El destino de los partidos políticos chicos

En el año 2002 -teniendo apenas 30 años- lideré junto a un grupo de jóvenes la fundación de un nuevo partido político en Córdoba: Primero la Gente. Fue una experiencia maravillosa, de la cual estoy muy agradecido a la vida por todo lo que me enseñó.

Desde el mismo nombre "Primero la Gente" -que fue votado en una "asamblea" de participantes activados por la crisis de la salida De la Rúa- sumado al hecho de que fuera fundado por jóvenes, la velocidad con la que reunimos las 4.000 fichas de afiliación (en apenas 40 días), el marco ideológico fresco que se respiraba en sus documentos fundacionales, el hecho incluso de no responder a un líder nacional sino ser una expresión local... todo vaticinaba que podría ser un movimiento político con un gran futuro.

En ese momento se multiplicaban las "asambleas barriales" en Córdoba y los movimientos ciudadanos que expresaban la bronca del colapso económico -el "corralito"- y el clamor del "que se vayan todos". Con respecto a esas expresiones, lo nuestro se adelantaba dando un paso más y organizándose políticamente para presentar candidatos electorales. 

A ninguno de nosotros se nos ocurría ir a participar a las estructuras viejas del peronismo y del radicalismo porque allí radicaba el problema y no la solución. El sabor "romántico" de estar construyendo una alternativa de cero nos movilizó durante años.

En las primeras elecciones del 2003, entregando folletos en la calle y desplegando una bandera que decía "Primero la Gente, no los políticos" obtuvimos nuestros primeros 15.000 votos como candidato a Intendente. En la siguiente elección del 2005 como candidato a diputado nacional obteníamos el 5% de los votos. Llegamos a tener presencia en 20 ciudades del interior.

En ese tiempo también nacía el partido de Luis Juez (Frente Cívico), el de Ricardo Lopez Murphy (Recrear) el de Elisa Carrió (ARI), el de Juan Carlos Rabbat, el del titular de la Cooperativa Horizonte, entre otros.

54 partidos en Córdoba

En esa etapa surgieron más de 50 partidos políticos en Córdoba, que lograron cumplir con los requisitos exigidos por la Ley para serlo. 

La verdad que a ninguno le sobraba nada: en lo institucional apenas le alcanzaba para cubrir los cargos, también en lo económico y en la estructura política territorial. Todo era muy precario.

A 20 años de aquella experiencia, la realidad nos demostró que ese modelo político no era sustentable y que se ha agotado completamente. 

Los argentinos apoyaron con su voto a aquellos que confluyeron en estructuraciones más grandes (no voy a analizar ahora el porqué, me quedo con el dato de la realidad) Y no siguieron, al menos en forma masiva, a los que intentaron desde la fragmentación y la testimonialidad. 

Hoy quedan, de aquella experiencia, un conjunto de partidos completamente vaciados, que existen sólo en expedientes judiciales llevados adelante por un par de gestores políticos ignotos pero pícaros que se las ingenian para que el reconocimiento legal no caiga, sumando a la nómina de autoridades a sus amigos y parientes y haciendo actas de asambleas que en realidad nunca se realizan. 

Lo más grave es que no cumplen con su objetivo inicial sino todo lo contrario: se han convertido en unidades políticas "de alquiler" o "de préstamo", para que se presenten candidatos advenedizos que dicen ser apoyados por miles de personas pero que luego nadie los vota en demasía. O también utilizados por expresiones políticas que por sí mismas son incapaces de reunir ni siquiera 4.000 afiliaciones que los apoyen.

El caso de mi partido

Ese es el caso -lo digo con tristeza- de aquel partido "Primero la Gente" que yo fundé y del cual hoy ya no soy parte. 

En mi caso debí dejar la actividad política desde el año 2013 por la muerte de un hermano que obligó a concentrarme en mi actividad empresarial. 

7 años después, cuando recibí la invitación de Patricia Bullrich a sumarme al PRO en marzo del 2020, me pareció que su visión era la correcta: "hay que meterse adentro de las estructuras que hoy pueden cambiar la Argentina como es el PRO y Juntos por el Cambio". Lo demás sólo ayuda a que el kirchnerismo y el peronismo siga gobernando, aprovechando la fragmentación." Ella misma había dado el ejemplo afiliandose al PRO con todo su equipo partidario de "Unión por Todos".

Pero, no era ese el espíritu de los que habían mantenido los papeles de nuestro partido en orden (aunque sin ninguna actividad de relevancia política real). Ellos cayeron en la tentación de "negociar" con terceros esos afiliados que ya no los siguen y que ni siquiera saben que el partido continua en pie, ni que ellos continúan afiliados.

Partidos en "alquiler"

El caso de Primero la Gente no es el único. 

Hay otros partidos que tuvieron su relevancia inicial, como por ejemplo Acción por la República (el partido de Domingo Cavallo) que hoy ha sido prestado al partido libertario cordobés. ¿Conseguirían los libertarios 4.000 afiliados hoy en Córdoba? Estoy seguro que sí, pero decidieron el camino fácil de utilizar el sello vacío. 

Otros: el partido del "vecinalista" Kasem Dandach o el partido "alquilado" por Olga Riutort para poder presentarse por fuera.... son todos distorsiones que sólo existen porque la política los utiliza para sus fines non sanctos

Partidos políticos en serio

En términos reales, hay cuatro expresiones políticas reales en Córdoba: la del peronismo y todos los "sellos" que lo acompañan (Hacemos por Córdoba), la de Juntos por el Cambio (PRO, radicalismo, Juecismo y Coalición), la izquierda en sus múltiples fragmentaciones (otro error grosero de su parte) y el Vecinalismo de Aurelio García Elorrio (que haciendo "sintonía fina" tampoco llega a ser un partido político real, aunque sí formal).

Todo el resto de los partidos hay que revisarlos con lupa para saber si no están entrando por allí lo peor de la política que supuestamente nacieron para combatir.

Cuando escucho por estos días que un nuevo partido "de los evangélicos" está tratando de conformarse, lejos de alegrarme al ver que esos hombres y mujeres de Fe que tanto aprecio están metiéndose en política, me entristezco porque veo que sus esfuerzos serán en vano otra vez.

Necesitamos estructuras políticas fuertes

En este momento crucial de la Argentina, donde el populismo se "bate a duelo" con el republicanismo, los que estamos del lado de la república y la libertad, deberíamos unirnos en una sola conformación política, siendo capaces de mantenernos unidos a pesar de las diferencias de matices. 

Algunos más liberales, otros más conservadores, otros más demócratas cristianos, otros más desarrollistas y otros más social cristianos o progresistas a todos nos une -en este momento histórico de Argentina- el sentimiento común de que no podemos dejar que triunfe la impunidad del kirchnerismo y su intento de llevar a Argentina hacia "Venezuela" (por nombrar en un título lo que supone la política del "vamos por todo")

El que cree que, eyectarse de la estructura central y construir una opción más "pura", es un aporte a la Argentina de hoy -a mi humilde modo de ver- se equivoca en forma grosera. 

Creo que en esta línea van los liberales y los libertarios, otra vez Lavagna, Aurelio y los vecinalistas y todos los que no sean capaces de deponer las diferencias circunstanciales en favor de lograr un triunfo opositor contundente.

Juntos por el Cambio como partido político

Dejo esta última reflexión: para dar certeza a los argentinos de que somos capaces de gobernar en unidad más allá de las diferencias, las estructuras del radicalismo, del PRO y los otros partidos que conforman la coalición JXC deberían debatir una fusión.

Se trata de una idea disruptiva, pero sólo así se produciría un verdadero shock político que demostraría nuestra voluntad de gobernar y producir el cambio. 

Por el contrario, en estos meses lo único que estamos mostrando a la sociedad (desesperada por la pandemia y la cuarentena) son internas de internas, divisiones, desencuentro entre nosotros y chicanas. El intento de cada dirigente de posicionarse en lo que -a los ojos del electorado- se muestra como un caos.

Si no superamos nuestra propia división interna como "Juntos por el cambio" no seremos confiables.