentinas para llegar al puerto de Buenos Aires y embarcar hacia España o Italia, sin tener garantías de impunidad en el más alto nivel. Los narcos no toman semejante riesgo sin una cobertura estructural del poder.”
(Pag 12)

CAPITULO 1: EL INFORME QUE FORZÓ MI RENUNCIA

“Caserio terminó convocándome a su oficina el día 22 de febrero, 40 días después de haberse hecho público el informe. Era un día lunes. Pero el viernes anterior me envió un emisario –me reservo el nombre, pero era uno de los funcionarios del grupo chico del gobernador Schiaretti– para anticiparme que “mi suerte estaba echada y que me daba tres alternativas: 1, retractarme del informe públicamente como único modo de permanecer en el cargo; 2, renunciar por motivos personales, en cuyo caso todos mis colaboradores podrían quedarse en sus puestos; o 3, la advertencia de que si me iba peleando, la pelea sería ‘a muerte’”.
(Pag 24)

“Un comentario final de este capítulo respecto del nuevo secretario que me sucedió en el cargo, Juan Carlos Mansilla. Es un buen hombre, comprometido con la prevención, y por eso su nombramiento no me sorprendió. Ya en diciembre del 2009 Mansilla había recorrido los pasillos de Casa de Gobierno (y había venido a la Secretaría) pidiendo “estatizar” su institución de asistencia (Programa Cambio) porque los números no le cerraban. En ese sentido entiendo que esta posición en el gobierno le venía bien. Pero lo que me resultó realmente vergonzoso es que se atrevieran, tanto él como el ministro y el Gobernador, a defender públicamente la decisión de dejar de luchar contra el narcotráfico en la Provincia. “Concentraremos a la Secretaría en la prevención y la asistencia y dejaremos la lucha al gobierno nacional”.
(Pag 30)

CAPITULO 2: EL DESAFIO DE FUNDAR LA SECRETARIA

“En ese momento, el Gobernador me remató con una frase que me dejó tranquilo: “Sebastián, vos estás jugando tu carrera en esta decisión. Pero yo estoy jugando mi gobierno. Si éste fue uno de los principales anuncios de mi discurso a la Legislatura hace una semana, te imaginarás que no voy a dejar luego que no cumpla las expectativas”.
(Pag 33)

“Mientras caminábamos de la oficina del Gobernador a la Sala de Situación y unos metros antes de ingresar, Schiaretti me indica que lance -en mi discurso inaugural- la novedad de la construcción de un Centro Integral de Tratamiento de las Adicciones en el ex edificio Minetti, junto a la Terminal de Ómnibus de la Ciudad de Córdoba. Sorprendido le pregunté si esto estaba confirmado. La secretaria de la Mujer, Niñez y Adolescencia, Raquel Krawchik, y el ministro de Salud, Oscar González, advirtieron que los equipos estaban trabajando, pero que hacían falta unos dos millones de pesos para avanzar. Schiaretti dio el visto bueno y me dijo: “Largalo vos”. Sin embargo yo no me sentí conforme y durante el discurso no dije ni una sola palabra. Unos meses más tarde, el propio Schiaretti anunciaría esta obra, ante un Teatro San Martín repleto de dirigentes, en ocasión del lanzamiento de la Red Social de Prevención Córdoba Libre. Sin embargo, de esa obra no hay nada, al día de hoy.”
(Pag 35)

“La confusión fue potenciada por el fiscal federal Gustavo Vidal Lascano. Con el correr de los días me enteré de que mi cargo le había sido ofrecido. El hombre, al parecer, estaba dispuesto a pegar duro al que estuviera en “su” cargo. Esa mañana el fiscal sale por todos los medios a decir que no veía conveniente mi propuesta de armar una “Red de Delatores” en los colegios, porque los chicos no estaban para cumplir esa función. Semejante afirmación dio pie a un efecto dominó de distorsiones repetidas por periodistas, algunos de ellos de renombre. El conductor de un programa radial de la mañana, afirmó sin ningún empacho que mi iniciativa era completamente descabellada y el periodista de uno de los noticieros televisivos locales más vistos, llegó a sentenciar categórico que él no autorizaría a su hijo a participar de esta red. ¿Cómo era posible que alguien pensara, en su sano juicio, que estábamos dispuestos a organizar una red de delatores con jóvenes menores de 18 años en los colegios de Córdoba?”
(Pag 36)

“En ese momento, como secretario –y aunque parezca mentira– mis problemas eran mucho más pedestres. De hecho no tenía ni oficina. Caserio me advierte: “Buscate una vos, porque si no vas a estar todo el año sentado en los pasillos”. El antecedente que todos los empleados del Ministerio me señalaban para alarmarme era el nombramiento del arquitecto Guillermo Irós al frente del Instituto de Planificación del Area Metropolitana, silla en la que recién pudo sentarse seis meses después, cuando le consiguieron una oficina. Finalmente yo estuve el mismo lapso –seis meses– para poder tener la mía propia.”
(Pag 38)

“Caserio, sin embargo, no era un hombre fácil. Mientras discutíamos qué se podría hacer y qué no, el ministro atendía su teléfono y a cada uno iba insultando, presionando, gritando e incluso amenazando con una naturalidad que no dejó de sorprendernos a todos los que estábamos presentes.”
(Pag 38)

“Adelanto un dato muy decidor: Susana Guiñazú renunció como directora en agosto, y sin embargo hasta el día de mi propia renuncia a finales de febrero nunca más pude lograr que se nombrara a un nuevo director en un área fundamental como es la Investigación y la Capacitación, pilares de la prevención, que quedó huérfana. La cuestión no sería tan grave si no fuera que, en paralelo, una joven psicóloga recién recibida que llegó al gobierno recomendada por un alto funcionario kirchnerista, fue nombrada en mi Secretaría en menos de 24 horas.”
(Pag 42)

“La primera semana de gestión terminaba con una charla áspera con Caserio en el pasillo del Ministerio de Gobierno (por ahora mi oficina natural). “Movete con cuidado porque acá en el gobierno hay mucha gente que no está de acuerdo con tu nombramiento. Dicen que vas a ser el “Juez” de Schiaretti”.
(Pag 42)

CAPITULO 3: UN CONSEJO ANTI-DROGAS QUE NACIO MUERTO

“El problema era la Justicia Federal. Allí me topé con el desafío de no tener una autoridad centralizada. Algunos mostraban una predisposición completa a colaborar. Otros, como el fiscal Gustavo Vidal Lascano o la secretaria penal Liliana Navarro, subieron la guardia desde el primer momento, tomando mis gestiones como una verdadera intromisión en sus competencias. “Dedíquese a la prevención y no se meta en este tema que es competencia absoluta de nosotros”, me indicaban. En su respuesta y en sus advertencias, ya podía vislumbrar una de las razones por las que no se podía avanzar en la formulación de políticas eficaces: todo quedaba subsumido al caso por caso, propio de la dinámica de Tribunales. En realidad, algunos de estos interlocutores eran más parte del problema que de la solución.”
(Pag 46)

“Lo curioso es que comencé a notar en Caserio un espíritu esquivo hacia esta iniciativa de crear un espacio de reflexión común, un Consejo de Lucha Contra el Narcotráfico. Aunque en una primera instancia me había dado el “OK” para avanzar en esta organización, a las pocas semanas me demostraba que el asunto no le interesaba. El momento crucial fue una semana antes, cuando me confirmó que ni él ni el Gobernador asistirían a esta primera reunión, tal cual yo lo había solicitado, para demostrar públicamente el aval frente a instituciones tan complejas como las que serían nuestras contrapartes.”
(Pag 48)

“El jueves anterior a la reunión, el desayuno se me atraganta, cuando abro el diario y leo que idéntica reunión a la citada se había realizado el día anterior, por iniciativa del fiscal Vidal Lascano, en dependencias de la Justicia Federal. El asombro era doble: primero por la reunión, y segundo por no haber sido invitado, siendo que él había recibido mi invitación oportunamente. ¿Para qué duplicar esfuerzos? No había otra razón que adelantarse para ganar protagonismo, por celos o para complicar mi convocatoria. Guardé la anécdota mascullando bronca, por la evidente “jugada política” que se había mandando el funcionario judicial, y decidí seguir.”
(Pag 48)

“Vidal Lascano había venido, al parecer, con la idea fija de no dejar ni el más mínimo atisbo de organización de este Consejo naciente. El funcionario judicial remató hacia el final, con tono entre irónico y despectivo: “Si tenés algo para aportar, Sebastián, venite cuando quieras a la Justicia Federal y te invitamos un café”. Frente al ataque, lamentablemente, los representantes de las fuerzas policiales y de seguridad decidieron mantenerse callados.”
(Pag 49)

“Este artículo en La Voz del Interior tuvo un impacto certero en el ámbito de la Justicia. Catorce integrantes de esta institución le solicitaron una reunión urgente al Gobernador para exigir mi renuncia (no voy a poner aquí los nombres de cada uno para no hacer una caza de brujas). Luego se reunieron con el ministro Caserio, quien los tranquilizó un poco. El mensaje había llegado a donde tenía que llegar y había calado hondo.”
(Pag 53)

“La verdad es que la División tenía oficiales voluntariosos pero trabajaban en una precariedad alarmante, tanto en lo que hace a recursos tecnológicos, humanos, organizacionales y de inteligencia. La lucha contra los pequeños kioscos le insumía el 100% de sus energías y con una o dos visitas, quedaba claro que la lucha contra los grandes narcotraficantes que operan en la provincia los excedía. No voy a olvidar que en la primera reunión, uno de los superiores jerárquicos asignado a explicarme en detalle cómo operaba el área de inteligencia e investigación, después de intentar demostrarme que estaba “todo bajo control”, terminó por solicitarme, que intercediera para conseguir algunas computadoras un poco más modernas porque las que tenían no podían hacer correr programas básicos y se bloqueaban cada dos por tres.”
(Pag 56)

“Allá por agosto del 2009 un periodista me llama para consultarme si sabía que, de los 20 autos con que contaba toda la División Drogas Peligrosas, 12 correspondían a préstamos que había hecho la Justicia Federal de vehículos involucrados en juicios. En una decisión insólita, la Secretaria Federal Dra. Liliana Navarro, les había sacado los 12 vehículos, dejándolos – como se dice en la calle– “a pata”. Respondí que nada sabía pero que averiguaría. En efecto, eso había ocurrido. Pero desde la Policía me pidieron que no hiciera nada, ni respondiera nada, porque temían otras represalias de la Justicia y del Gobierno Provincial, si el tema salía a la luz. No conforme con esta situación, llevé el reclamo hasta el Jefe de Policía y al ministro Caserio. Ambos me indicaron que cuando ingresaran nuevos vehículos les darían algunos, pero no percibí que hubiera sentido de la urgencia. ¿Cómo podía trabajar una división de 200 hombres con 6 autos (ya que 2 estaban rotos)? Hasta el día de hoy, y aun con autos que les han asignado, no han completado ni siquiera la flota inicial de 20 vehículos.
(Pag 58)

CAPITULO 4: FAVELIZACION DE CORDOBA

“La venta de drogas en un conjunto de barrios de Córdoba no se circunscribe a personas y puntos excepcionales, sino que comienza a involucrar a todo el grupo familiar y a un número importante y creciente de miembros de la comunidad. Así llega a convertirse en la principal fuente de ingreso de la zona.”
(Pag 59)

“Respecto a cuáles son esos barrios “favelizados” prefiero no dejar un listado por escrito, por el riesgo a estigmatizar a sus habitantes que todavía no han caído en las redes que aquí menciono. Sí puedo decir que hay por lo menos 30 barrios que están en una situación muy comprometida: Colonia Lola, Coronel Olmedo, Ituzaingó, José Ignacio Díaz, Las Violetas, Maldonado, Marqués Anexo, Muller, Parque Liceo, San Vicente, Villa Cornú, Villa Páez, Villa El Libertador, Villa Urquiza, Yapeyú, Barrio Ferrer y Suárez, entre otros. En esos barrios hay que actuar en forma urgente, antes de que sea demasiado tarde.”
(Pag 62)

“Volviendo al desafío social que también tenemos en esos barrios, la experiencia de gestión, en este sentido, me ha dejado en claro que la acción social que estamos desarrollando en los barrios es vergonzosa. Los gobiernos (nacional, provincial y municipal) y peor aún, los distintos ministerios y secretarías en cada uno de esos estamentos, “bajan” decenas de programas fragmentados, que no tienen coordinación entre sí y que en muchos casos se superponen. Los únicos que terminan de concentrar la información son los punteros políticos que visitan las distintas oficinas de los funcionarios para ver qué hay para repartir.”
(Pag 62)

“El clientelismo produce estragos en esas zonas. Porque un joven que abandonó el colegio y que ha crecido recibiendo dádivas y favores de políticos y punteros, no percibe cuál es la diferencia de recibirlos ahora de narcos y dealers.”
(Pag 62)

“Recorriendo las calles de Villa Urquiza los vecinos me iban comentando las diversas casas que vendían droga. Eran en verdad un listado impresionante. Cuando les expresé mi indignación de que la Policía no actuara con decisión me llevaron hasta el fondo del barrio –contra el Río Suquía– y me mostraron lo que allí ocurre todos los domingos: cuadreras de caballos con apuestas y todo tipo de ilegalidades institucionalizadas en ese sector. “Esto se hace con la cobertura de la Policía. Si no son capaces de cortar con algo tan burdo y tan conocido por todos, ¡Imaginate si van a hacer algo por el tema drogas!”
(Pag 64)

CAPITULO 5: LA LUCHA SOLITARIA CONTRA EL ALCOHOL

“Al comenzar ese encuentro, Caserio intentó aparecer tranquilo y sereno, pero su personalidad pudo más que su intención y a los pocos segundos ya estaba completamente sacado. “Este proyecto lo vengo defendiendo en las oficinas de Gobierno desde marzo –le reproché–. Les mandé noticia de que lo estaba por lanzar y no me dijeron nada”. Su respuesta fue terminante: “Mirá, Sebastián, el gobierno no te va apoyar en esto, no queremos meternos en el quilombo del alcohol porque es un boomerang; tu secretaría no va a ser autoridad de aplicación, no va a haber Registro Único y no quiero que presentes el proyecto en la Legislatura. Esta cuestión tiene que quedar en la órbita municipal y nosotros, como provincia, no tenemos por qué meternos”. “Yo no bajo la presentación del miércoles, Carlos, porque ya invité a todo el mundo y no voy a retractarme de ideas que vengo defendiendo desde que asumí” le dije.”
(Pag 78)

CAPITULO 7: DONDE METEMOS LOS ADICTOS

“En el último trimestre, y consciente de que no vendría una respuesta concreta (y sustentable) desde el Ministerio de Salud, comencé a presionar a Caserio para que me permitiera tener un sistema propio de becas para derivar pacientes a instituciones privadas y organizaciones no gubernamentales. El dinero no era poco. Tengamos en cuenta que un tratamiento en una de estas instituciones puede ir desde los $ 1.000 a los $ 7.000 según el caso. Caserio, aunque se mostraba consciente de que este tema en algún momento “nos iba a explotar en las manos”, se enojaba porque Salud no se hacía cargo, y me decía que no podíamos “gastar la plata que realmente hace falta para resolver este tema”. Yo para mis adentros seguía pensando: “¿Para qué crearon esta Secretaría, levantaron el perfil al tema, y ahora no están dispuestos a hacer nada para solucionarlo?”.
(Pag 100)

CAPITULO 8: COMBATIR LAS DROGAS SIN SILLAS NI LAPICERA

“El presupuesto estaba desagregado ítem por ítem, y arrojaba un total de $ 16.750.000. En verdad, yo era consciente que no nos darían ese dinero. Pero pensaba que, en la peor de las hipótesis, nos darían al menos la mitad. Sin embargo, como todo esto transcurría allá por noviembre y ya para esa época de mi gestión, yo acumulaba desconfianza, realicé algunas averiguaciones y presiones indirectas para ver si realmente se cumpliría uno de los compromisos fundamentales que había asumido Schiaretti al invitarme al cargo, que era dotarnos de recursos suficientes. El resultado de las averiguaciones no fue alentador. Tanto Graglia como otros legisladores nos hicieron llegar el cálculo de presupuesto enviado por el Ejecutivo en el que nos asignaban exactamente el mismo monto que se le habían dado al área en el 2009 cuando era una simple Dirección ($ 2.500.000). Como en política el que “no llora, no mama”, decidimos jugar fuerte. Primero elevé reclamo formal a Caserio, a través de un mensaje de texto, ya que para esa época, conseguir una reunión o un llamado por teléfono con él era imposible. Le escribí: “El presupuesto que nos han asignado es una risa. Si se enteran en la prensa nos van a dar a todos como en bolsa”. Sabía que sólo eso podría hacerlo reaccionar. Caserio me llamó por teléfono en el acto y me dijo: “Si vas a pelear, sabé que el quilombo se lo estás armando directamente a Schiaretti porque él es el quien decide con su puño y letra cómo se asignan los fondos del presupuesto. Vos sabés que él es contador, y esto lo trabaja en forma muy personal”.
(Pag 103)

CAPITULO 9: CONCLUSIONES PARA EL FUTURO

“El mayor desafío de la prevención viene por el lado de la comunicación masiva: darles a todas estas acciones directas, tanto en el ámbito de las escuelas como de la comunidad, un marco de campañas “paraguas” en los medios masivos, que tengan la misma calidad, impacto y frecuencia que las campañas de bebidas alcohólicas. Si pretendemos prevenir con folletitos y afiches (como tuve que hacer yo desde la Secretaría) el esfuerzo será en vano. Estas campañas deben estar dirigidas al público en general, pero con particular énfasis en dos objetivos: el rol que deben cumplir los padres, primeros y principales preventores desde la infancia y durante todo el período de crecimiento, y quebrar con las modas impuestas sobre los adolescentes y jóvenes para evitar la presión al consumo del grupo y del medio.”

CINCO REFLEXIONES FINALES

“¿Se puede concluir de este libro que funcionarios del gobierno provincial están vinculados con el narcotráfico? No tengo pruebas para afirmar semejante cosa. Evidentemente la forma deliberada en que impidieron avanzar en lo que hace al control de la oferta de alcohol y la lucha contra el narcotráfico genera sospechas, pero no es éste el libro que puede comprobarlas. Una posibilidad es que sólo sean políticos de la mala escuela, dispuestos a hacer grandes anuncios, para luego mover sólo lo suficiente como para decir que hicieron algo, aunque en realidad –en términos estructurales– no hacer nada. Pero su negligencia es en ciertos aspectos una falta grave. Insisto con los comentarios que hice al comienzo del libro: el narcotráfico pasa su mercadería por Córdoba y cierto porcentaje lo deja aquí para su procesamiento y distribución, con la garantía de impunidad que le da ese marco de “omisiones estructurales”. Son como mínimo, entonces, responsables por omisión. Otro tanto respecto a la falta de voluntad para controlar la oferta indiscriminada de alcohol.”
(Pag 131)

“Quitarle entidad a una Secretaría específica como la que hoy tenemos, con facultades para tener una visión integral de la problemática de la oferta y la demanda de drogas, y volver al esquema en el cual las decisiones políticas las tomará el ministro de Gobierno en forma discrecional, es un retroceso extraordinario. Además, no es un tema menor, discutir –en el ámbito político– hasta qué punto la Policía, tal como está estructurada hoy la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico, es parte de la solución o parte del problema del crecimiento de venta de drogas en Córdoba. ¿Podrá en este sentido la propia Policía presentar una visión crítica de sí misma y un proyecto de transformación ante el poder político al cual está subordinado? No hay que subestimar también los problemas que podría tener la Policía provincial cuando intente sentar en una mesa de coordinación a sus pares federales. Eso será imposible en términos prácticos por los propios celos y competencias que se generan entre pares.”
(Pag 133)

“En este sentido, debo decir que no era el mismo gobierno ni era el mismo Schiaretti el que me invitó a asumir en febrero del 2009 que el que me empujó hacia el abismo en marzo del 2010. El acuerdo con el kichnerismo indudablemente le ha quitado independencia de criterio al gobierno provincial y vuelve a condicionar (como tantas veces a lo largo de nuestra historia) a los cordobeses en sus legítimos reclamos. “
(Pag 134)

“El mayor problema del Gobierno provincial es que no hay plan estratégico. Si existe tal plan y en realidad estoy equivocado, debo decir que a los secretarios no nos era dado acceder a él para ordenar nuestras respectivas gestiones a ese horizonte. La falta de este plan hace que toda iniciativa sea tomada como un ataque al statu quo que todos defienden como la mejor opción.”

“Nadie me recibió con un resumen de este plan. Nadie me lo resumió tampoco en ninguna charla. De hecho, hay que decir que en un año, no participé nunca de una reunión convocada por el gobernador para definir las líneas estratégicas de mi Secretaría. En efecto, se puede argumentar que en realidad el área a mi cargo dependía del ministro Caserio. Pero la entidad del tema en cuestión hubiera valido alguna preocupación específica y la posibilidad de escuchar al funcionario a cargo. Con Schiaretti sólo mantuve una reunión el día que me ofreció el cargo y otra junto con sus ministros a la semana. Nunca más en todo el año hubo oportunidad de escuchar su visión, ni desarrollarle la nuestra. Tampoco el ministro Caserio convocó nunca una reunión para que todos sus Secretarios y colaboradores pudiéramos recibir de él (y del gobernador) directivas estratégicas, o planteos estructurales a seguir. Ni siquiera nos reunió para ponernos de acuerdo en algunos temas básicos, o aunque sea para que todos dijéramos lo mismo sobre los grandes temas del Ministerio de Gobierno y Seguridad. Yo al menos, no fui invitado nunca a participar de una reunión de este tipo. Ante la falta de plan cada área (no cada ministerio, sino peor, cada secretaría, cada dirección, cada área, según el carácter del dirigente que esté a cargo) formula su propio plan (o lo improvisa) y se lanza a ejecutarlo, sin saber qué pasa en la oficina del lado.”
(Pag 136)

“He visto con mis propios ojos, durante este año, cómo el clientelismo y la dádiva son el caldo de cultivo de todas las distorsiones. Es tan vasta, tan profunda y tan prolongada en el tiempo la experiencia para miles de personas de que será el Estado el que resolverá sus problemas y si no lo resuelve, “algo le tirarán como para ir zafando” (y no digo nada cuando llegan las elecciones) que no le resulta muy difícil a esa familia, cuando llega el momento en que las promesas y las dádivas comienzan a fallar, de buscarse otro benefactor para lograr el dinero fácil, sin trabajar. Allí surge la posibilidad de vender droga. Lo único que cambia es el titular benefactor. Pero la distorsión, en su raíz, nació mucho antes.”
(Pag 137)

“La última es ya una reflexión casi espiritual. Me atrevo a hacerla porque creo fuertemente de que allí está la raíz del problema. ¿Qué nos está pasando como sociedad? Más allá de todo lo que se pueda hacer a nivel de control, de investigación e incluso de prevención y asistencia, en algún momento deberemos replantearnos si esta dinámica de consumismo e individualismo en el que estamos embarcados y en la que estamos forjando a nuestros hijos es sustentable. Si realmente queremos eso para nuestro futuro como personas, como familias y como ciudadanos ya no de Argentina, sino de esta aldea que es el planeta tierra.”
(Pag 138)