Por Sebastián García Díaz
Dirigente de PRO/Juntos por el Cambio.
Ver artículo en La Voz del Interior
¿Coincidimos? El aumento de los robos es la angustia más grande que tenemos
los cordobeses. No hay conversación -en estos días- que no empiece o termine
cronicando un robo reciente. Aunque lo económico es angustiante para muchos,
esto nos ha desbordado a todos.
Se están robando autos, bicicletas, carteras, celulares, casas…
se roba a un mismo comercio varias veces en una sola semana. El nivel de
impunidad con que se mueven se vuelve impotencia y bronca, cuando -en el
asalto- se pierde todo.
El gobernador parece haber decidido no hacer nada, hasta el final de su mandato. Ha cambiado una y otra vez la cúpula de la policía, el Fiscal General, el Ministro de Seguridad, pero nada cambia. En la intención de querer “parchar” el problema, no encaran las soluciones de fondo.
¿Es necesario volver a alertar al Peronismo sobre las causas
profundas de este flagelo? ¿La cooptación de las redes de narcotráfico de zonas
enteras y el aumento de la cultura “narco”, sus lazos con “la noche” y sus
mercaderes, también con las barras bravas de los clubes y con los punteros
políticos? ¿La retirada del Estado de ciertos barrios que dejó solos a los
curas, los pastores y la escuela?
La impunidad de tantos años (el mirar para otro lado haciendo
como que nada ocurre) sofisticó la matriz de la delincuencia en Córdoba. No hay
campañas de prevención para que el tema no tome visibilidad. No habla el
gobernador, ni tampoco el intendente que aduce que su función se restringe a “poner
luminarias y cortar el césped” sin importar que haya más de 50 barrios
directamente tomados. Nadie a esta altura se atreve a diagnosticar cuán enferma
de complicidad está la institución policial y la Justicia.
La realidad es que se han configurado verdaderas organizaciones
criminales con ramificaciones en otras provincias, que usan como “caja chica”
la venta de drogas. Con esa caja compran y venden todo lo que se nos roba, los
desguazan y lo llevan a otras jurisdicciones. ¿Cómo es que un preso en Bowuer
llama y embauca con total impunidad? ¿Cómo es que un camión con dos toneladas
de cocaína aparece en una esquina de Villa Paez? ¿Cómo es que una banda puede
robar comercios en una misma zona durante muchos meses sin que lo capturen?
Lo único novedoso es que a esa matriz -ahora- se les están
sumando miles de “principiantes”. Son personas, en general jóvenes, que no
tienen nada para perder y prueban.
¿Por qué Córdoba no es Rosario? Simplemente porque aquí la
política y la delincuencia no se “desconocieron”, ni tampoco entre bandas. Pero
sería una ingenuidad pensar que no tenemos aquí el mismo cáncer de la
“marginalidad organizada”.
Son estos temas los que tenemos que discutir. No el “juego
online” ni de qué color pintamos los cordones de la vereda. No vamos a poder
salir de esta crisis, si ni siquiera podemos salir a la vereda. Llegó la hora
de sacar la basura de debajo de la alfombra.