(El diario sacó sólo un extracto y por error me mencionan como presidente del COPEC, cargo en el que todavía no he asumido): http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/dealers”-son-jovenes-adictos-con-escasos-estudios
Un especialista me supo decir: “hay un
20 % que jamás se les ocurriría bajo ninguna
circunstancia. Hay otro 20% que están dispuestos a vender, no importa
cuán fuerte sea el castigo. Pero hay un 60% que se acerca o no a este negocio
tan rentable, según el nivel de
impunidad que perciba para operar”.
La tarea del fuero provincial, entiendo, es advertirle a ese 60% que ahora el
nivel de riesgo de ser atrapado en Córdoba es mayor. Que se busquen otra forma
de “pagar la olla”. Hago votos para que lo logren.
Aunque este es un primer corte hay datos que confirman lo que uno ha visto en
estos años: las redes de narcotráfico se encargan en Argentina de que sus
vendedores consuman en forma adictiva. Así los tienen a su merced.
No hablamos siempre de marginales sin otra posibilidad que ésta de vivir. Un
porcentaje interesante (42%) cursó estudios, tienen su propia casa y algún
trabajo. Sin embargo son personas que en
su mayoría ya han optado por vivir del delito (la mitad tiene antecedentes
penales).
Que la mitad sean mujeres me hace sentir lo que veo en los barrios: madres, en
muchos casos, jugando con fuego metiéndose ellas y su familia en un mundo de
violencia y abusos.
En cualquier caso, sería muy injusto conformarnos como sociedad sólo con
neutralizar a los que son el último eslabón de la cadena de estas mafias
internacionales que operan sobre nuestro país.
Prefiero recibir en breve el perfil de los grandes narcos, “empresarios” con
dinero, que aprovechan sus contactos e influencias en un país que no tiene
fronteras ni radares, ni controla el lavado, ni los precursores químicos, ni lo
que entra o sale por Ezeiza o el puerto de Buenos Aires.