Consumo de alcohol y drogas: consejos para padres de adolescentes y pre-adolescentes

Queridos Padres:

En los últimos meses he mantenido varias charlas con padres de adolescentes preocupados por el consumo de alcohol y de algunos episodios esporádicos de consumo de marihuana entre sus hijos.

Como les he explicado, hay una política pública que estamos defendiendo de control más estricto de la oferta y de cumplimiento de la ley 24.788. Pero más allá de la posibilidad de apoyar esta lucha ciudadana, está la pregunta de qué podemos hacer nosotros como padres respecto de nuestros hijos, ante este fenómeno.

A todos les he aconsejado leer este trabajo sobre el alcohol en adolescentes de Córdoba que es muy ilustrativo: http://www.primerolagente.com.ar/hastacontuhijo-informe.pdf

Además hemos conversado de ciertas consideraciones generales que resumí en su momento en este video:  http://youtu.be/uPC2kaSQ5dI

Pero ahora quiero sumar estos tips concretos para la reflexión que me parecen importantes:

1.       Tenemos que tomar al consumo de alcohol entre adolescentes de Córdoba, incluso de 12 o 13 años como un desafío habitual que les están planteando la sociedad a todo tipo de chicos -y por lo tanto a nuestros hijos sin lugar a dudas- no importa su condición social, educación, nivel de consolidación de su familia, buena conducta, u otros factores.

ES DECIR NINGUNO DE NUESTROS HIJOS ESTA AFUERA DE ESTE TENDENCIA PER SE y lo más probable es que se enfrenten a una situación concreta de oferta de consumir alcohol por parte de sus amigos o amigas, o un tercero, mucho antes de lo que nosotros pensamos. La experiencia de consumo no está atada a problemas psicológicos o desordenes de conducta que pueda tener un chico sino que es un desafío cultural que todos los chicos se ven casi “obligados” a experimentar.

La llamada preocupada (o en algunos casos desesperada) de muchos padres que me piden les de una charla una semana después de la fiesta de 15 de sus hijas, cuando descubrieron con sorpresa que muchos de sus amigos se alcoholizaban en forma tremenda, me hace ver que la mayoría de los padres caemos en la tentación de creer que “nuestros hijos y sus amigos están afuera del fenómeno” hasta que de repente advertimos que no es así.


2.       A diferencia de nuestra experiencia cuando fuimos jóvenes o adolescentes, la posibilidad de un consumo de alcohol junto con otras drogas (como marihuana)  es mucho más frecuente y habitual.  Alcohol y otras drogas conviven en la nocturnidad de nuestros adolescentes. Es muy probable que chicos que tienen hermanos más grandes de edad universitaria, aparezcan en una fiesta de 12 años y muestren un “porro” con la misma “onda” con la que cuando éramos chicos nosotros mostrábamos un cigarrillo de tabaco!


3.       Tengamos presente que así como no podemos considerar “alcohólico” a un a un chico de 12 a 15 años que pueda quedar completamente alcoholizado al final de una fiesta, lo mismo ocurre con uno de esa edad que se muestra probando con drogas. No estamos necesariamente ante un “adicto” y lo más probable es que todavía no lo sea, sino que aún estemos ante un adolescente experimentando. Por lo tanto no podemos exagerar en la reacción.


4.       Muchos menos podemos estigmatizar a un adolescente que haya “sacado un porro” en una fiesta de nuestros amigos, porque nos estaremos equivocando seguramente o exagerando. Que lo haya hecho, no supone -en forma directa y causal- que les va a vender drogas a los otros, que nos va a robar algo de nuestra casa para poder comprar droga para consumir, o que es un “narco”!! Ante la presencia de un amigo de nuestros hijos que nos llegue la noticia o veamos que consume algún tipo de drogas, tenemos que intervenir si, claramente, pero no exagerar porque la exageración será contraproducente sobre todo en el vínculo con nuestros propios hijos.


5.        Dicho esto valgan estos consejos:


a.       El tema del consumo de alcohol, los enormes riesgos, consecuencias, qué hacer si “un amigo” se alcoholiza, etc, etc tienen que estar presentes en la conversación con nuestros hijos desde una edad más temprana de la que habitualmente creemos. Ya desde los 11 años tenemos que comenzar a hablar tranquilos pero explícitamente del tema. Y no se tiene que hablar una o dos veces sino en forma periódica.


b.      Tengamos presente, como cuento en las charlas, que la prevención comienza desde que son muy chicos, incluso desde el jardín de infantes, no hablándoles sobre alcohol y drogas pero sí fortaleciendo su carácter para ser “asertivos”, saber decir que no a la presión del grupo, ser capaces de canalizar bien sus sentimientos, mantener una vida sana, tener objetivos de vida que los alejen de la tentación de desafiar su vida en tonteras -picadas, competencias alcohólicas, etc-.


c.       Podría decirse que un chico a los 12 años ya está “formateado” en un 80% en su carácter para enfrentar o no el desafío. De allí en adelante sólo podemos hacer como padres correcciones de detalle (esperarlos a la vuelta de sus fiestas, acompañarlos en sus actividades deportivas y grupales, etc, etc) pero el grueso de lo que debíamos enseñarle para enfrentar situaciones riesgosas se da antes de la adolescencia.


d.      No esperemos que sea el colegio el que les hable sobre el tema (ni sobre éste ni tampoco sobre sexualidad y otras cuestiones sensibles). Más allá de la charla ocasional o la actividad cada tanto que pueda hacer el colegio, sólo la constante acción del día a día, en la mesa cuando se habla o en todos los momentos de familia que se puedan generar, es lo que verdaderamente cala hondo.


e.      Nuestros hijos no nos están escuchando (me dicen los padres)… pero nos miran!! Es muy importante predicar con el ejemplo. Esto vale desde lo más concreto (que el alcohol, el cigarrillo, las pastillas, etc no estén presentes de un modo determinante en nuestras vidas como padres –ojo que nuestros hijos no vean que solo nos matamos de la risa un sábado a la noche cuando nos hemos “tomado unos vinos” con nuestros amigos)
Si queremos que ellos hagan deportes… tienen que vernos hacer deportes! Si queremos que ellos participen en grupos juveniles que los contengan como grupos religiosos, scouts, o demás… pues entonces tienen que vernos participar!!


f.        Es importante que vean de nuestra parte una actitud “militante” respecto a la necesidad de que el alcohol no sigan avanzando en nuestra sociedad y produciendo estragos. Que vean que somos activos propulsores de que se controlen las publicidades! Que se controle la venta indiscriminada a menores, que se hagan controles de alcoholemia, que se combata la venta de drogas, que haya charlas en los colegios!! Que nuestros hijos sepan que para nosotros el tema es muy importante y que estamos muy comprometidos. Esto ayuda a que ellos también lo tengan como una “causa” similar a la ecología u otras y que su actitud sea activa frente al tema y los inhiba en el momento del desafío concreto de “tomar ese vaso de más” recordando lo que eso significa para ustedes!


g.       Los “círculos de contención” sirven mucho durante la adolescencia. Además del colegio es muy bueno que nuestros hijos participen de muchos grupos distintos: deportivos, religiosos, que se comprometan en distintas causas (grupos ecológicos, de ayuda social, de música, teatro, etc) , que participen del centro de estudiantes aquellos que les gusta. Esas responsabilidades asumidas frente a otros los condiciona cuando llega el momento del descontrol de una manera distinta a que si no le deben rendir cuentas a nadie, o sólo a sus padres. Cuando los amigos de su círculo chico están funcionando como “cómplices” y algunos de ellos lo están estimulando a llevar el consumo hasta el extremo, estos otros compañeros de grupos trabajan como contrapeso.


h.      Hay una cuestión bien profunda que es la actitud que estamos manteniendo nosotros ante la vida. Si estamos transmitiendo en el día a día con nuestros hijos una visión de esperanza, de que lo mejor está por venir! O si las noticias muy negativas sobre nuestro país, la política, la economía, los problemas laborales o económicos y nuestras propias decepciones y frustraciones puedan estar haciendo que transmitamos una impronta fatalista que -indirectamente- los mueva a ellos a pensar que “mejor vivir el presente, porque en el futuro no hay mayores perspectivas”. Revisar nuestra actitud es muy importante no sólo para este tema del alcohol y las otras drogas, sino en general. Se que es difícil, pero vale la pena!

¿Qué clima se respira en nuestros hogares?... vale la pregunta.


i.        Ahora yendo a algunos consejos más concretos:


                                                               i.      Es muy importante que los padres de los chicos que están saliendo juntos en grupos y más cuando son adolescentes, se comuniquen, se conozcan, conversen sobre criterios comunes, se reúnan (yo se que es toda una tarea pero es MUY NECESARIO). Padres y madres sin contacto con los otros, no podrá establecer criterios aislados sólo para su hijo o hija desentendiéndose de lo que ocurre alrededor y lo que deciden los otros padres. COMUNICACIÓN ENTRE PADRES, ACTITUD ACTIVA Y UNA ORGANIZACIÓN –grupos de mails para intercambiar información, tener los teléfonos y celulares de todos, reuniones periódicas- ES FUNDAMENTAL!!


                                                             ii.      Recordemos que los padres no somos amigos y mucho menos cómplices. Si creemos que el alcohol les hace mal a nuestros hijos y además sabemos que está prohibido por la ley que consuman y que se les ofrezca alcohol, entonces no caigamos en la tentación de contemporizar con ellos. Hacerlos probar, comprarles cerveza (para que no tomen fernet o Vodka!! Dejarlos a propósito -para ser padres “piolas”- solos en casa para que hagan su “previa” tranquilos, etc, etc Todo eso simplemente confunde a nuestros hijos! que esperan de nosotros criterios claros sobre lo que está bien y lo que está mal, lo que deben y no deben hacer, etc.

Lo mismo con criterios para la nocturnidad: con quién salir, hasta qué hora, cómo volver, etc, etc. Los enojos que puedan demostrarnos ahora por nuestras supuestas “inflexibilidades” son los agradecimientos que nos darán después a lo largo de la vida. DAR LOS LIMITES ES NUESTRA OBLIGAGCION COMO PADRES Y RECORDARLOS FIRMEMENTE DURANTE LA ADOLESCENCIA ES UNA TAREA A LA QUE NO PODEMOS RENUNCIAR.


                                                            iii.      De todos modos, seamos conscientes que, más allá de los criterios estrictos que traslademos a nuestros hijos, probablemente ellos convivan con chicos que han vivido otros criterios en sus propias casas. No podemos irlos separando de todos los chicos que piensen diferente. Hay que hablar seriamente con ellos y fortalecerlos mucho en la idea que “llegado el momento ellos están solos frente a los desafíos de la nocturnidad con gente amiga alrededor o no tan amiga, y que confiamos mucho en lo que ellos decidan” Es muy importante que los chicos se sientan muy apoyados por sus padres y no simplemente “custodiados”


                                                           iv.      Esperarlos siempre a la vuelta de su experiencia de nocturnidad despiertos, tener una breve conversación con ellos, ofrecerles algo de comer, un vaso de agua, es muy importante más allá del sacrificio que suponga.

Ir a buscarlos, brindar la posibilidad de que reúnan en nuestra casa con sus amigos (para poder ver cómo se desenvuelven nuestros hijos en su entorno, y que la discusión de si se reúnen con alcohol o sin alcohol se da mejor antes que después en el tiempo!!), etc, etc


                                                             v.      Les recomiendo que en algún momento que se de la oportunidad, hacer algún tipo de juego de roll play: ustedes hacen de hijos y sus hijos hacen de padre imitando circunstancias concretas: un hijo que vuelve borracho a la madrugada. Sus hijos como padres ¿Cómo actúan? Un hijo que choca y llama a su padre por teléfono, etc. Este tipo de “puestas en escena” son muy provocativas de reflexiones que valen la pena!


                                                           vi.      Si vivimos una experiencia de ver que nuestros hijos vuelven alcoholizados, el momento de “sermonear” no es allí. En caliente y en el momento en que se ha producido la crisis. Es mejor al otro día, tranquilos, conociendo mejor antes de “retarlos” el cómo, el cuándo, el con quien, etc.


                                                          vii.      Lo mismo si la experiencia con nuestros hijos adolescentes es de encontrar a nuestros chicos con algún tipo de drogas o con olor a ellas. El abordaje tiene que ser activo pero prudente. Recordemos  que NO NECESARIAMENTE ya son adictos (o hay que internarlos!!) Si sólo tenemos sospechas, es porque no se han dado todos los síntomas de una adicción ya desarollada y que un abordaje de nuestra parte en forma certera puede corregir el rumbo! Ya para esto no me animo a escribir generalidades porque en cada caso hay que ver bien los antecedentes. Es mejor que se hagan asesorar en cada caso por un profesional.

Estas son los algunas ideas “desordenadas” para pensar juntos.

No subestimemos el fenómeno del consumo de alcohol y de las otras drogas. Se está llevando 3.000 jóvenes muertos por año en Argentina por causas vinculadas directa o indirectamente con este consumo (y el doble de esa cifra de chicos y chicas que quedan lisiados sin mencionar los que sufren embarazos no deseados o algún tipo de violencia).

Por eso es importante que además de nuestra acción como padres, no subestimemos sumarnos como ciudadanos a esta lucha que venimos llevando varios de nosotros para que se asuma en forma rotunda el fenómeno de la nocturnidad completamente fuera de control en nuestro país.

Un abrazo
Sebastián