Intendente: ¿ya se va?

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Por Sebastián García Díaz
Dirigente PRO Córdoba/Juntos por el Cambio.



El intendente de Córdoba ha manifestado su intención de ser candidato a Gobernador. No somos quién para juzgar su decisión. Pero sí expresamos nuestra preocupación por los grandes problemas de la ciudad, que quedarán pendientes en una gestión tan fugaz.

¿Qué nos dejarán estos cuatro años? Algunas obras discutibles como los obstáculos que se incorporaron a las calles del centro, nueva Córdoba y el cantero de la Chacabuco (¿terminarán la Plaza España?); algunos galpones que han descentralizado maquinaria y muchísima pintura en paredes y cordones. También los últimos escándalos por gastos superfluos.

El resto es de saldo negativo. ¿“Economía circular” en una ciudad que no logra aún separar en origen la recolección de residuos de distinto tipo y con un basural tan precario como el que funciona hoy? ¿“Compromiso ecológico” sin ningún avance sustancial en ese 50% de la ciudad que aún no tiene cloacas? ¿“Digitalización” cuando sólo hemos logrado un par de gestiones básicas en modo “beta” y el día a día de los trámites sigue siendo un infierno? La integración del Gran Córdoba ha sido sólo una foto, como tantas otras “políticas”.

Hay una cuestión concreta que sí nos dejará. Y es la situación irregular en la que quedarán los miles de “chalecos azules”. Corremos serios riesgos de enfrentar demandas o peticiones de pasar a planta permanente. Si este tema no queda resuelto, será una bomba para la próxima gestión.

En transporte, Martín Llaryora se vió beneficiado por la pandemia. Pero ahora, sin un sistema integral de transporte planteado (que incluya ómnibus –urbano e interurbano-, taxis, remises, uber, bicicletas, tren, etc) el “dolor” permanece intacto. Incluso ni siquiera garantizamos lo básico: transparencia en la decisión sobre las empresas estatal y privadas o que las personas con discapacidades puedan acceder.

En lo que hace al desarrollo económico de la ciudad post-pandemia, todo está pendiente. Los hoteles cerrados, el aeropuerto al mínimo, las grandes avenidas con sus comercios destruidos, la peatonal vacía con el 50% de sus locales en alquiler. Los grandes espectáculos ausentes. ¿No vamos a hacer nada? A la hora de recaudar los impuestos y aplicar multas sí hicieron, sin temblarles el pulso para definir los aumentos.

Creo que todos los cordobeses coincidimos en que, además del turismo, nuestro futuro pasa por potenciar a Córdoba como polo de conocimiento y de recursos humanos capacitados. Pero aquí no basta el relato: necesitamos sentar universidades y mundo empresarial y entrepreneur, para producir la sinergia aún pendiente.

¿Qué quedará de “gestión social”? Al menos, debería aprovechar la buena sintonía con el gobernador para traspasar las escuelas municipales, así como los Hospitales de Urgencias y el Infantil. Y requerir -en cambio- que todos los dispensarios estén en la órbita municipal como debe ser.

Lo más grave: no ha habido la más mínima reacción frente a la inseguridad que sufrimos los vecinos en los barrios y el crecimiento del narcotráfico. Tampoco respecto a la crisis de la política de seguridad provincial.

Los cordobeses debemos exigir al intendente, que -antes de irse- nos rinda cuentas. Que nuestra ciudad no haya sido sólo un trampolín.