El inmenso poder de la lapicera

Por Sebastián García Díaz
Presidente de Primero la Gente


En las próximas elecciones provinciales del 7 de Agosto se abre una extraordinaria oportunidad para la ciudadanía de Córdoba. La reforma política, aunque incompleta -pues dejó afuera el control del financiamiento de las campañas-, ha establecido la boleta única para elegir a los candidatos.
Cada cordobés, por tanto, tendrá en una sola hoja a todas las opciones partidarias (ya no faltarán boletas) y con la lapicera en la mano, podrá elegir con comodidad quién quiere que lo represente para gobernar, quién para controlar desde el legislativo y quién para controlar las cuentas desde el Tribunal respectivo. ¿Puede elegir a un partido para lo primero, a otro para lo segundo y a un tercero para el Tribunal de Cuentas? Por supuesto. Y sería muy bueno que así sea, aprovechando que ahora no habrá que cortar las boletas sino sólo hacer un tilde en el casillero respectivo.
Con la boleta única puede abrirse un nuevo capítulo en la democracia de Córdoba. La Legislatura provincial puede dejar de ser la escribanía del poder de turno y convertirse en el verdadero ámbito de debate y contrapeso de los abusos que siempre ocurren cuando un gobernante obtiene la suma del poder político.
Está claro que a nivel de candidatos a gobernador hay tres fuertemente posicionados. Pero, gane quien gane, hace falta un implacable control externo desde el Poder Legislativo y el resto de los organismos.
La historia lo enseña: ningún político -ni partido político- es bueno controlándose a sí mismo. Y no importa si ganan peronistas, juecistas o radicales: lo mejor para Córdoba sería que no obtuvieran la mayoría legislativa y se vieran obligados a convivir con una oposición fuerte. Ha quedado demostrado que la teoría de la “gobernabilidad” que le ha garantizado por muchos años la mayoría al que gana, ha sido nefasta para nuestras instituciones. La próxima elección tiene que ser el momento del cambio.
La agenda de los independientes
Hay una matriz de corrupción en la provincia que ninguna de las opciones con chances de gobernar denuncia con suficiente énfasis y propone cambiar, ya porque abusaron de ella o porque especulan con usarla -cuando les llegue el turno- para financiar sus propias campañas, colocar su gente o incluso enriquecerse en forma ilegal.
Menciono aquí sus 10 focos principales: el Banco de Córdoba, Epec, Lotería,  Apross, Paicor, el sistemas de pequeños y grandes subsidios no controlados, las licitaciones y concursos manipulados para que ganen algunas empresas privilegiadas, aprovechando los resquicios que deja el sistema formal, los contratos de asesoría, los gastos reservados y los 1.000 millones de pesos dedicados supuestamente a desarrollo social, pero que en verdad son usados para mantener las estructuras clientelistas.
Desbaratar esta matriz no puede quedar sólo en manos de los jueces, que no reaccionan. Se requieren legisladores opositores dispuestos a poner la lupa, levantar la voz y presentar proyectos serios de reforma, que sean tratados y tengan posibilidades de sanción. Qué bueno podría ser para Córdoba que en el recinto se sintiera la presión para poner sobre el tapete el vínculo entre narcotráfico y política; esa impunidad con la que operan estas redes en el territorio provincial, como si “alguien” los dejara actuar adrede. Qué importante desbaratar el negocio corrupto del juego y su vínculo con gobernadores e intendentes de todo signo político. Que gran noticia si se constituye un cuerpo, con legisladores capaces de fiscalizar que no vuelvan a endeudar la provincia como lo han hecho, nombrar gente en forma indiscriminada o aprobar entuertos entre gallos y medianoche.
El poder Judicial también necesita control. Pero no es serio que en el Jury de enjuiciamiento de la Legislatura estén sentados algunos personajes que deberían estar en el banquillo de los acusados si el sistema institucional funcionara bien.
Es cierto que la reforma no llegó a permitir que los ciudadanos elijamos candidato por candidato en el segmento legislativo. Pero ya con este avance de la boleta única todo el sistema montado por la partidocracia está en jaque. Cada ciudadano, libremente, podrá poner en acción el inmenso poder de su lapicera.
Nuestra Fuerza Política -Primero la Gente- sin estructura y recursos aún para competir por la gobernación, pondrá allí todo su empeño: que la gente vote a quién quiera como gobernador, pero que vote legisladores independientes para garantizar que en Córdoba haya república de una buena vez.