Artículo en La Voz del Interior
Entiendo que Daniel Passerini es una persona correcta. Y que está en política por una vocación genuina. Eso me alienta a escribirle como vecino preocupado.
Córdoba ha sufrido mucho
el marketing en estos años. Por sí mismo no es malo. Lo negativo es cuando se
utiliza para vender como cambios profundos lo que en realidad son acciones
cosméticas.
Los mismos problemas que
la ciudad tiene, desde que yo era joven, siguen pendientes. Y eso es muy
frustrante para los vecinos de siempre.
La mitad de la ciudad
sigue sin cloacas, la otra mitad poniendo al límite la sustentabilidad del Río
Suquía. Esto sólo ya es un proyecto descomunal, que debería activarnos, porque
el tiempo pasa y seguimos igual.
El desafío de reciclar
el 100% de la basura obliga a tomar medidas antipáticas, como que el recolector
no pase todos los días, si con esos recursos podemos hacer que las 70 mil
toneladas mensuales de residuos no queden sólo bajo una capita de tierra. En
términos medio ambientales la ciudad está muy atrasada (debería avergonzarnos
recibir “premios circulares”, en este sentido)
El transporte público
sigue siendo precario y no nos hemos animado a encarar una solución integrada y
estructural. Los que podemos andar en auto o moto seguimos transitando. Pero
los que no tienen otro medio, sufren.
Los barrios, sobre todo
los más alejados del centro, están requiriendo obras de todo tipo, desde
asfalto, baches, luminarias, arreglos, semáforos, limpieza de canales y de
lugares… cuando uno los recorre se los ve como estancados en el tiempo.
El centro está muerto:
los proyectos de cómo resucitarlo están sobre la mesa, pero… hay que concretarlos.
El desarrollo económico de la ciudad en general está amesetado y con una baja
importante, desde la pandemia. Los corredores comerciales de cada seccional,
muestran hoy su precarización. El turismo -sobre todo el internacional- está
disminuyendo, porque la oferta no es sólida (son fogonazos ocasionales).
El sólo título “que la
municipalidad funcione y que no trabe” sigue pendiente. Los vecinos que hacen
cola a la madrugada para un turno en el dispensario pueden confirmarlo.
A todos estos problemas
crónicos, se han agregado dos que son prioritarios: la inseguridad descomunal en
todos los barrios -esa tremenda impunidad instalada por la cual los delincuentes
nos roban a diario- y la favelización de muchos barrios populares de Córdoba
que nos vuelve una ciudad a punto de estallar en lo que hace a narcotráfico.
Su deber ante tanto
desafío es enfocarse en gestionar soluciones. Y no reincidir con marketing
distorsivo. ¿Es importante ser “govtech”, organizar congresos de nombres
rimbombantes o enseñar robótica en las escuelas municipales? Tal vez en otra
circunstancia. Ahora necesitamos un intendente compenetrado en dejar los
proyectos estructurales en marcha.
Sabemos que no podrá
presentarse para una reelección -no caiga en la tentación populista de cambiar
la Carta Orgánica para lograrlo-. Hablaría bien de usted, que no aproveche
estos cuatros años para privilegiar sólo aquellas acciones que eleven su
marketing personal, para saltar al siguiente escalón. No nos defraude.