En Córdoba Macri no tiene quien lo defienda


El presidente no tiene en nuestra provincia una estructura de personas influyentes, convocantes y prestigiosas que le de cobertura a su política y las decisiones difíciles que está tomando para desactivar la “bomba del kirchnerismo”. Sus referentes locales no parecieran poseer ni la pasión ni el compromiso para hacerlo, no desde Buenos Aires, sino aquí, en el llano de la política local.

Como contracara, los continuos acuerdos de Macri y sus funcionarios con autoridades provinciales o municipales cuestionadas o deslegitimadas, podrían terminar por decepcionar al electorado cordobés, por la contradicción que supone construir el cambio con dirigentes que trabajan para que nada cambie.

El problema en el origen

¿Por qué se da esta paradoja entre un apoyo ciudadano tan mayoritario a Macri y un desarrollo tan precario de su estructura política? Conozco bien la historia porque nos sumamos desde la misma llegada de Mauricio a la ciudad. Incluso fui su primer candidato a intendente en el 2007 en una alianza entre Primero la Gente y el PRO..

Los muchos operadores que luego envió Macri a “amar Córdoba” ninguno quiso encarar la larga y fastidiosa tarea de forjar una estructura y un semillero de dirigentes independientes, fórmula que había resultado exitosa en Capital Federal y de la que ellos mismo habían surgido. Aquí su obsesión era encontrar una figura que midiera en las encuestas. Pero los que aparecían primero no aceptaban dar el salto y los que finalmente lo hicieron no tenían la envergadura suficiente. Al final se quedaron sin una base propia de gente valiosa y sin referentes de renombre.  

Un tiempo antes de la campaña por la presidencia, esos operadores decidieron suplir la falta de estructura adoptando el equipo del polémico ex intendente Kammerath, lo que hizo que varios nos alejáramos decepcionados. Así se formó el núcleo central del PRO en Córdoba. Estos dirigentes se encargaron de que el juego fuera cerrado y entre pocos. Y por su propio pasado e impronta no han logrado destacarse como portavoces aguerridos de la visión del gobierno nacional.

La trama se complicó cuando se sumaron un radicalismo que en Córdoba se acercó a Macri sin convicciones, casi pidiendo disculpas, un juecisimo que escandalizó con sus idas y vueltas y hasta un peronismo que volvió a ensayar su aceitada estrategia de quedar bien con Dios y con el diablo.

Macri en la presidencia

Ya en el poder, este problema de representación local se ha agravado. ¿Quiénes son hoy sus defensores en la provincia? ¿Mestre, Aguad, Baldassi, el Gato Romero, Juez, Negri, De Loredo? ¿sus diputados y senadores enviados desde aquí? ¿el equipo de Kammerath? 

Más profundo aún: ¿son éstos los representantes del cambio que tanto entusiasmó a los cordobeses? ¿Son ellos los que trabajarán para que ese cambio se plasme en la provincia, tan necesitada de una visión renovada luego de 20 años de peronismo?

En algún momento habrá que prestarle la debida atención a esta deficiencia realmente de fondo en el proyecto político macrista si quiere tener sustentabilidad más allá del 2019.

Mientras tanto mi apoyo -ya no como político, sino como ciudadano- a que se forme en Córdoba, un espacio paralelo, para todos aquellos que queremos sostener a Macri, pero no queremos convalidar el liderazgo de referentes que no profesan los valores del cambio.