Por Sebastián García Díaz
Miembro de Civilitas -Esperanza Federal-
Todo lo ocurrido en Córdoba es muy bueno. Debemos alegrarnos. No importa las motivaciones últimas que movieron al periodismo, al fiscal, a la policía y al gobierno a hacer lo que hicieron. Lo concreto es que ahora se abre una enorme oportunidad para iniciar una nueva etapa. Aprovechémosla.
Una nueva fórmula.
Necesitamos un nuevo paradigma, que mire el fenómeno de la seguridad desde arriba hacia abajo y no al revés, como ahora. Desde las cabezas de estas redes hacia el último eslabón. Ya no necesitamos más policías sino mejores policías.
El narcotráfico ha extendido su dominio en todo el abanico de
delitos que sufrimos a diario; reclutando, entregando armas, reduciendo lo
robado, dominando zonas. Y si no hacemos
lo que corresponde, pronto escalarán hacia delitos más complejos y lograran
consolidar aquel “incipiente proceso de favelización” en zonas marginales. En
el Gran Buenos Aires esto ya ocurrió.
La faceta
prevencional -evitar el delito patrullando las calles a la espera del ladrón de
ocasión- ya no es suficiente. Deberíamos
dejarla reservada para pequeños y dinámicos cuerpos de policías municipales de
fuerte raigambre comunitaria (que todos conozcan al policía de la esquina). Probablemente
el número de efectivos crezca según cada zona. Pero su eficacia no pasará por
mayores sofisticaciones sino por enrolar personas intachables, orgullosas del
mandato de hacer respetar la ley y sujetos al control formal y “social” de sus
propios vecinos.
Desde la provincia el foco hay que ponerlo en la investigación y la lucha contra las ramificaciones en nuestro territorio de estas redes delictivas más complejas. Y para ello necesitamos una policía provincial más sofisticada, con profesionales especializados en inteligencia criminal, tecnología y capacidad de acción a mayor escala.
Desde la provincia el foco hay que ponerlo en la investigación y la lucha contra las ramificaciones en nuestro territorio de estas redes delictivas más complejas. Y para ello necesitamos una policía provincial más sofisticada, con profesionales especializados en inteligencia criminal, tecnología y capacidad de acción a mayor escala.
La problemática de Colonia Lola o Bajada de San José,
por ejemplo, ya no se arregla con el paso lento de un móvil irradiando luces.
Se requiere una intervención integral y compleja en el territorio. Hoy la Policía
de Córdoba tiene algunos cuerpos con este nivel. Pero son la excepción y deberían
ser la regla.
Unidos para reclamar.
Sin embargo no tendremos seguridad efectiva, ni pararemos a los narcos mientras no apuntemos a las cabezas de estas redes. Y eso sólo puede hacerse desde el nivel nacional.
Unidos para reclamar.
Sin embargo no tendremos seguridad efectiva, ni pararemos a los narcos mientras no apuntemos a las cabezas de estas redes. Y eso sólo puede hacerse desde el nivel nacional.
Aquí viene lo
más difícil: ¡Que todos los partidos, los jueces y fiscales provinciales y
federales, los referentes de opinión, legisladores, intendentes y gobernantes, la prensa y la sociedad civil y cada uno de
nosotros nos unamos para exigir al Gobierno Central que asuma de una buena vez este
combate!
Las divisiones
entre los que quieren sacar provecho y los que quieren parar la bronca, no nos
sirven. ¿Acaso los jueces y fiscales federales pueden encarcelar a los
cabecillas del narcotráfico? Muy lejos están, con sus armarios abarrotados de
expedientes y su nula infraestructura, tecnificación y especialidad para
combatir semejante mafia. La Nación los deja a la deriva.
¿La Policía
Federal apostada en Córdoba es un cuerpo de elite que irradia respeto por su
capacitación, tecnología de punta y conexión a una base de inteligencia
centralizada trabajando en tiempo real? ¿Acaso nuestra Fuerza Área tiene en
pista aviones de vanguardia -¡con nafta y todo!- para salir prestos a perseguir
las avionetas ilegales, guiados por un radar 3D de última generación? Si apenas
los gendarmes hacen los que pueden en la ruta 9, así como la policía
aeroportuaria …
Fuimos capaces
de unirnos todos los partidos políticos para reclamarle al Estado Nacional el
dinero que nos debe ¿Cómo no vamos a unirnos en esto, para que nuestra voz
despierte al resto de las provincias?
Convoquemos a la ciudadanía.
¿Qué hacemos ahora, en lo inmediato? La mejor iniciativa sería convocar a la ciudadanía a sacar todo lo que tiene atragantado en la garganta.
¿Qué hacemos ahora, en lo inmediato? La mejor iniciativa sería convocar a la ciudadanía a sacar todo lo que tiene atragantado en la garganta.
La gente sabe
dónde, quién, la patente del que le da cobertura, quién la atiende mal en una
comisaría, quien le pide coima, quien es el fiscal que cajoneó u omitió actuar,
quién se queda con lo decomisado o lo vende, quién es el adicional que mira
para otro lado cuando venden droga en un boliche o en un baile de cuarteto. Y somos los ciudadanos los primeros que
queremos un cambio.
Si yo fuera el responsable de liderar esta nueva etapa, pondría incluso el teléfono de mi propia oficina a disposición para receptar todas las denuncias anónimas (no importa cuántas sean) hasta lograr un rápido mapa de dónde estamos parados, no en frías estadísticas, sino en la realidad de la gente. No se renovará el vínculo, si primero no escuchamos. Empecemos por ahí.