Ver este artículo publicado en La voz del Interior
¿Por qué en Córdoba no estamos discutiendo lo que nos pasa y cómo solucionarlo?
Juan Schiaretti no está haciendo todo lo que debe para sostener
la economía de la provincia, que es -en definitiva- el pilar de nuestro
entramado social. Ni tampoco está reaccionando con contundencia frente a la
debacle de la educación pública provincial, que no logra asegurar ni la
presencialidad y ni siquiera la virtualidad. ¿De qué “justicia social” hablamos
entonces?
No enfrenta estas urgencias porque no tiene margen. Y no lo
tiene, porque se le ha ido la voluntad política para promover reformas de
fondo: del Estado provincial, de EPEC, la Caja de Jubilaciones y otros lastres
que se comen los impuestos de los cordobeses y le impiden dar la respuesta que
debiera.
Si no él ya no está dispuesto a debatir estos problemas con
la sociedad, por lo menos que lo hagan sus ministros.
¿En verdad vamos a traer el agua desde el Paraná? ¿En verdad
vamos a construir 25.000 viviendas como se prometió? ¿En verdad vamos a
entregar 100.000 notebooks?
Las obras públicas urgentes dependen hoy de los intendentes.
Empezando por llevar el gas a cada hogar o terminar las cloacas. ¿Esperaremos
20 años hasta que puedan afrontar esas inversiones? ¿o deberán arrodillarse otra
vez ante el gobierno central?
La seguridad es un debate urgente. Porque, al avance de las
mafias, narcotráfico y factores sociales distorsivos, ahora se suma la
implosión de la estructura policial, sumida en escándalos recurrentes.
Desarrollo Social es la discusión más sensible. El Estado
provincial se ha retirado del territorio en los hechos y lo ha “tercerizado”.
En algunos casos en manos comprometidas como las iglesias o ciertas ongs, pero
en otros casos en lo peor de la política. La única institución pública en pie
en los confines de la vulnerabilidad -como insiste Carmen Alvarez- es la
escuela pública. Y hoy, está cerrada con los chicos en la calle.
¿La solución de fondo es la generación de trabajo formal?
Entonces que la acción sea enérgica para sostener y crear emprendimientos, dar
los alicientes para que tomen gente y la capaciten -o al menos que no despidan-
y tengan acceso real al crédito (subrayo lo de real)
¿No deberíamos estar discutiendo con pasión como vamos a
relanzar la industria del turismo y qué debemos hacer para que no desaparezcan
en el mientras tanto? No se trata de pasar el plumero y abrir, cuando se pueda.
Hay que aprovechar para dar un salto en esta industria y convertir esta
tragedia en una oportunidad.
Algunos ministerios hacen la plancha: firman acuerdos,
visitan empresas, lanzan programas de nombres ampulosos… pero luego, cuando le
preguntamos a los supuestos beneficiaros, nunca les llega nada. Se les ha
adormecido el “músculo estratégico” y sólo ha quedado cabotaje y marketing.
Respecto de protección del ambiente -debate que apasiona a
la Juventud- ni siquiera discutimos cómo reciclar la basura, acumulada a cielo
abierto, cómo liberamos al Suquía de nuestros desechos cloacales o qué vamos a
hacer para que no se vuelva a quemar toda la provincia en los próximos
incendios.
Cultura ha dejado a la deriva en esta pandemia a “la
cultura” al igual que Deportes, Comercio Exterior, Juventud….
Pero si el gobierno se duerme, podemos ir hacia atrás.