FRANCISCO I. Qué alegría inmensa que Bergoglio sea nuestro papa.
Esperanza en el futuro de la Iglesia guiado por este buen hombre que convoca a San Francisco.
Los cristianos de Argentina -la iglesia de Francisco- tenemos una enorme oportunidad de dar un salto, renovarnos, transformar nuestras instituciones, sacarles el polvillo, abrir las puertas y las ventanas, renovar los ritos, las canciones, las formas, los canales de comunicación y el modo en el que estamos llevando el mensaje de Jesús a la sociedad.
Pero sobre todo renovarnos en la acción. En todos los ámbitos. El mundo mirará esta iglesia "del fin del mundo" como en su momento miramos a Polonia de donde salió nuestro querido Juan Pablo II para ver de dónde había surgido un hombre así.
Esperanza en el futuro de la Iglesia guiado por este buen hombre que convoca a San Francisco.
Los cristianos de Argentina -la iglesia de Francisco- tenemos una enorme oportunidad de dar un salto, renovarnos, transformar nuestras instituciones, sacarles el polvillo, abrir las puertas y las ventanas, renovar los ritos, las canciones, las formas, los canales de comunicación y el modo en el que estamos llevando el mensaje de Jesús a la sociedad.
Pero sobre todo renovarnos en la acción. En todos los ámbitos. El mundo mirará esta iglesia "del fin del mundo" como en su momento miramos a Polonia de donde salió nuestro querido Juan Pablo II para ver de dónde había surgido un hombre así.
En lo particular, yo forjé mi espíritu de acción y mi vocación por participar de adolescente en aquellos encuentros de la Juventud en los que llenábamos el Estadio Córdoba, en aquellas palabras del Papa que escuchábamos mientras éramos "servidores": construyan una civilización del amor. Hagan con sus manos una cadena que sea más fuerte que las cadenas del odio y de la muerte..."
Esos impactos me duran en el cuerpo y en el alma hasta hoy. La llegada de "Francisco I" es un nuevo impacto sobre nuestra iglesia. Aprovchemos la oportunidad! Pero no nos durmamos. Todo lo contrario: que despierte el arzobispo, los obispos, los curas, los catequistas, las monjas, los misioneros, los grupos juveniles, la Universidad Católica, los colegios, los conventos, los grupos de oración y sobre todo nosotros los laicos!!!
Ese es mi humilde anhelo. Creo que ha caído "agua sobre nuestra tierra". Y es hora de volver a crecer.
También los "políticos católicos" (o los que pretendemos serlo) tenemos un llamado a despertar! a dejar esta coyuntura política de peleas y chicanas que nos asfixian y construir la esperanza de que lo mejor está por venir!!
Como decía la canción aquella de Juan Pablo II ... una patria más justa y más fraterna!
Dios quiera que así sea.
Un abrazo,